M.H.: Comentábamos sobre la imponente movilización del pueblo de El Bolsón en Río Negro contra el emprendimiento inmobiliario del empresario británico Joe Lewis, donde participó la mitad de la población de la localidad, 10.000 manifestantes sobre una población de 20.000 habitantes. G.A.: ¡Fantástico! M.H.: Los que también están movilizados desde hace varios días son los […]
M.H.: Comentábamos sobre la imponente movilización del pueblo de El Bolsón en Río Negro contra el emprendimiento inmobiliario del empresario británico Joe Lewis, donde participó la mitad de la población de la localidad, 10.000 manifestantes sobre una población de 20.000 habitantes.
G.A.: ¡Fantástico!
M.H.: Los que también están movilizados desde hace varios días son los mexicanos a raíz del denominado «gasolinazo». Me gustaría que compartiera con nosotros, usted que ha vivido tantos años en ese país, cuál ha sido la característica de este movimiento.
G.A.: Lo principal y que nadie quiere destacar, pero con toda seguridad están registrando en el gobierno, es que es un movimiento popular y espontáneo surgido desde abajo en todos lados, no a raíz de llamados de los partidos y que abarca prácticamente todos los estados de México. Cada rincón de México tiene enormes manifestaciones, en Guadalajara, por ejemplo, que es un sector bastante conservador hubo una manifestación como jamás se había visto. En la Ciudad de México la movilización también fue récord. Entonces los partidos, y no me refiero a los partidos del gobierno que por supuesto están en contra, sino al Morena de López Obrador y el EZLN dicen que el gobierno utiliza esto para provocar una gran represión y efectivamente algunos de los saqueos han sido hechos por gente pagada por la policía que depositaban en las patrullas lo robado para luego dividirlo. Pero una cosa es quién empezó los saqueos, que por otra parte no son los que caracterizan al movimiento, que se caracteriza por enormes manifestaciones. El que comenzó con los saqueos fue efectivamente el gobierno, pero el movimiento se les escapó totalmente de las manos.
No es la primera vez que una provocación termina en otro proceso, por ejemplo, el Zar en 1905 en Rusia quiso canalizar hacia la Monarquía la protesta y a través de un cura llamó a una gran manifestación que terminó siendo una revolución que casi lo derroca. No es la primera vez que la provocación les sale mal y ésta le salió muy mal al gobierno mexicano. Incluso hay una división en los sectores más privilegiados, la Central de los comerciantes y de la pequeña industria llama a rechazar el aumento del combustible y hacer un plan de sostenimiento del consumo rompiendo con el gobierno y los partidos que sostienen al PRI.
El Banco Mundial dice que México va a crecer el 1.8%, cosa que no va a ser así, pero ratificando el mísero crecimiento de la economía que equivale casi a la mitad del crecimiento demográfico, es decir que por cada habitante todos los mexicanos van a estar un punto más abajo del PIB que el año pasado.
Hay un descontento general, en la juventud universitaria se están empezando a crear Centros de estudiantes en todo el país que se van a coordinar por primera vez. También se crearon Juntas de defensa universitaria parecidas a las policías comunitarias, es decir, que los estudiantes aseguran su autodefensa. Hay una protesta generalizada.
Las encuestas que son mentirosas dicen que el 70% de los mexicanos están contra el aumento, pero son muchísimos más. Mientras tanto, en EZLN termina un Congreso totalmente inocuo sobre la ciencia, donde no se habló de ciencia, se habló de generalidades y no dijeron nada sobre las movilizaciones. Y el partido de López Obrador, que es el que tiene más posibilidades en las encuestas para ser elegido Presidente, aunque las elecciones son fraudulentas así que no será elegido, tampoco llama a movilizar, llama a ser precavidos, a poner el pie en el freno y no en el acelerador. Hay una situación marcada por la participación de la gente, la movilización de la gente, por el carácter nacional y por el carácter permanente de la protesta, por los mineros, los sindicatos combativos y empiezan a crearse nuevos organismos.
