Lloyd George exige al canciller Wirth renunciar al Tratado o a la Conferencia Ese texto, que constituía un verdadero acto de provocación por parte de las potencias occidentales, lleva a la delegación rusa a contactar en las horas siguientes con la delegación alemana que era mantenida un poco aparte de la conferencia por París […]
Lloyd George exige al canciller Wirth renunciar al Tratado o a la Conferencia
Ese texto, que constituía un verdadero acto de provocación por parte de las potencias occidentales, lleva a la delegación rusa a contactar en las horas siguientes con la delegación alemana que era mantenida un poco aparte de la conferencia por París y Londres. Esas capitales esperaban convencer a los rusos soviéticos para que cumplieran las condiciones mencionadas más arriba o, en cualquier caso, una parte de ellas para, luego, negociar con los alemanes en una situación más favorable. La cuestión rusa era claramente prioritaria.
Adolf Iofe, uno de los responsables de la delegación soviética, telefoneó a los alemanes a la una de la mañana del domingo de Pascua, 16 de abril de 1922, para proponerles un encuentro inmediato con el fin de tratar de llegar a un acuerdo bilateral. La biografía de Walter Rathenau, el ministro alemán de Economía, cuenta que los miembros de la delegación alemana se reunieron en pijama en su habitación de hotel para decidir si aceptaban la invitación soviética. La aceptaron y catorce horas más tarde, el domingo 16 de abril de 1922, a las 17:00 horas, el Tratado de Rapallo era firmado entre Alemania y la Rusia soviética. 1 Ese tratado comportaba la renuncia mutua a cualquier exigencia de orden financiero, incluidas las reclamaciones alemanas correspondientes a los decretos soviéticos de nacionalización «a condición de que el Gobierno de la R. S. F. S. R. no dé satisfacción a reclamaciones similares introducidas por otros Estados». 2 Hay que señalar que la Rusia soviética era en eso coherente con la posición que el Gobierno soviético había adoptado en materia de propuesta de paz desde el día después de la revolución: una paz sin anexiones y sin reparaciones. Recordemos que el Imperio alemán había impuesto a Rusia en marzo de 1918 condiciones draconianas, cuando la firma del Tratado de Brest-Litovsk, anexando territorios rusos y exigiendo una compensación de guerra muy fuerte. Ese tratado había sido anulado en junio de 1919 por el de Versalles, por el que las potencias occidentales imponían a la República alemana una amputación de su territorio y fuertes reparaciones. Por su lado, por el Tratado de Rapallo, la Rusia soviética firmaba un tratado de paz que contenía un renunciamiento mutuo a las reparaciones y eso a pesar de que el artículo 116 del Tratado de Versalles le daba derecho a Rusia a obtener indemnizaciones financieras por parte de Alemania. Esa gestión de la Rusia soviética era también coherente con los tratados que había firmado en 1920-1921 con las repúblicas bálticas y con Polonia. Otra cláusula del Tratado de Rapallo preveía que Alemania financiaría la creación de empresas mixtas destinadas a reforzar el comercio entre los dos países. En resumen, el Tratado de Rapallo, firmado a iniciativa de la delegación soviética, constituyó una respuesta firme a la actitud muy agresiva y dominadora de las potencias occidentales.
A continuación, la delegación soviética se tomó su tiempo para comunicar su respuesta oficial a las potencias occidentales, en reacción a las exigencias formuladas el 15 de abril por las mismas.
Le Petit Journal (El Pequeño Diario) del 20 de abril de 1922
Traducido por Griselda Piñero
Notas:
1 Op. Cit.,Carr, T. 3, p. 385
2 Tratado de Rapallo, 16 de abril de 1922, artículo 2, citado por Alexander N. SACK, Les réclamations diplomatiques contre les soviets (1918-1938), Revue de droit international et de législation comparée, p. 288. Para la versión inglesa véase: http://heinonline.org/HOL/LandingPa…
Parte 1: Rusia: el repudio de las deudas en el núcleo de las revoluciones de 1905 y de 1917
Parte 2: De la Rusia zarista a la revolución de 1917 y al repudio de las deudas
Parte 3: La revolución rusa, el repudio de las deudas, la guerra y la paz
Parte 4: La revolución rusa, el derecho de los pueblos a la autodeterminación y el repudio de la deuda
Parte 5: La prensa francesa a sueldo del Zar
Parte 6: Los empréstitos rusos no mueren nunca
Parte 7: El gran juego diplomático alrededor del repudio de las deudas rusas
Parte 8: En 1922, nuevo intento de las potencias acreedoras de someter a los Sóviets
Eric Toussaint es maître de conférence en la Universidad de Lieja, es el portavoz de CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia. Es autor de diversos libros, entre ellos: Procès d’un homme exemplaire , Ediciones Al Dante, Marsella, 2013; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad , Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global , El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos , Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique , Le Seuil, París, 2012. Este último libro ha recibido el premio Prix du livre politique, otorgado por la Feria del libro político de Lieja. Ultimo libro: Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015. Es coordinador de las publicaciones Comisión de la Verdad Sobre la Deuda.