En este artículo la autora analiza el alcance que puede llegar a tener el programa Auxilio Familia.
Cuatro integrantes del equipo económico de Jair Bolsonaro –los secretarios de Tesoro y Presupuesto y de Tesoro Nacional, así como sus secretarios adjuntos–, alineados con las posturas del ministro de Economía, el ultraliberal Paulo Guedes, renunciaron a sus cargos, tras manifestar su rechazo a la política del gobierno de aumentar el techo del gasto público para crear su propio programa social, denominado Auxilio Familia.
Bolsonaro se propone lanzarlo el mes que viene, y sustituir así el programa Bolsa Familia, identificado con los gobiernos del Partido de los Trabajadores y en particular con la primera presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. La iniciativa del gobierno ultraderechista se conoce cuando falta un año para las elecciones de octubre de 2022, en las que se prevé que Bolsonaro compita con Lula por la presidencia.
Mientras, Facebook decidió retirar la última comparecencia de Bolsonaro, emitido el pasado jueves y en el que aseguraba que aquellos que se vacunan contra el coronavirus tiene más posibilidades de presentar inmunodeficiencias contra el sida, una asociación que las autoridades médicas ya han calificado de falsa y absurda.
“Nuestras políticas no permiten alegar que las vacunas contra el coronavirus matan o pueden causar daños graves a las personas”, señaló la red social para justificar la retirada del vídeo tanto de Facebook como de Instagram.
Mientras las imágenes de brasileños que buscan alimentos en la basura se viralizan en todo el mundo, Bolsonaro habló este domingo ante la prensa junto a su ministro de Economía, Paulo Guedes, mientras recorrían un mercado de Brasilia, en un nuevo intento por dar señales de unidad después del nerviosismo de los últimos días en los mercados.
Bolsonaro insistió este domingo en que no intervendrá «el precio de nada«, en medio de una creciente inflación y de las dudas de los mercados sobre la política económica del gobierno tras alterar las reglas de responsabilidad fiscal. Bolsonaro defendió su proyecto de elevar las ayudas sociales pero negó que la iniciativa esté relacionada con su objetivo de buscar la reelección en los comicios de 2022, como señalan opositores y analistas.
La crisis en el ministerio y el propio anuncio del aumento del gasto por encima del techo que establece la Constitución impactaron en los mercados de Brasil. La bolsa de Sao Paulo cerró la semana con una caída de 7,3% y el dólar registró un aumento de 1,4% frente al real.
«No vamos a interferir en el precio de nada. Se hizo eso en el pasado y no funcionó», dijo Bolsonaro al anticipar que próximamente habrá un nuevo reajuste de los combustibles. El precio promedio de la gasolina y el diesel han subido en Brasil en torno a un 40% en lo que va del año, empujado por la fuerte apreciación del dólar estadounidense frente al real brasileño.
El mandatario sostuvo que la petrolera estatal Petrobras está «amarrada» a los precios internacionales y que su gobierno no puede hacer nada contra eso. Pero, en febrero pasado había designado al general de la reserva del Ejército Joaquim Silva e Luna como nuevo presidente de Petrobras, después de pasarse semanas criticando los repetidos reajustes en el precio de los combustibles, y amenazar con privatizar la mayor empresa del país.
La decisión del gobierno de modificar el techo de gastos para ampliar las ayudas económicas a los más pobres en 2022, año en el que Bolsonaro intentará su reelección, expuso las distancias entre los planes de Bolsonaro y los del equipo ultraliberal encabezado por Guedes en el Ministerio de Economía. Sin embargo, este domingo el presidente y el ministro se mostraron unidos en una feria de cría de aves.
Si bien Guedes no dijo explícitamente que seguirá en su cargo, lo dio a entender con claridad: “Somos una alianza entre liberales y conservadores contra la izquierda que estaba llevando al país por el camino de la miseria, el camino de Argentina, de Venezuela, con el empobrecimiento de la población”, dijo Guedes.
Con el presidente parado detrás de él, el ministro afirmó, tal como lo hizo Bolsonaro en otras ocasiones, que Brasil fue el país menos afectado económicamente por la pandemia de la covid-19. Guedes dijo que para el final de este año los sectores que fueron más afectados van a “explotar en crecimiento” y que “la economía está volviendo con todo”. Sin embargo, reconoció que “tenemos brasileños pasando hambre, comiendo hueso”.
Guedes consideró que Auxilio Familia es una medida “popular y no populista”. Manifestó que en esta situación “era muy fácil para el presidente llegar y decir: ‘Paulo Guedes se va para su casa y voy a darles 600 reales a todos’. Eso es ser populista, pero él no es populista, él es popular, es diferente”, agregó.
“No estamos aquí luchando por las elecciones de 2022, no se toca ese asunto, tanto así que ni partido tengo”, quiso aclarar el exfuncionario del dictador chileno Augusto Pinochet. “Estamos haciendo esto dentro de los límites de la responsabilidad fiscal”, agregó, y dijo que, si Bolsonaro “respeta el techo, deja a 17 millones de familias pasando hambre”.
El programa Bolsa Familia, que se aplica desde la primera presidencia de Lula, fue un pilar de los tres gobiernos del Partido de los Trabajadores y también de su base de votantes. Bolsonaro espera que Auxilio Familia tenga un impacto similar. Es famoso mundialmente por haber sacado a Brasil del mapa del hambre de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Hoy 14,7 millones de personas reciben las transferencias de unos 34 dólares (190 reales) previstas en Bolsa Familia. Según anunció el gobierno de Bolsonaro, con Auxilio Familia, además de dejar sin efecto el programa anterior, se pretende abarcar a una mayor población, un total de 16,9 millones de personas, con transferencias que llegarían a los 47 dólares (228 reales).
El techo del gasto público es una bandera del neoliberalismo brasileño incorporada a la Constitución -tras el golpe parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff- por el gobierno de Michel Temer en 2016, que impide aumentar por 20 años el presupuesto más allá de la inflación, pero por primera vez Guedes dijo que pretende tomarse una «licencia» para convertir «más reformista y popular» pero «no populista» a Bolsonaro.
Los planes sociales nunca fueron actualizados desde 2016, y ahora Bolsonaro pretende dar 100 reales más por 12 meses como parte de una ayuda extra por la pandemia.
Desde el mercado y en sectores de la oposición al gobierno se plantea que la enmienda de la Constitución enviada al Congreso por el gobierno para permitir alterar el techo del gasto permitirá incluir otros desembolsos más allá del Auxilio Brasil, convenientes a Bolsonaro en su estrategia para la campaña por un segundo mandato, en momentos en que su popularidad está en el punto más bajo desde que asumió el poder en 2019.
Guedes también le metió presión al Senado para que avance en las reformas estructurales que están en trámite, como una administrativa y otra tributaria, y así tener más espacio en el presupuesto. Dijo que «Brasil está creciendo y Brasil va a crecer», pese a que la realidad muestra que los niveles récord de desempleo, por encima del 14%, y una inflación desbocada que ha superado el 10% interanual.
Juraima Almeida es investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.