Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
El documental de Firas Fayad sobre un centro médico sirio ha sido nominado para los Premios Óscar, en competición con otro documental sirio «For Sama»
La doctora Amani (centro) y el doctor Alaa (derecha) en el quirófano del hospital Subterráneo conocido como «la Cueva» (Un documental de producción danesa)
Estoy a mitad de una conversación por Skype con el cineasta sirio Firas Fayad, que vive en Dinamarca, cuando una voz extraña interrumpe la comunicación.
«Es la señora de la limpieza», dice el director. «En estos momentos estoy en un hotel. Estaba viajando y he reservado una habitación en Airbnb».
Me río.
El director de cine sirio Firas Fayad (AFP)
«No pensabas que las películas nos permiten ganar dinero, ¿verdad?», continúa.
Este chocante interludio marca un respiro momentáneo del torrente de palabras y emociones que se han adueñado de la conversación de dos horas y media que mantengo con el nominado al Óscar, así como un recordatorio de la realidad escasamente glamurosa de gran parte de la cinematografía que participa en los premios de 2020.
Conocí a Fayad por primera vez hace diez meses en Qumra, con ocasión de un evento de la industria cinematográfica de Doha, donde se proyectaron veinte minutos de The Cave, su segundo documental, para un pequeño grupo de productores y programadores de festivales. La película está producida por Danish Documentary Productions y en Estados Unidos es distribuida por National Geographic.
Ese metraje de The Cave, que se centra en la vida en un hospital en el este de Ghuta, fue brutal, desgarrador y muy perturbador. Fue aún más angustioso por la ausencia de una narrativa tangible que hiciera que el derramamiento de sangre tuviera algún sentido.
Pero tuvo un gran impacto: desde entonces The Cave ha recibido grandes elogios, sobre todo en el circuito de los festivales. También es una de los dos largometrajes ambientados en Siria que han sido nominados para el Óscar al mejor documental junto a For Sama, codirigido por Waad Al-Katib y Edward Watts. Hace que Fayad sea el único director de cine árabe en recibir dos nominaciones a los Premios de la Academia, y solo el segundo director a nivel general después del palestino Hany Abu Asad (Paradise Now y Omar).
«El enfoque de los nominados de este año en asuntos globales imperiosos y urgentes muestra la tendencia de la Academia a adoptar una posición política hacia las injusticias y los mandatos despóticos», dice. «Y estoy orgulloso de formar parte de eso».
Nacimiento de un cineasta
The Cave comparte mucho con Last Men in Aleppo, el debut de Fayad en 2017, que detallaba cómo el servicio de rescate de los Cascos Blancos trataba de salvar a los civiles de esa ciudad en el apogeo de la guerra siria.
La figura central de The Cave es una pediatra y médica de cabecera, la Dra. Amani Balur, una testigo activa de la incesante carnicería que no tiene poder ni influencia para detenerla. Al igual que en el caso de los Cascos Blancos, no hay un final perceptible para sus esfuerzos. Nunca vemos su vida fuera de su hospital en el este de Ghuta: Fayad no concede a la audiencia el lujo de un respiro.
Amani Balur, una de las médicas del hospital, examina los escombros en el este de Ghuta (Danish Documentary Production)
El rodaje lo llevaron a cabo tres camarógrafos de Damasco, que entre 2016 y 2018 estuvieron filmando bajo su dirección.
«Aunque mi prioridad era documentar lo que estaba sucediendo en el hospital, no quería filmar con cámaras de mano que resultan inestables», dice. «Quería tener más fotogramas, por eso recluté camarógrafos con gran experiencia en fotografía. Naturalmente, eso nos llevó mucho tiempo pero terminamos con más de 400 horas de fotos».
La cámara nunca abandona la instalación subterránea y capta el caos, la violencia atroz y la claustrofobia insufrible de un infierno terrenal con una autenticidad inquebrantable. El lema de «La esperanza brilla en los lugares más oscuros» no podría ser más engañoso.
Las explosiones sacuden el este de Ghuta cuando las fuerzas del gobierno sirio machacan barrios con ataques aéreos (Danish Documentary Production)
La inquebrantable ferocidad de Last Men y The Cave no se evidencian en el comportamiento de Fayad. Con treinta y tantos años, su rostro juvenil de ojos melancólicos está cubierto de un nutrido conjunto de canas, lo que trasmite un palpable cansancio. Su éxito le ha ampliado sus opciones: los proyectos actuales en desarrollo incluyen su primera incursión en la ficción narrativa.
Pero los logros profesionales de Fayad no han mitigado aún el trauma del encarcelamiento y la violación que sufrió al comienzo de la guerra en Siria. La realización de películas documentales no figuraba entre los planes iniciales de Fayad cuando era un adolescente que estudiaba cine en Siria a principios del nuevo siglo.
«En el pasado quería hacer grandes películas épicas, como Lawrence de Arabia y melodramas de aventuras», dice. «La filmación de documentales no era algo que tuviera proyectado hacer cuando estudiaba cine».
