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El furor de los mercados

Fuentes: Rebelión

Los mercados están todavía más indignados que los propios indignados. Los mercados vigilan atentamente cada uno de nuestros pasos. Los mercados vigilan lo que hacemos y lo que dejamos de hacer. Nada se escapa al ojo escrutador de los mercados. Y los mercados han deliberado. Han deliberado y han emitido su veredicto. Y ante el […]

Los mercados están todavía más indignados que los propios indignados. Los mercados vigilan atentamente cada uno de nuestros pasos. Los mercados vigilan lo que hacemos y lo que dejamos de hacer. Nada se escapa al ojo escrutador de los mercados. Y los mercados han deliberado. Han deliberado y han emitido su veredicto. Y ante el veredicto de los mercados no cabe recurso alguno. Los mercados son la última instancia. Los mercados han considerado que el mundo ha tomado un rumbo equivocado. Los mercados se sienten ofendidos. Los mercados han dictaminado que, para que el orden natural de las cosas se rehaga, la ofensa debe ser reparada. Los mercados necesitan una señal, un gesto, un acto de buena voluntad por parte de los hombres. Los mercados han considerado que, por ahora, sería suficiente con el sacrificio de cuatrocientos obreros primogénitos en las principales plazas de cada villa y aldea. Los mercados consideran que es una petición justa. Los mercados no pueden esperar mucho tiempo. El furor de los mercados tiene que ser aplacado. Nosotros tenemos la última palabra.

 

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