La empresa tiene su sede internacional en el cantón de Vaud
Varias decenas de personas se movilizaron el miércoles 30 de enero en Saint-Prex, en el Cantón de Vaud, ante la sede de la Vale Internacional S.A. La protesta contra la multinacional minera de origen brasilero portaba la solidaridad con la centena de muertos y los 259 desaparecidos víctimas de la ruptura de la represa de Brumadinho, en el Estado de Minas Gerais, ocurrida el pasado viernes 25 de enero.
Los manifestantes portaban un gran cartel con una consigna irónica dirigida a Vale: «Gracias por elegir Suiza». En tanto algunos de ellos portaban máscaras con los rostros de los miembros del Gobierno del Cantón de Vaud que otorgaron, al momento de la instalación de la trasnacional en su territorio, suculentos beneficios impositivos.
La tragedia de Brumadinho, localidad ubicada a escasos 62 kilómetros al sudoeste de Belo Horizonte, es la segunda de consecuencias dramáticas que involucra a la empresa en los últimos tres años. Y como entonces, provocó nuevamente la reacción de organizaciones ambientalistas, solidarias y de los partidos suizos de izquierda y Los Verdes.
Así como de las Naciones Unidas. La solidaridad con las víctimas fue expresada al día siguiente de la tragedia, el sábado 26 de enero, por António Guterres, secretario general de la ONU, quien -aunque sin mencionar a la trasnacional- puso a disposición del Gobierno brasilero recursos de emergencia y de búsqueda de desaparecidos.
Relatores independientes de la ONU fueron más precisos y contundentes. Según señala swissinfo.ch, los mismos expresaron que «esta tragedia pone en duda las medidas preventivas tomadas tras el desastre minero de Samarco (cerca de Mariana) hace poco más de tres años…»
Los mismos instaron al gobierno sudamericano a que «actúe resueltamente de acuerdo con su compromiso y haga todo lo que esté a su alcance para evitar más tragedias de este tipo y llevar ante la justicia a los responsables del desastre».
La Vale contrataca
Fuertemente criticada a nivel internacional, los principales portavoces de la firma retomaron la palabra anunciando una serie de medidas. Entre ellas, la suspensión del pago de dividendos a sus accionistas y de primas/bonificaciones a los cuadros, así como la creación de un fondo para las víctimas de la tragedia. Se comprometieron, además, a crear dos comités de crisis tanto para ayudar éstas, como para investigar las causas del desmoronamiento.
Tras la contraofensiva de la multinacional, el intento de disociarla de la tragedia anterior de Mariana, en noviembre del 2015, a apenas un centenar de kilómetros de Brumadinho, la que provocó una veintena de víctimas fatales. Y que desencadenó una gigantesca polución del Río Dulce, uno de los más importantes del país, en unos 650 kilómetros de su caudal.
Dramas repetidos que chocan contra la retórica empresarial expresada en su propio sitio web. Donde define su misión a favor de «transformar los recursos naturales en prosperidad y desarrollo sostenible». Y subraya como su visión, la de «ser la compañía global número uno en la creación de valor a largo plazo, a través de la excelencia y la pasión por las personas y el planeta». E insistiendo en sus «valores»: «la vida es lo más importante; valorizar a nuestra gente; premiar nuestro planeta; hacer lo que es correcto; mejorar juntos…»
La Vale es el principal productor mundial de hierro, materia prima que con 20 000 millones de dólares de ingresos representa el 17 % de las exportaciones del país sudamericano. Al instalarse en Suiza declaró un «beneficio previsible» para el 2006 de apenas 35 millones de dólares. Sin embargo, a posteriori, la declaración de beneficio de la Vale para ese mismo año, superaría, en realidad, los 5 mil millones de dólares.
Al localizar su sede internacional en Saint-Prex, a orillas del Lago Lemán, Vale negoció la excepción de 80 % de los impuestos federales y el 100% de los municipales y cantonales por un periodo de 10 años.
En 2012, en el marco del «Davos alternativo» la Vale había recibido el premio «Eye» del público a la empresa más irresponsable del planeta por sus violaciones históricas de los derechos ambientales, sociales (condiciones laborales y sindicales) y humanos.
La «condena» mediática
Desde el mismo día de los hechos, la ruptura de la represa se convirtió en noticia trascendente en los medios internacionales escritos y sociales. En Suiza, la cobertura de los mismos, en repetidas ocasiones, estuvo vinculada a un intenso debate político nacional provocado por una futura Iniciativa popular que debería ser votada en los próximos meses.
La misma, («Por multinacionales responsables»), lanzada hace ya varios años por un centenar de organizaciones de desarrollo, ecológicas, sindicales, promueve el establecimiento de medidas que aseguren que las multinacionales suizas asuman su responsabilidad global. Y respeten allí donde operen – ellas o sus filiales- los mismos cánones a nivel de derechos humanos y ambientales que deben cumplir en Suiza mismo.
El periódico independiente suizo Le Courrier, en su edición de este viernes 1ro de febrero, editorializa críticamente los hechos de Minas Gerais bajo el título «Vale: la mina equivocada» («Vale: le mauvais filon», en su título original en francés).
Considera que el drama de Brumadinho, de la misma manera que otras violaciones de derechos humanos y ecológicos en otras tantas partes del mundo -especialmente en África, Asia y América Latina- tienen una corresponsabilidad cierta en el norte en general y en Suiza en particular.
La periodista Laura Drompt, autora del editorial, se interroga: ¿Cómo recordar a esas empresas sus responsabilidades sociales cuando los gobiernos – a nivel municipal, cantonal y federal- aprovechan de las mismas? Vale, hizo hablar mucho de ella por el acuerdo logrado con el Gobierno del Cantón de Vaud que la exoneró de todo impuesto durante muchos años a pesar de los asombrosos beneficios». Y concluye categórica que «Suiza es por lo tanto culpable de la participación a la cadena de sucesos trágicos que produjeron muertes y polución irreversibles».
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