Un organismo nuevo que llama bastante a las movilizaciones es la Asociación de Usuarios de la Energía Eléctrica, porque sobre todo en los pueblos del norte, la energía eléctrica es fundamental, en verano hace casi 50 grados y en invierno por debajo de 10 grados, así que tanto para refrigerar como para calentar todos los hogares necesitan energía eléctrica y esa energía ha aumentado de un modo impresionante, entonces la Asociación de Usuarios, que son vecinos comunes, encabezan manifestaciones continuas. Lo mismo sucede con las organizaciones que están en movilización en estos momentos. Todo esto un año antes de las elecciones. La situación plantea la duda de si habrá elecciones, es decir, si es que este gobierno va a terminar su mandato, si habrá elecciones y en segundo lugar el planteo de si podrán hacer fraude con esta movilización, cuando además disminuye el número de puestos de trabajo ya que las grandes empresas norteamericanas empiezan a acatar a Trump e irse a EE. UU., como Ford y Chrysler. A su vez se dará el regreso de millones de mexicanos al país apenas Trump llegue al gobierno.
M.H.: Estaba observando que el ex Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que fue el artífice de la visita que realizó a México Donald Trump cuando aún era candidato presidencial, y luego se vio obligado a renunciar por ese motivo, ahora ha sido designado titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores. ¿Usted entiende que ese cambio pueda modificar en algo la política de Donald Trump hacia México?
G.A.: No. Si le nombran al sirviente, un hombre ligado a él como Ministro de Relaciones Exteriores lo que va a tener es menos resistencia y va a tener libre el campo para hacer lo que quiera. Es un acto de servilismo impresionante nombrar como Ministro de Relaciones Exteriores al sirviente que lo hizo invitar y darle categoría de Jefe de Estado cuando era apenas un empresario candidato y cuando el mismo gobierno mexicano buscaba el triunfo de Hillary Clinton. Es una vergüenza absoluta, no se puede nombrar a una persona que no tiene ninguna experiencia diplomática, que la primera declaración que hizo fue «llego para aprender», pero aprender en esta situación, con la agresión de Trump, es absurdo.
Juan Gelman era un cronopio
M.H.: Quiero aprovechar esta comunicación porque el próximo 14 de enero se cumplen 3 años del fallecimiento de quien fuera su amigo, el poeta Juan Gelman, y me gustaría escuchar alguna reflexión suya sobre ese gran intelectual argentino.
G.A.: Lamentablemente hace 3 años falta Juan con quien compartí bastantes copas de vino en Italia y en México. Era lo que Cortázar llamaba un cronopio. Fue a mi juicio uno de los tres grandes poetas del Siglo XX en lengua castellana junto a César Vallejo y Oliverio Girondo. Un grande de la literatura, pero a diferencia del Cholo Vallejos, que era un hombre popular y combatiente por la libertad de España y la República española, pero sobre todo de Oliverio que era un intelectual de mundo, un trotamundos, a diferencia de ellos, Juan era profundamente porteño, de Villa Crespo, que tiene sus poemas en sefardí para recuperar la sustancia de la lengua por el lado judío y, sobre todo, tiene un poema desgarrador que solo podía escribir un judío de Buenos Aries, la «Carta a mi madre» (1989), que es uno de los monumentos a la literatura argentina. Además, era un revolucionario, un hombre de ideas socialistas y un rico tipo, para decirlo en porteño.
M.H.: En su autobiografía «Militante crítico» relata que usted y Juan Gelman fueron convocados por el Che.
G.A.: Efectivamente. Me convocó un día el entonces director de teatro Pedro Asquini que con Alejandra Boero tenían un magnífico elenco teatral y con el cual yo colaboraba, en el Café de la Paz, al que yo le decía «el Clarín de los cafés» porque era el que tenía más «tiraje» de Buenos Aires. Lo frecuentaban más policías que clientes. Pedro me dijo que el Che estaba en Bolivia y quería que Juan y yo nos uniéramos a la guerrilla. Yo le dije que por Juan no podía responder porque acababa de romper con el Partido Comunista que lo buscaba para matarlo y la policía también, así que andaba escondido. Pero en cuanto a mí le dije que en el lugar en el que me convocaba y en la forma en que se hacía el reclutamiento me parecía una cosa descabellada y desorganizada y le recomendé precaución. Aquí acabó la reunión y no volví a ver jamás a Pedro.
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