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El dedo en la llaga

Fuentes: Rebelión

La edición de lunes 4 de abril del diario El Telégrafo inserta una extensa carta de Lenin Moreno dirigida a Doris Soliz, secretaria ejecutiva de Alianza País en que, a título de reflexiones, plantea varios cuestionamientos a la política de la organización, de cuya dirección nacional él mismo forma parte. Una de las frases del […]

La edición de lunes 4 de abril del diario El Telégrafo inserta una extensa carta de Lenin Moreno dirigida a Doris Soliz, secretaria ejecutiva de Alianza País en que, a título de reflexiones, plantea varios cuestionamientos a la política de la organización, de cuya dirección nacional él mismo forma parte. Una de las frases del ex vicepresidente de la República afirma: «Debemos ser autocríticos y reconocer que no hemos logrado cambiar el yo interior de nuestro pueblo», por lo que en su seno están vigentes los valores capitalistas y no los socialistas. La necesidad de la autocrítica ya fue planteada por el presidente Rafael Correa la noche misma de febrero, cuando la gran derrota electoral de Alianza País.

Entonces él fustigó la mentira según la cual se hallaban organizados 4.000 Comités de la Revolución Ciudadana, cuando – así manifestó- en realidad no llegaban a 400. Entonces se habló de lo pernicioso que era el sectarismo, mal que esa noche inauguró una nueva etapa de equivocaciones, cuando algún socialista lanzó la consigna de «reelección presidencial», tras la cual se movió la militancia dejando de lado los graves problemas de la economía nacional y las carencias de los sectores populares, mientras se subestimaba la necesidad de la «formación política» de la militancia y el pueblo. Punto este último en que Lenin Moreno insiste reiteradamente.

Otros temas destacados de la carta se refieren a la «necesidad de profundizar la reforma agraria» tesis muy justa en un país donde superviven los latifundios y la postergación tradicional de los campesinos, como puede verse en los millares de madres con sus hijos abandonando el campo para vender chiclets o loterías en las ciudades. Además, la exigencia al respecto encaja en la repetida declaración del presidente Correa: «sin revolución agraria no hay Revolución Ciudadana».

En fin, la carta de Lenin Moreno, que se la puede conseguir íntegra -cinco páginas- en Internet, viene a poner el dedo en la llaga, pues toca de frente y con hondura los problemas básicos del movimiento y del proceso mismo. Con la ventaja de que la carta es documento público y, por tanto, servirá para animar un movido debate; si la hubiera hecho privada, bien podría haber acabado en alguna gaveta burocrática.

El mismo día el periódico publica una larga entrevista -8 columnas- a Doris Soliz, íntegramente encaminada a puntualizar y comentar la temática expuesta en la carta. La entrevista comienza con esta expresión: «Hay que señalar que la carta del compañero Lenin Moreno es un documento interno de reflexión con y para la militancia…» Esta expresión de la destacada dirigente de Alianza País no repara en el hecho de que la mencionada carta circula ya más allá de la militancia, como debe ser, pues trata de asuntos que no competen únicamente a los militantes de esta organización sino a todo el pueblo, pues fueron millones de ciudadanos y ciudadanas los que dieron los repetidos triunfos a Rafael Correa y Alianza País.

Todos ellos están en el derecho de pedir cuentas sobre los pasos que se vienen dando en el proceso, pues de otro modo se caería en el viejo vicio de la partidocracia: invocar al pueblo para las urnas y después, arréglate como puedas.

Privarles a los electores del conocimiento de lo que sucede en País resulta, pues, una manifestación de sectarismo, que no ha tenido ninguna revolución en el mundo, al menos en sus comienzos.

Lenin, el conductor de la Revolución Rusa de 1917, admitía en el periódico Pravda escritos opuestos a su política, como fuera el caso de Trotski.

Mao Tse-Tung, líder de la Revolución China, supo juntar diversas fuerzas y partidos, que le permitieron el triunfo en 1948. Por eso la bandera de China tiene cinco estrellas, la del Partido Comunista y las de otros cuatro partidos menores que combatieron por la misma causa. En cuanto a la Revolución Cubana, es histórico el combate abierto y público de Fidel Castro contra el sectarismo, en los comienzos de la Revolución misma. Así, sin ocultar la verdad, educó al pueblo cubano en la necesidad de preservar a la Revolución de ese cáncer llamado sectarismo.

Estos ejemplos deberían ser conocidos y analizados en las Conferencias Ideológicas a las que se alude en la mencionada entrevista.

Blog del autor: http://galarzajaime.blogspot.com