El pueblo venezolano llama «escuálido» al facineroso. Tan claramente se reconoce por su aspecto físico cuidado al personaje, que se le ha dado ese nombre con ironía. A «los escuálidos» no les gusta perder en democracia, ya son 18 convocatorias electorales seguidas las que han perdido. Y porque han perdido elección tras elección se han […]
El pueblo venezolano llama «escuálido» al facineroso. Tan claramente se reconoce por su aspecto físico cuidado al personaje, que se le ha dado ese nombre con ironía. A «los escuálidos» no les gusta perder en democracia, ya son 18 convocatorias electorales seguidas las que han perdido. Y porque han perdido elección tras elección se han dispuesto otras tantas veces a arruinar al país. Eso de que el pueblo organizado les gane, redistribuya, se independice y haga lo mejor para la mayoría trabajadora no les gusta. «Los escuálidos» respiran en EEUU y destrozan Venezuela. «Los escuálidos» cuentan con el apoyo de la prensa en el mundo, estadounidense y sionista el 96%, es por lo que aparece toda ella como una sola voz contra el pueblo de Venezuela. «Los escuálidos», permanecen integrados en el Imperio, que ha llegado a su máxima expansión hace tiempo, y de entonces para acá empieza a encogerse. Se expandió. Se encoge. El Imperio, del que forman parte «los escuálidos», se autodestruye conforme se contrae. Su violencia expansiva, cuando ha empezado su decadencia, la dedica a apoderarse de las materias primas contenidas en territorios cuyos pueblos o se ven amordazados por los virreyes de EEUU, o se mantienen firmes en su independencia. Este último es el caso del pueblo venezolano: ha conseguido su propia personalidad, ha construido su dignidad en su propia conquista del poder, se ha levantado sobre la tierra que le pertenece. Y el Imperio quiere que retroceda, quiere en Sudamérica el corredor de despojo y guerra que viene haciendo en Oriente, Próximo, Medio,… hasta la más lejana lejanía. Quiere escapar a su desgaste. El Imperio se había expandido, y ahora se contrae. Le impulsa la ferocidad que le produce su pérdida. El mundo ya no es globalización suya, el mundo no es unipolar, es multipolar, es pérdida económica para el Imperio, es pérdida material, es pérdida territorial de su globalización, es el comienzo de su debilitamiento, se le abre el foso que se lo va a tragar. ¿La velocidad de tal accidente?: depende de la velocidad de contracción, que a su vez depende de la velocidad de escape a su desgaste, depende de la resistencia que le opongan los pueblos, de la solidaridad con esos pueblos, del afianzamiento de la multipolaridad; las tropas invasoras deben volver a su punto de partida, y la zanja bajo sus pies debe impedir que puedan salir otras, ahí interviene el grado alcanzado por la contracción del Imperio con la multipolaridad y los pueblos del mundo.
El «escuálido» Obama se ha pronunciado: «Venezuela constituye una infrecuente y extraordinaria amenaza a la seguridad nacional y la política exterior de EEUU, por lo que declaro la emergencia nacional para tratar con esa amenaza.» Sus palabras parecen guiar la expansión en su último aliento. Expansión. Contracción. Extinción. Es el camino de los Imperios.
El mafioso «Tuerce brazos» hizo honor a su alias al declarar: «Torceremos el brazo a los países que no hagan lo que queremos»; demuestra saber que no produce luz en el futuro de los pueblos, demuestra saber que la única luz que despide es el fulgor de sus bombas. El Imperialismo no es un generador de estabilidad, lo que genera es el conflicto oscuro con múltiples radios, un conflicto oscuro que le encoge la economía, no alcanza a las naciones independientes, se le resiste la lucha de los pueblos. Pero a una declaración como la anterior siempre le sigue la provocación, la invasión, el bloqueo, acciones para robar al pueblo venezolano. Es la propia naturaleza del Imperio. Alias «Tuerce brazos» nos ha advertido a los pueblos, formamos parte de su contradicción. También el pueblo estadounidense es parte de la contradicción, más aún en este contraerse, puede participar en la audacia del resto de los pueblos para terminar con la opresión imperial.
La etapa que quiere abrir en Venezuela «el escuálido» Obama, por haber fracasado con los golpes de Estado, el bloqueo de alimentos, los atentados, … esta nueva etapa que anuncia tiene un referente muy próximo en el tiempo, lo encontramos descrito en el ensayo de James Petras «Los intelectuales y la guerra» (colección Sediciones, 19, editorial Hiru), dice así: » El primer cambio inconfundible hacia un redescubrimiento de la naturaleza virtuosa del imperialismo, ocurrió durante la Presidencia Carter. Después del derrocamiento de los dictadores y gobernantes coloniales respaldados por EEUU en Etiopia, Nicaragua, y especialmente en Irán, y con nuevos gobiernos izquierdistas radicales en Afganistán, Angola, Mozambique y Guinea Bissau, la administración Carter lanzó una nueva ofensiva militar contrarrevolucionaria acompañada por la retórica sobre los derechos humanos. La presidencia Carter armó y organizó una serie de fuerzas reaccionarias para destruir o debilitar a los nuevos gobiernos. Cientos de millones de dólares en armamentos fueron canalizados a Savimbi en Angola, a los contras en Nicaragua, a Renimo en Mozambique y a los señores de la guerra tribales en Afganistán. A pesar de todo, numerosos intelectuales occidentales se intoxicaron con la retórica sobre los derechos humanos de Carter.
La contraofensiva imperialista, que devastó los países contra los que se dirigía y que revirtió las reformas progresistas, se justificó como parte de una campaña por los derechos humanos y fue endosada por un sector importante de la izquierda.» «Tuerce brazos» habla de derechos humanos y tiene sus altavoces. Como habrá podido apreciar, en el texto aparece la figura de los intelectuales, ¿se sumarán a los pueblos contra el Imperio?, ¿sabrán reconocer el momento histórico y engrosarán las filas antiimperialistas?. La contracción del Imperialismo ha comenzado, su globalización se ha roto. El Imperio se expandió. El Imperio se encoge. A resistirle con más ganas.
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