Tras el intento de golpe de Estado en Ecuador perpetrado por algunas células de la policía y otras fuerzas armadas, el país se levanta reforzado en sus planteamientos democráticos de gobierno, según ha podido saber Ecologistas en Acción mediante la entrevista personal a Pedro Paez, Ministro de Economía, durante la celebración del Foro Social entre […]
Tras el intento de golpe de Estado en Ecuador perpetrado por algunas células de la policía y otras fuerzas armadas, el país se levanta reforzado en sus planteamientos democráticos de gobierno, según ha podido saber Ecologistas en Acción mediante la entrevista personal a Pedro Paez, Ministro de Economía, durante la celebración del Foro Social entre Asia y Europa (AEPF, en sus siglas en inglés) que se clausura hoy en Bruselas.
Ecologistas en acción: ¿Cómo ocurrió todo?
Pedro Paez: Pues era muy temprano en la mañana y apareció la noticia de que había una sublevación de las fuerzas policiales debido a un problema salarial. Pensamos que no era mayor problema cuando nos dijeron que el Presidente había ido a negociar de buena fe con escolta mínima. Fue recibido con insultos y maltratos que provocaron que necesitara atención médica (teniendo en cuenta una lesión que tiene en la rodilla ). Incluso explotaron bombas lacrimógenas a su alrededor. La cosa se complicó porque se informó de que otros regimientos policiales a nivel nacional y segmentos de las fuerzas armadas se habían sumado y habían tomado los aeropuertos. El problema fue que la escolta legislativa, que también pertenece a la policía, impedía a la Asamblea Nacional reunirse para resolver el problema. Más raro resultó todo cuando se nos informó de que la insurrección se organizó en la noche, sin embargo su nivel de organización no mostraba eso.
Felizmente, a las 11 de la mañana había unas 8.000 personas frente al Palacio de Gobierno donde el canciller pidió que le siguieran en manifestación hasta el hospital donde se encontraba retenido el Presidente. La represión del cordón policial fue tremenda.
La temprana movilización social y la solidaridad internacional hicieron que el golpe de Estado se fuera diluyendo. Se dieron cuenta de que no tenían fuerza y solo resistieron los más recalcitrantes de la policía. La actitud de arrogancia de los agentes que defendían el perímetro del hospital muestra que esperaban el apoyo de las grandes esferas.
Muchos piensan que el suceso sólo fue una reivindicación salarial pero esto no tiene ningún sentido porque se trataba de una cuestión presupuestaria menor, incluso según la versión de los sublevados se podía haber resuelto en una mesa de negociación. Sin embargo fue una acción que incluyó el secuestro del Presidente y el atentado contra su vida, ya que al salir del hospital uno de los oficiales que acompañó el coche de Correa fue herido de muerte por varios disparos. Sin embargo siguen sosteniendo que no tuvo nada que ver con un golpe de Estado.
EEA : ¿De qué es síntoma este suceso?
P.P : Yo creo que evidencia la profunda grieta existente en las fuerzas armadas y en la policía, donde la gran mayoría de los integrantes apoya los procesos constitucionales, pero hay gente infiltrada, ante lo cual el Presidente deberá ver cual es la mejor forma de actuar. Esto muestra la desesperación de estas fuerzas oscuras que deben ligarse además al despliegue de la cuarta flota de EEUU, por ejemplo. Está claro que hay sectores interesados en establecer una agenda de conflictos, una agenda de polarización social, y frente a esto es necesario responder con mecanismos que indiquen que el futuro de América Latina está en otro lado. En la Constitución de 2009 se especifican mecanismos que permiten resolver estos conflictos, por ejemplo, con el proceso de «muerte cruzada» por el que el Presidente disuelve el Congreso pero el también renuncia y se presentan todos a elecciones generales.
EEA : ¿Cual fue el motivo real de estas fuerzas para sublevarse?
P.P : Todo proceso de reacción al neoliberalismo generado en América Latina juega en cancha ajena, con los árbitros vendidos y con una pendiente en contra. Es decir, estamos peleando a contracorriente sobre la base de una construcción histórica de poderes viejos que son inviables y que, por tanto, están en un nivel de desesperación muy grande. El neoliberalismo, no solamente en América Latina sino a nivel mundial, ha mostrado su bancarrota doctrinal, teórica y operativa y, sin embargo, en su desesperación sigue imponiendo con arrogancia sus recetas en cada sector. Por ejemplo, los fraudes y la contabilidad creativa son hechos ya públicos que muestran el grado de audacia de estos poderes ya derrotados por la historia pero que tienen una capacidad gigantesca e inmediata de hacer daño a la gente. Los mecanismos más fáciles y rentables para desestabilizar nuestra democracia y nuestras conquistas sociales vienen por los ataques económicos y financieros.
Los ataques especulativos como los que sufre la población europea son elementos constituyentes del poder oligárquico ligado al neoliberalismo. Lo mismo pasó en África llegando al extremo de ruptura de la fabrica del tejido social para mejorar las condiciones con las que pueden explotar los recursos naturales sin que haya reacción de la gente.
