En este artículo el autor sostiene que el éxito del viaje de Lula a Europa reforzó el deterioro de la imagen de Bolsonaro, obligando a los mismos medios que lo ignoraron y condenaron a reconocer su alcance de estadista mundial.
El éxito del viaje de Lula ya es unánime. No le podría haber ido mejor.
Estuvo con el futuro primer ministro de Alemania, con el presidente de Francia, con el primer ministro de España, habló en el Parlamento Europeo y mantuvo contactos individuales con personas como Joseph Stiglitz, Francois Holande y Juan Luis Zapatero, entre muchos otros.
Lula regresará de Europa con su imagen mejorada debido al reconocimiento que recibió, pero también por los discursos que pronunció, en consonancia con su fama de líder mundial en la lucha contra el hambre. Su dimensión como estadista se fortaleció aún más.
Europa ha quedada encantada con Lula. Su trayectoria es impresionante, desde sus orígenes hasta su extraordinario gobierno, pasando por su injusto encarcelamiento y condena, hasta que alcanzó el favoritismo para volver a ser presidente de Brasil.
Pero, sorprendentemente, los ecos del éxito del viaje también resonaron dentro de Brasil de una manera excepcional. De repente, no solo se mostraron una y otra vez las formidables imágenes de la recepción que tuvo por parte del presidente Macron, sino que también retomaron su paso por Alemania, así como su discurso ante el Parlamento Europeo.
Como si este éxito fuera poco, el contrapunto entre el grotesco viaje de Bolsonaro a Oriente Medio, con extrañas declaraciones, fue explorado por los comentaristas, dejando al actual presidente del país en una situación aún más difícil. Exito de Lula, fracaso de Bolsonaro –decia una TV, que el mismo Bolsonaro vió y mencionó, sin entender nada.
Pero lo más importante fue el reconocimiento consensuado de los comentaristas de los medios brasileños, no solo del éxito -imposible de no reconocer-, sino también de la grandeza de la figura de Lula como estadista, de la recuperación de la imagen de Brasil en el mundo. Y otras cualidades, que nunca se habían mencionado.
Hubo quienes destacaron que el prestigio de Lula proviene de la memoria de su gobierno, recordando el nivel de apoyo con el que terminó su segundo mandato, el 87%. Destacando, por primera vez en los medios tradicionales, el éxito de sus gobiernos, aunque ese tema es habitualmente ignorado por esos mismos medios.
El viaje de Lula a Europa desencadenó, aquí en Brasil, un proceso de reconocimiento de la dimensión política nacional e internacional del expresidente. Los comentaristas que se resisten al prestigio de Lula incluso afirman que es «el líder político más reconocido del mundo» (sic).
Globonews e incluso Globo, que habían venido tímidamente informando sobre el viaje de Lula, tuvieron que dejarlo abierto, afirmando el éxito del viaje de Lula y el fracaso del viaje de Bolsonaro. Se reprodujeron literalmente varias citas de los discursos de Lula en Europa. En el que afirma las posiciones esenciales que guiaron sus diversos discursos en Europa.
“Con el presidente de Francia. En la agenda, la urgencia climática y temas globales como el hambre y la pobreza. También hablamos sobre el futuro de la Unión Europea y la integración de América Latina ”.
“Creo que los líderes mundiales deben sentarse a la mesa para dialogar y enfrentar estos desafíos con la gobernanza global. Compartimos preocupaciones como el avance de la extrema derecha en todo el mundo y las amenazas a la democracia y los derechos humanos. Gracias por la cordial recepción «.
El viaje coincidió en el tiempo con la esperada entrevista del juez Sergio Moro en Globonews, en la que reconoció que será candidato a la presidencia de Brasil. Los efectos de la entrevista, que se esperaba que dominaran la agenda política, terminaron relegados a un dato menor, dada la escala del éxito de Lula en el mundo.
Moro, el candidato preferido de los medios de comunicación, que debería contar con el apoyo de otros precandidatos, terminó siendo otro candidato de la tercera vía, que ahora cuenta con más de 11. Se quedó a la sombra de la proyección del viaje de Lula a Europa.
Lula regresa a Brasil dispuesto a emprender la reconstrucción del país, aunque todavía queda más de un año largo y doloroso por delante. Los propios medios nacionales tendrán que inclinarse ante el tamaño de Lula en el mundo.
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