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Hollywood, bastión de lo cursi

El caso del ‘hackeo’ de Corea del Norte

Fuentes: Rebelión

La novela del ‘hackeo’ del gobierno de Corea del Norte a la compañía de entretenimiento Sony, respecto a su película The Interview, la cual versa sobre el jefe de estado de aquella nación (seleccionada como una de las peores del año pasado [1]), demuestra una vez más el sentido, alcance y mediocridad que los medios […]

La novela del ‘hackeo’ del gobierno de Corea del Norte a la compañía de entretenimiento Sony, respecto a su película The Interview, la cual versa sobre el jefe de estado de aquella nación (seleccionada como una de las peores del año pasado [1]), demuestra una vez más el sentido, alcance y mediocridad que los medios de comunicación-distracción contemporáneos poseen, al interior de la estructura de confrontación de los gobiernos de occidente, léase Estado Unidos, este erigido como soberano absoluto del espionaje-información.

Ante la amplitud de recursos tecnológicos y logísticos del cine estadounidense, se contrapone ineludiblemente su ruinosa capacidad creativa y artística, con la cual somos saturados y atormentados cotidianamente; su carácter de ariete de la ideología de mantenimiento del statu quo impone una rigidez pauperizante, la cual nos arroja al abismo del séptimo arte a manera de repetido artilugio de distracción-agresión, en el que es imposible la existencia de la poesía argumental, visual, o melódica.

El aspecto de la histeria mediática de la supuesta imposición de censura por parte del lejano y aislado país del oriente llamado Corea del Norte, al público de EE.UU. salta a primera vista cuando comparamos la capacidad imperial desmesurada en la materia frente a los escasos recursos de su oponente. Es evidente allí la elaboración de un culebrón, en el cual el antagonista oprobioso es débil, con apenas recursos y el protagonista impoluto es poderoso y grandilocuente, algo muy común a todas las operaciones psicológicas de alcance militar realizadas para justificar ataques de todo tipo. Para esclarecer lo dicho basta con recordar simplemente que el Presidente de Sony es miembro de la junta directiva del ente conspirativo de Santa Mónica California al servicio del Pentágono, Rand Corporation [2].
 
Violaciones a los derechos a la libertad de expresión, chantajes del gobierno de Pyongyang, etc., son gritados, justo en el momento en que se hace notable la más draconiana censura y autocensura, violación de la intimidad y secretismo mayor en los propios Estados Unidos en todas las comunicaciones e informaciones, con una variedad de presiones económicas y políticas usuales en dicha sociedad, por parte justamente del gobierno que impone sanciones por el orbe argumentando causas similares. El castigo de por sí arbitrario, en el caso del gobierno norcoreano, surge de las elucubraciones de un ente tan opaco y sospechoso de ahogar la libertad como es el mismísimo FBI.

Las razones para infringir dichos escarmientos, cuando son expuestas por el más alto nivel a la vista en EE.UU. (el poder ejecutivo), no pueden sino causar hilaridad en quien intente asimilarlas a la realidad: «amenaza continua a la seguridad nacional, política exterior y economía de los Estados Unidos [3]» .

El sujeto social afectado presuntamente, Hollywood, cumple el papel de fábrica de sustento de la ideología estadounidense, siendo ostensiblemente un baluarte estructural en el control social. Allí es irradiada propaganda en su más pura acepción. Es difícil hallar allí algo parecido a la creación espontánea.

Mediante la parafernalia fílmica de esta industria de la distracción y la vacuidad, en muchos sentidos a lo que se nos impulsa es a la inmersión en el rol de blancos, de sujetos pasivos, dentro de una estrategia de guerra sostenida, en el fondo, entre los ricos versus los pobres; en otras palabras, la lucha de clases actual, en la cual se procura la efectiva manipulación e inmovilización masiva. Aquí vemos como se ha instaurado el espionaje en su más amplia acepción, como parte de una guerra psicológica en el campo de la información, destinada a la elaboración y/o prolongación de hegemonía [4]. Esto se coordina con modernas tareas cívico-militares vistas por doquier: el binomio garrote-zanahoria.

