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Cronopiando

El destello de Basagoiti

Fuentes: Rebelión

Sea porque la Navidad todo lo ilumina o porque hasta la piedra evoluciona, de improviso, Basagoiti ha estado a punto de reconocerse abertzale. Y si no a tanto, en un repentino destello de lucidez, ha descubierto, finalmente, que el País Vasco es otro país. Lo aseguró en estos días cuando, insatisfecho con los votos obtenidos […]

Sea porque la Navidad todo lo ilumina o porque hasta la piedra evoluciona, de improviso, Basagoiti ha estado a punto de reconocerse abertzale. Y si no a tanto, en un repentino destello de lucidez, ha descubierto, finalmente, que el País Vasco es otro país.

Lo aseguró en estos días cuando, insatisfecho con los votos obtenidos en Euskadi, se quejaba amargamente de que los vascos residentes en Andalucía, Castilla y otras regiones españolas, no pudiesen votar en las elecciones vascas, a diferencia de los vascos residentes en Argentina, México y otros países del mundo que sí pueden hacerlo. «El mismo derecho que tiene el vasco que vive en Buenos Aires a votar en las elecciones vascas debe tenerlo el vasco que vive en Sevilla» venía a lamentar Basagoiti la discriminación que impide a los que cifra en 200 mil vascos el seguro respaldo a su persona.

Razón tiene Basagoiti al pretender, aunque las leyes de su estado aún no lo reconozcan, que todo vasco que viva en el extranjero, sea Buenos Aires o Sevilla, tiene derecho a votar en el País Vasco. De hecho, algún día, la Junta Central Electoral Vasca dispondrá del censo de toda esa diáspora que empujada por la guerra, el desempleo, la represión… vive en el extranjero y de la que ya Basagoiti dispone de cifras.

Y cerca estuvo, aunque el destello, por fugaz, no diera para tanto, de seguir barruntando felices consecuencias y así descubrir que, con el mismo derecho, los bonaerenses, sevillanos y demás extranjeros que viven en el País Vasco también podrán votar en las elecciones de sus respectivos países.