No lo escribió Granma, ni la prensa oficial venezolana. Fue el Financial Times primero y CNN después los que confirmaron que el experimento Guaidó tiene fecha final: en dos meses, en enero de 2023.
El Financial Times confirmó que “los partidos de oposición de Venezuela están discutiendo un plan para terminar el gobierno interino y abandonar la pretensión de Juan Guaidó de ser el líder legítimo del país”, y agrega -como si hiciera falta aclararlo- que esto es “un reconocimiento tardío de que el intento patrocinado por Estados Unidos de derrocar al presidente Nicolás Maduro fracasó después de casi cuatro años”.
Y CNN en español aseguró que “dos fuentes cercanas al liderazgo opositor” confirmaron que “la experiencia del gobierno interino venezolano presidido por el líder opositor Juan Guaidó terminará en enero de 2023”. En la misma cadena, Guaidó negó esa posibilidad, pero otros personajes, como Leopoldo López, del mismo partido que Guaidó, confirmó que en el G4 opositor están buscando terminar con el gobierno interino, aunque aclaró que él no está de acuerdo.
Ya con el globo de ensayo en el aire, la Casa Blanca dijo que ellos respetarán la decisión de los partidos. Una forma nada sutil de dejar claro que ellos no le darán la estocada final al proyecto de los halcones de la administración Trump. Que se hagan cargo los corresponsables del experimento.
Nótese como CNN dice que lo de Guaidó fue una “experiencia”, mientras el Financial Times prefiere denominarlo “intento”, pero ya nadie lo llama gobierno. Algo que realmente nunca fue. En todo caso, lo que está pasando ya definitivamente a la historia es un intento -novedoso, eso sí- de designar desde afuera a un presidente de un gobierno y hasta recibir embajadores de ese gobierno, mientras en el territorio del país en cuestión hay otro gobierno, que además es reconocido por potencias mundiales, como Rusia y China.
En ese engendro se sumaron una cincuentena de países, casi todos occidentales, algunos centrales, y varios gobiernos de América Latina.
Un “gobierno” sin territorio ni mando
Guaidó nunca controló nada dentro de Venezuela, más allá de la excitación internacional y las calificaciones de “presidente” que el diputado contestaba con sonrisas cómplices, en ruedas de prensa en el este caraqueño.
La apuesta fuerte fue el intento de generar una cabeza de playa en territorio venezolano con una irrupción instrumentada desde Colombia, con la anuencia del (ex) presidente local y otros mandatarios. Esto fracasó en febrero de 2019 y de allí en más todo fue, como dice el tango, cuesta abajo en la rodada.
Lo que especialmente nunca logró Guaidó fue un apoyo popular y una movilización callejera sostenida que pusiera en jaque al presidente Maduro. Siempre estuvieron muy lejos de eso, las movilizaciones de Guaidó ni siquiera estaban cerca de las logradas por otros referentes opositores en las protestas violentas de 2017.
Tal como sucedió en los puentes fronterizos en 2019, la esperanza de los destituyentes estaba en un quiebre de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que nunca llegó. El momento culmine del fracaso de esa estrategia fue en abril de ese mismo año, cuando Guaidó y López lograron el apoyo de una pequeña armada Brancaleone de integrantes de la Guardia Nacional, y se presentaron al amanecer en las afueras de una base militar a la espera de un quiebre castrense que no llegó, y de una movilización popular que tampoco.
A partir de ahí, comenzó la cuesta abajo que ahora tiene final a la vista. Ni siquiera frenó la caída el minuto de gloria otorgado por Donald Trump a Guaidó en el Congreso de los Estados Unidos, en febrero de 2020. “Uniéndose a nosotros entre los presentes está el verdadero y legítimo presidente de Venezuela”, dijo Trump en su discurso del Estado de la Unión. Pocos días después Guaidó regresó a Venezuela, y en el aeropuerto fue zamarreado por un grupo de militantes chavistas de la zona y empleados de la aerolínea estatal Conviasa. Un repudio que simbolizaba lo que vendría a después. Caída en picada.
Después llegarían las evidencias crecientes del desfalco de los fondos públicos venezolanos en el exterior de los que Guaidó y sus personeros tomaron control. Una piratería que fue denunciada por otros opositores, y que es la base de una eventual acusación de la justicia venezolana contra Guaidó. ¿Sin el aval de Estados Unidos y desahuciado por sus camaradas se irá Guaidó de Venezuela en las próximas navidades?
Otro momento, Guaidó sobra
Ahora Estados Unidos negocia con Maduro el abastecimiento de petróleo, una toma y daca trabado, pero no cerrado. Una de las llaves para destrabarlo es precisamente reconocer con todas las de la ley a Maduro como presidente de Venezuela. ¿Eso es lo que viene con el final formal de -vamos a decir como CNN- la “experiencia” Guaidó? Eso está por verse.
Lo que sí está claro, es que estamos a las puertas del fracaso formal de la estrategia destituyente de Estados Unidos contra el gobierno de Venezuela. La gran reserva petrolera del mundo puede sumarse así de pleno derecho a una lista nada extensa de países que, en diferentes momentos y contextos, lograron frenar las pretensiones hegemonistas de la Casa Blanca.
*Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTV en Venezuela, editor de Questiondigital.com. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
Fuente: https://estrategia.la/2022/10/25/el-final-de-la-experiencia-guaido-tiene-fecha-enero-2023/