Su familia, que era laica y políticamente liberal antes de la guerra, vivía en una granja entre Alepo y Ebla. Su padre, investigador político, mantenía una postura antagónica hacia el nacionalismo árabe baazista de Asad, pero no apoyaba al partido comunista opositor. Tampoco apoyaba a la Hermandad Musulmana, a quien, recuerda Fayyad, consideraba tan «fascista» como el resto de grupos que dominaban el panorama político de la época.
Es esta educación políticamente no afiliada la que ha nutrido el humanismo de Fayad: un componente integral de su filmación es que trata a todas las personas por igual y sin prejuicios.
La otra persona que moldeó su cosmovisión fue su madre kurda, quien, enfrentando las amenazas inminentes de Sadam Husein durante la guerra de Iraq e Irán de la década de 1980, entrenó con vehemencia a sus hijos sobre cómo sobrevivir en diferentes situaciones.
En un determinado momento, los servicios de seguridad de Asad registraron la casa familiar de Fayad sospechando que su padre había escrito artículos en contra del régimen. Su padre pudo quemar todos sus escritos antes de que llegaran. Pero, a pesar de que los oficiales no encontraron ningún material incriminatorio, el hecho de que la casa careciera de una foto enmarcada de Al-Asad hizo que insultaran y golpearan al padre de Fayad delante de su hijo.
«Esto infundió odio en mi corazón no solo por el régimen de Asad, sino por todos los gobernantes autoritarios», dice Fayad. «También me hizo detestar la idea de un dominio partidista; me hizo darme cuenta de que lo que importa es el individuo, independientemente de su afiliación política e ideológica».
Este puro instinto de supervivencia y desdén por cualquier figura autoritaria es lo que ha impregnado el trabajo de Fayad hasta la fecha. Su familia sigue aún bloqueada en Siria.
Un país arrasado hasta los cimientos
El primer roce de Fayad con las autoridades sirias se produjo en 2011, poco antes del intento de revolución. En el momento en que intentaba hacer On the Other Side, su primer largometraje no terminado, sobre el poeta sirio opositor Ja’far Haydar, que tuvo que exiliarse en la República Checa durante la década de 1980 y utilizó la lengua árabe para promover los ideales de libertad y desafío del nacionalismo árabe.
Fayad fue arrestado durante ese rodaje en Siria, inicialmente por tres meses. «Me torturaron. Me violaron», recuerda. «Fui testigo de la tortura perpetrada contra mujeres, niños y ancianos. Me torturaron a causa de una mera película».
La Dra. Amani Balur en uno de los túneles que acceden al hospital: la destrucción en superficie ha obligado al personal médico y a sus pacientes a buscar refugio subterráneo (Danish Documentary Productions)
Diferentes organizaciones, especialmente Reporteros sin Fronteras, consiguieron que las autoridades aceptaran su liberación. Su primer arresto no le disuadió de seguir filmando, pero fue detenido más tarde ese mismo año, esta vez durante un período de 12 meses.
«No pensé que fueran a soltarme», dice. «Vi a prisioneros torturados hasta la muerte y supuse que mi destino sería el mismo. En algún momento deseé morir para que aquella tortura bestial acabara. Me dijeron que no volvería a ver la luz del día, que nadie podría acudir en mi ayuda, que nunca volvería a hacer películas».
Fayad fue finalmente liberado por la inteligencia siria en 2012 después de la intervención de la ONU. Había estado detenido durante 12 meses: al salir, se sorprendió al descubrir que pueblos y ciudades enteros habían quedado arrasados durante su encarcelamiento.
Comenzó a documentar esta destrucción para lo que eventualmente se convertiría en el punto de partida de The Cave. Luego escapó a Jordania en 2013, aunque más tarde regresó a Alepo de incógnito, a través de Turquía, para filmar más de 150 horas de material que terminó formando la base de ambas películas.
Sin embargo, Fayad no tenía ideas preconcebidas sobre lo que iba a hacer con los metrajes. En ambos casos, dice, las historias surgieron orgánicamente, con los protagonistas en cada uno determinando su narrativa dramática y dirección.
Ambas películas están impulsadas por el deseo de Fayad de colocar a la audiencia en la piel de sus personajes sirios, de empujarles mediante el audio hasta la implacable ferocidad de la violencia que se desarrolla, recreando la experiencia física de la guerra.
«Como sirio, tengo una obligación con mis compatriotas», dice. «No puedo limitarme a transportar a los heridos y enterrar a los muertos. Ya no puedo llevar armas y defender el lugar donde reside mi familia. Lo único que puedo hacer ahora es exponer la verdad, mostrar lo que está sucediendo en Siria a la audiencia más grande posible».
Y continúa: «También quería establecer la posibilidad del heroísmo en medio de la desesperación. No quería ver a otro hombre blanco viniendo a salvarnos. Quería mostrar a nuestros héroes tal y como son».
«Las herramientas de que dispongo»
Se considera que For Sama es más probable ganadora en la carrera por los Óscar, en caso de que pueda vencer a la favorita, American Factory, distribuida por Netflix en virtud del acuerdo alcanzado con Barack y Michelle Obama.
