La realidad y el deseo. ¡Cernuda superado! Lo deseado ya es real: ¡por fin el PIB español se dispara! ¡Y de qué manera, en torno a un 4,5%! ¡Lo nunca visto! Y además, por si fuera poco, de una forma que ejemplifica mejor que ninguna otra, más allá del fenómeno, yendo al noumeno, a la […]
La realidad y el deseo. ¡Cernuda superado! Lo deseado ya es real: ¡por fin el PIB español se dispara! ¡Y de qué manera, en torno a un 4,5%! ¡Lo nunca visto! Y además, por si fuera poco, de una forma que ejemplifica mejor que ninguna otra, más allá del fenómeno, yendo al noumeno, a la cosa en sí, las características esenciales del modelo económico español, europeo y mundial:
El PIB, un indicador más que discutido que explica, según algunos, el tamaño y la evolución económica de un país, un indicador que traduce en términos monetarios la suma de servicios y productos de una determinada comunidad, dará un gran salto este próximo otoño en España: ¡hasta un 4,5%! ¡Una inyección de, toma el frasco con Pancracio, unos 46.000 millones al PIB! ¡No está mal, pero que nada mal!
¿Desarrollo sostenible? ¿Mayor empleo digno? ¿Rectificación del capitalismo salvaje al que estamos sometidos? ¿Humanismo productivo? ¿Subida del cooperativismo? ¿Corrección del ecosuicidio? ¿Combate, esta vez, en serio contra el cambio climático? ¿Abandono real del disparate atómico? ¿Mayor productividad por mayor disposición obrera ante las nuevas coordenadas de las nuevas y humanas relaciones laborales? ¿Falsación a la totalidad, y lanzamiento al baúl de los desastres, de la reciente ley de contrarreforma laboral? ¿Los trabajadores/as están pasando a ser considerados algo más que mano de obra de (mal)contratar, usar, explotar, (mal)pagar y tirar, simples y baratos-compra-lo-barato «recursos humanos»?
Frío, frío, nada de eso: un simple cambio estadístico. ¡La matemática es la reina de las ciencias y de los milagros! ¿Qué cambio? El siguiente: la nueva cifra del PIB recogerá, como está mandado, el impacto económico de las drogas, el narcotráfico y el contrabando y la prostitución, uno de los mayores y más crecientes sectores lucrativos de la economía europea. El INE está recalculando el valor para cumplir con un reglamento de la humanísima y más que compasiva Comisión Europea y para satisfacer las recomendaciones aséptico-técnicas de Eurostat. ¡Son profesionales y con eso está todo dicho!
Los efectos del cómputo son de libro: menor déficit por supuesto y menor importe porcentual de la deuda pública. ¡La Alicia neoliberal en la Europa creativa de las trampas maravillosas! ¡Ni Carroll hubiera podido pensar en un mundo al revés así!
No entro ahora en la formas y fuentes para el cálculo. No es este el punto. Dejemos las drogas y el narcotráfico para otra ocasión. Centrémonos en la prostitución, una actividad considerada ilegal que ahora, de alguna manera, legalizamos al considerarla como una actividad económica más, como un servicio que merece computarse y registrarse.
Si es así, si va a ser así en breve, si nos alegraremos todos del incremento del PIB vía prostitución, incluyendo el maltrato, los secuestros, las violaciones, los engaños, las corrientes migratorias de mujeres de Europa del Este, ¿por qué no cambiamos el chip en profundidad, sin miedo, con coraje, sin «miramientos estúpidos», como si habláramos por ejemplo -¿por qué no?- de privatizar otra necesidad humana, respirar, por ejemplo?
Si la prostitución es un servicio productivo que debe contabilizarse en la riqueza de un país, obremos en consecuencia. ¿Por qué no impartimos ciclos formativos de grado medio y superior -eso si, a partir de los 18 años, no antes-, para nuestros jóvenes y nuestras jóvenes, con sus prácticas correspondientes no remuneradas? ¡Prácticas de prostitución para aprender «a hacerlo mejor»! ¿Y alguna ingeniería de prostitución asociada a estos ciclos? ¿En qué Politécnicas? Ya pensaremos en el profesorado adecuado.
¿Y por qué no, por miedo? ¿No está entre nosotros, no la vemos por todas partes, no la registramos? ¡Pues adelante siempre adelante! ¡Seamos eficaces! Como cualquier otra formación, como cualquier otra carrera. ¡Es una actividad económica más!
¿Que es un escándalo como gritaba-cantaba el cantante preferido de doña Carmen Polo? Veamos, veamos. Las ayudas públicas comprometidas con la banca española ascienden a más de 100.000 millones, la 10% parte del PIB (según el cómputo anterior eso sí). El Estado, es decir, la ciudadanía, ha inyectado directamente 61.495 millones en capital, de los que se han recuperado 1.760 millones, menos del 3%, un 2,86% exactamente. ¿Y el importe restante? The answer, my friend, is in the wind. In the wind!
¿Alguien se escandaliza por ello? ¿Ven a De Guindos o don Mas-Colell comentando, protestando, señalando que no puede ser, que el papel de un gobierno democrático no es apuntalar las cuentas y los negocios de los ricos, de los poderosos y descreadores del mundo y sus pobladores? ¿No los ven?… Pues tomemos nota.
Si no nos escandalizamos por un robo social y económico de estas dimensiones mientras más del 20% de la ciudadanía está por debajo del umbral de pobreza, ¿por qué vamos a tirarnos de los pelos si una actividad productiva, profesional mejor, con tantos rendimientos económicos se imparte en adecuadas condiciones en nuestros centros de enseñanza y formación? ¿Cuál es el problema?
¡Todo sea por el PIB y la eficacia en nuestros servicios! ¿No es este el tema central? ¡No hay que coger el dinero y correr a toda pastilla, sea como sea, a costa de quien sea!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.