Estos métodos de acción sicológica implican actuaciones sugestivas, implicantes de emociones y sentimientos, cuyo eje es la propaganda y Hollywood es experto en la materia, junto con la acción compulsiva, relacionada con los instintos de conservación humanos, lo cual genera ambientes de angustia generando a su vez terror, coacción, violencia mental. Una estructura prescrita con el fin de paralizar despolitizando e imponiendo a la vez el pensamiento conservador como único válido en las puesta en escena; el bien y el mal, el individuo sobre lo colectivo, occidente contra el resto del mundo, el capitalismo como hecho natural, el mundo sin historia, etc.

El ostentoso aparato comunicacional holyvudense también es utilizado con el propósito de mantener realidades serviles conquistadas, por ello existen circunstancias especiales en las cuales son instauradas operaciones sicológicas de consolidación contra masas no necesariamente insurrectas u hostiles [5] , pues es latente la revuelta aún en los momentos políticos más tranquilos. Sabemos bien como la cinematografía estadounidense adormeciendo y el Pentágono conteniendo a las masas, se complementan.

Ya se avizoran nuevas formas de propagación tecnológica de los esquemas de dominación social existentes. Se augura el fin de la televisión de masas como la conocemos hoy, con programación a la carta, productores-difusores-consumidores en reemplazo de papel que tenemos actualmente como telespectadores-consumidores; con canales online, 60 horas de televisión al esta salir de la casa, en una omnipresente ‘galaxia-internet’ [6]. Con un panorama de tales características, no puede haber cabida en las sociedades sino para el entendimiento y la develación del colosal aparato de mantenimiento del orden injusto y violento, que constituye a través de las mentes la industria del entretenimiento y sus nuevas acechanzas.

Pretenden saber todo de nosotros y gobiernan hasta nuestras fantasías con la máquina comunicacional referida; desconectándonos de dicho ente y generando una fluidez cultural relacionada con nuestros intereses, habremos avanzado mucho en la derrota de la obnubilante propaganda cuyo paradigma planetario es Hollywood.

Como dice recientemente Ignacio Ramonet: «No nos olvidemos de que una sociedad conectada es una sociedad espiada, y una sociedad espiada es una sociedad controlada«. [7]

Si en las estrategias comunicacionales capitalistas todo es guerra y por tanto lo cursi es el clima general, para las formas comunales de aquellas ha de haber un ambiente de movilización inventiva, trasladando el eje del conflicto al campo del ímpetu de la razón creadora, comunicada, actuante y poética. Lo que se ha de impedir por todos los medios es la noción de aniquilamiento comunicacional, es decir, la incapacidad de transmitir solidaridades, sentimientos ancestrales; ello sería el fin de lo que nos hace humanos. 

Notas

[1] The Interview está preseleccionada como Peor Película en los premios Razzie 2015 http://www.alfabetajuega.com/noticia/the-interview-esta-preseleccionada-como-peor-pelicula-en-los-premios-razzie-2015-n-47342

[2] False Flagging the World towards War. The CIA Weaponizes Hollywood http://www.globalresearch.ca/false-flagging-the-world-towards-war/5421649

[3] Corea del Norte arremete contra EE.UU. por las sanciones tras el ciberataque a Sony http://cnnespanol.cnn.com/2015/01/04/corea-del-norte-arremete-contra-las-sanciones-de-ee-uu-tras-el-ciberataque-a-sony/

[4] Darío Andrés De Benedetti. La Contrainsurgencia Contemporánea. http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar/actas/Debenedetti.pdf/view

[5] Reglamento RC5-1. «Operaciones Psicológicas» del Ejército Argentino. http://www.catedras.fsoc.uba.ar/feierstein/Registros_del_%20horror.pdf.

[6] Ignacio Ramonet. El Fin de la Televisión de Masas. Le Monde Diplomatique. Español. No 231 enero de 2015.

[7] Ibídem.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.