Es comprensible: For Sama se apoya en una narrativa directa, una heroína entrañable que es su codirectora y una conclusión liberadora cuando Al-Katib escapa de Siria. Es inmensamente emocional y sin duda potente, una historia de esperanza perdida y encontrada que es muy dura y sincera.
La Dra. Amani Balur tratando a los niños supervivientes de un ataque químico (Danish Documentary Productions)
Pero su pulcra narrativa suaviza las aristas más ásperas. El metraje es realmente desconcertante, pero lo que finalmente perdura es su camino hacia la seguridad. En ese sentido, For Sama es posiblemente el relato más completo de la guerra siria: una conmovedora historia de amor, coraje y sacrificio, así como un testimonio de los crímenes de Asad.
En contraste, The Cave no tiene trama alguna para enmarcar los esfuerzos de Amani dentro de una narrativa significativa. No hay ninguna solución tangible para la pesadilla que se desarrolla, ningún impacto emocional que inyecte alguna catarsis. También es más complejo: no todos los que aparecen en The Cave son complacientes. Amani se presenta como una feminista desafiante que eligió casarse tarde y mantener su independencia. Desafía constantemente a las fuerzas dominantes del patriarcado, incluidos los padres de las víctimas que le dicen que «el mejor lugar para las mujeres es el hogar».
La película ha sido criticada por una posible sobreproducción debido a sus elaborados aspectos visuales y su música emotiva. Sin embargo, Fayad no está de acuerdo con esa percepción.
«Mi objetivo principal es crear una experiencia lo más inmersiva posible en lo que sucede sobre el terreno», dice. «Tengo derecho a usar las herramientas a mi disposición para recrear ese efecto. La música transmite la ira discreta de mis personajes. Se trata de preferencias personales. Podría haber adoptado un enfoque más crudo, pero no quise».
«Estoy documentando los horrores de la guerra, pero también estoy creando cine. No creo que los dos aspectos deban ser mutuamente excluyentes».
Entrada denegada en Estados Unidos
A pesar de todos los elogios que han recibido, las películas de Fayad apenas se han proyectado en Oriente Medio y África del Norte, donde la mayoría de los documentales sirios se ignoran.
Fayad cree que esto refleja la postura de los gobiernos, que son quien a menudo financian los festivales de cine en esa zona del mundo, hacia lo que llama la «revolución siria», que describe como «una resistencia pacífica, civil y secular que fue secuestrada por los islamistas y mancillada por el gobierno».
Esa postura quedó patente en recientes comentarios efectuados en el Festival de Cine de El Cairo, cuando se acusó a los nominados sirios al Óscar de satisfacer los gustos de los votantes de la Academia al reflejar un «retrato victimizado» de Siria.
El Dr. Salim (izquierda) sostiene un mechero para que Amani lo sople durante la celebración de su cumpleaños en el hospital (Danish Documentary Productions)
En las últimas semanas Fayad se hizo un hueco en las cabeceras cuando se le denegó el visado de entrada en EE. UU. Aunque el largo y absurdo procedimiento ha quedado finalmente resuelto.
A Fayad se le concedió en 2018 un visado para negocios y turismo para Last Men, lo que le permitió realizar múltiples visitas a los EE. UU. para tareas de promoción. Pero cuando solicitó nuevamente el mismo visado hace unas semanas, le dijeron que no podían hacer un duplicado, ya que mientras tanto había usado un visado diferente (el 01 – para aquellos que tienen una habilidad extraordinaria en las artes y las ciencias) para las posproducción de The Cave.
Conclusión: a Fayad se le negó el permiso para entrar en EE. UU. Disney, la compañía matriz de National Geographic, hizo nuevos intentos, pero fue en vano. La comunidad documental y de entretenimiento se solidarizó con él -aunque las organizaciones árabes brillaron por su ausencia- y, finalmente, se le otorgó el visado. Pero esa experiencia sin sentido ha dejado a Fayad intimidado.
«Me he preparado para no seguir sintiéndome conmocionado emocional o mentalmente, pero todavía no puedo aceptarlo. Pero esto no va solo de mí. Tengo la suerte de estar donde estoy, pero hay muchas personas que no cuentan con voces o nombres que puedan ayudarles en pruebas similares.
Necesitamos desafiar las narrativas que políticos tortuosos aplican a las personas tratando de doblegar la verdad en su propio beneficio. Es necesario que nos esforcemos colectivamente para cambiar esa realidad».
Joseph Fahim es un crítico y programador de cine egipcio. Es el delegado árabe del Festival de Cine de Karlovy Vary, exmiembro de la Semana de la Crítica de Berlín y exdirector de programación del Festival Internacional de Cine de El Cairo. Es coautor de varios libros sobre el cine árabe y colabora con diversos medios de Oriente Medio, entre ellos el Middle East Institute, Al Monitor, Al Jazeera, Egypt Independent y The National (E.A.U.), etc.
Fuente: https://www.middleeasteye.net/discover/oscars-best-documentary-the-cave-syria-feras-fayyad
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