Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Las noticias económicas se siguen concentrando en los bancos y la vivienda, mientras aumenta la amenaza para el dólar de EE.UU. resultante de masivos déficits presupuestarios federales en los años fiscales 2009 y 2010.
Previamente en este año el valor de cambio del dólar subió respecto a otras divisas, como ser el euro, la libra del Reino Unido y el franco suizo, ante las cuales el dólar había estado bajando continuamente. El alza del dólar aumentó la complacencia de los responsables políticos de EE.UU., a pesar de que el alza se debía a la huída de instrumentos financieros demasiado apalancados y mercados bursátiles en caída hacia valores «seguros»del Tesoro. Desde abril, sin embargo, el dólar ha caído continuamente a medida que inversionistas y bancos centrales extranjeros se daban cuenta de que es probable que se moneticen los masivos déficits presupuestarios federales.
Lo que suceda con el dólar será el motor crucial de lo que nos espera. El escenario más probable será desagradable.
Los socios comerciales de EE.UU. no tienen excedentes de comercio suficientemente grandes como para financiar un déficit presupuestario federal crecido a 2 billones de dólares por guerras innecesarias, recesión, rescates, y programas de estímulo. Además, la preocupación por el futuro del dólar ha llevado a que los acreedores extranjeros de EE.UU. busquen alternativas a la deuda de EE.UU. en las cuales tener sus reservas extranjeras.
Según un reciente informe en la edición en línea de Pravda, el banco central de Rusia tiene ahora una mayor parte de sus reservas en euros que en dólares de EE.UU. El 18 de mayo Financial Times informó que China y Brasil consideran la posibilidad de dejar de lado el dólar y realizar su comercio mutuo en sus propias divisas. Otros informes dicen que China ha aumentado sus reservas de oro en un 75% en los últimos años.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, ha expresado públicamente su preocupación por el futuro del dólar. Responsables estadounidenses, arrogantes, llenos de orgullo y sus economistas serviles ignoran las advertencias chinas, argumentando que los chinos no tienen otra alternativa que apoyar el dólar comprando tinta roja de Washington. De otra manera, dicen, China puede perder el valor de su gran cartera en dólares.
China lo ve de otra manera. Para los funcionarios chinos es obvio que ni China ni todo el mundo tienen suficiente dinero sobrante para comprar 4 billones de dólares en valores del Tesoro en los próximos dos años. Según el Telegraph de Londres del 27 de mayo, el presidente de del Banco de la Reserva Federal de Dallas, Richard Fisher, fue repetidamente interrogado por altos responsables del gobierno chino durante su reciente visita sobre si la Reserva Federal va a financiar el déficit presupuestario de EE.UU. imprimiendo moneda. Según Fisher: «Me deben haber preguntado más de cien veces en China. Me preguntaron en cada reunión por nuestras compras de valores del Tesoro. Parecía ser la principal preocupación de los que han invertido sus excedentes sobre todo en EE.UU.»
El secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner, fue a China a calmar los ánimos. Sin embargo, antes de su llegada, un portavoz del banco central chino transmitió a Geithner el mensaje de que EE.UU. no debe asumir que China seguirá financiando los extravagantes presupuestos de Washington. El gobernador del banco central de China llama a abandonar el dólar como moneda de reserva, y que se utilicen los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional en su lugar.
La política de «cañones y mantequilla» del presidente Lyndon Johnson durante los años sesenta obligó al presidente Richard Nixon a eliminar el respaldo en oro que el dólar tenía como moneda mundial de reserva, colocando a los bancos centrales extranjeros en el mismo estándar de dinero sin cobertura como la economía de EE.UU. En sus primeros cuatro meses, el gobierno de Obama ha superado al presidente Johnson. En lugar de terminar la guerra, Obama ha expandido la guerra de agresión de EE.UU. en Afganistán y la ha extendido a Pakistán. La guerra, los rescates, y los planes de estímulo han impulsado un 50% del presupuesto operativo anual del gobierno hacia las cifras rojas.
La irresponsabilidad financiera de Washington presiona al dólar y al mercado de bonos de EE.UU. El presidente de la Reserva Federal, Bernanke, pensó que podía reducir los tipos de interés sobre valores del Tesoro comprando 300.000 millones de dólares de esos valores. Sin embargo, el resultado fue una aguda caída en los precios de los bonos del Tesoro y un aumento en las tasas de interés.
Mientras sigue la monetización de la deuda federal, las tasas de interés de EE.UU. seguirán subiendo, empeorando los problemas en el sector de bienes raíces. El dólar seguirá perdiendo valor, haciendo que sea más difícil que EE.UU. financie su déficit presupuestario y comercial. La inflación interior asomará su fea cara a pesar del alto desempleo.
Los incompetentes que dirigen la política económica de EE.UU. han creado una tormenta perfecta.
El plan de Obama, la Reserva Federal y Wall Street para que EE.UU. salga de sus problemas gastando dinero se está desintegrando. Los gastos imprudentes hacen bajar el dólar y subir los tipos de interés.
Todos los sectores de la economía de EE.UU. tienen problemas. Antiguas compañías manufactureras se han convertido en compañías de mercadeo que tratan de vender sus bienes hechos en el extranjero a consumidores del interior cuyos puestos de trabajo han sido enviados al extranjero. Gran parte de lo que queda de la manufactura de EE.UU. – la industria automotriz – está en bancarrota. Más decadencia vendrá en la vivienda y en los bienes raíces comerciales. El dólar va cayendo y las tasas de interés en aumento, a pesar de los intentos de la Reserva Federal de mantener bajas las tasas de interés.
Cuando el gobierno de Reagan curó la estagflación, el resultado fue un mercado al alza en bonos del Tesoro de EE.UU. que duró 28 años. Ese mercado al alza se acabó. Los estándares de vida de los estadounidenses bajan. El estándar de vida estadounidense ha sido destruido por las guerras, por la exportación de puestos de trabajo, por la desregulación financiera, por regalos de billones de dólares a gángsteres financieros que hasta ahora han destruido la mitad de los ahorros de jubilación de los estadounidenses, y por la monetización de la deuda.
Lo siguiente será la pérdida del rol del dólar como moneda de reserva. Entonces, EE.UU., un país dependientes de las importaciones, ya no podrá pagarlas. La escasez empeorará la inflación de los precios e interrumpirá las entregas.
La vida de la mayoría de los estadounidenses será verdaderamente estresante.
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Paul Craig Roberts fue secretario adjunto del tesoro en el gobierno de Reagan. Es co-autor de «The Tyranny of Good Intentions.» Para contactos, escriba a: [email protected]
http://www.counterpunch.org/roberts06022009.html