EEA : Entonces, ¿que el golpe de Estado fracasara supone que el pueblo ha respondido unido a un ataque y ha vencido al poder oligárquico?
P.P : Creo que sí. Pero las secuelas de la crisis siguen siendo muy serias aún. Creo que todos los procesos de desarrollo en América Latina son muy precarios porque se debe profundizar en la necesidad de reproducción del sector popular día a día. Hasta que no se consolide esto, la amenaza estará siempre ahí presente y es por eso que necesitamos convocar un proceso de creación colectiva en torno a la definición de iniciativas responsables que den forma institucional a la construcción de capacidad de decisión de los pueblos.
Otro de los elementos que me parece muy importante es que el golpe de Estado también fue detenido por la intensa solidaridad internacional. Creo que estamos viviendo un nuevo momento en la historia de la humanidad: el despertar de los pueblos frente a esta globalización fortaleciendo la cercanía entre los pueblos y las organizaciones, de manera que se crea el sentimiento de solidaridad con las luchas de los pueblos hermanos. Necesitamos descubrir cuáles son los puntos de lucha común que nos permitan definir agendas planetarias concretas que signifiquen la mejora de las condiciones de vida y bloqueen el avance de la agenda oligárquica e imperial que provoca la degradación civilizatoria.
EEA : ¿Está satisfecho con la respuesta de los demás países latinoamericanos?
P.P : Sí, porque independientemente de la posición ideológica de cada país y ubicando el hecho de que UNASUR no existe formalmente porque requiere la retificación de algunos parlamentos aún, en los hechos funciona por la voluntad de los pueblos a la cual los gobiernos deben responder dejando a un lado sus antipatías personales. Y eso es lo que ha evitado la guerra civil en Bolivia, por ejemplo, o que no proliferen más golpes de Estado, a pesar de lo ocurrido en Honduras. La construcción de una estructura supranacional refuerza la capacidad decisoria de cada país con la creación de, por ejemplo, un esquema alternativo al Fondo Monetario Internacional ante la necesidad de frenar los abusos cometidos sobre la base de los tratados bilaterales de inversiones la propia OMC o el chantaje del Banco Mundial, sin olvidar la actividad exenta de regulación de las transnacionales.
EEA : En este sentido y recordando, por ejemplo, la mala praxis de la compañía TEXACO que durante años ha contaminado la Amazonia a través del vertido de desechos tóxicos, ¿encuentra usted conexión entre estas prácticas y la falta de soberanía de los Gobiernos?
P.P : Sin duda que la encuentro. No se dan cuenta de que las transnacionales acabarán matando a la gallina de los huevos de oro porque con esa actividad depredatoria están eliminando cualquier posibilidad de mercados en un momento en el que la lógica se sustenta en la sobreproducción. Con los Tratados de Libre Comercio, mal llamados Acuerdos de Asociación, van a conseguir africanizar América Latina, entonces ¿qué mercados van a disputarse si cada vez se hacen más pequeños? Y esto forma parte de la lucha encarnizada entre las distintas facciones a favor del capital que van a tener que repartirse una tarta más pequeña.
Cuando rompemos con la lógica de la competición neoliberal, los intereses de los pueblos son los mismos: trabajo digno, por ejemplo. Nosotros, como ciudadanos, no hemos hecho nada para crear esta crisis, y sin embargo, tenemos que sufrirla. ¿Por qué el grupo de corruptos que está haciendo malabares con el dinero del resto de la gente, son además recompensados con inyecciones de capital? Es un premio a la incompetencia. Es una locura. Es como los vampiros que pretenden vivir más de lo que les corresponde sobre la base de la sangre de otra gente.
EA : ¿Hasta qué punto cuando voto a un gobierno, estoy votando para legitimar un sistema económico en manos de un poder fáctico que no se puede cuestionar?
P.P : Efectivamente, las formalidades democráticas están sujetas a los intereses de estos poderes fácticos. Así como esta economía de mercado defiende la iniciativa privada, lo que está haciendo es precisamente, privarnos de la iniciativa. Este proceso implica una centralización de capitales y de poder en grupos muy pequeños despojando al conjunto de la humanidad de su capacidad de decidir. Es un sistema que bloquea la iniciativa de la gente.
EEA : ¿Cuál cree que sería la prioridad dada la situación de crisis global?
P.P : En primer lugar, la recuperación de lo humano es una tarea urgente porque si no el mundo colapsa. No sólo se trata de una crisis financiera sino que se han vulnerado los elementos fundamentales del propio mercado. El mercado se ha destruido a sí mismo rompiendo los mecanismos de propiedad privada, por ejemplo, con la multiplicación de los títulos de propiedad sobre un mismo bien. El problema es que esto no solo afecta a los grandes especuladores, sino también al pequeño campesino. La alternativa pasa por recuperar lo humano y crear todos los días. Sentirnos responsables de la vida que llevamos y saber cual es el destino al que queremos llegar.
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