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"El radicalismo de mercado y su mínima regulación han erosionado el capitalismo justo", dice

¿El gobernador del Banco de Inglaterra ficha por Izquierda Unida?

Fuentes: Canarias-semanal.org

Hay noticias ante cuya lectura uno no sabe si llorar o desternillarse de risa. En esa disyuntiva me encontré esta mañana cuando leí en las páginas del periódico británico «The Guardian» unas declaraciones formuladas por el gobernador del Banco de Inglaterra, Mr. Mark Carney, en las que, con todo desparpajo, manifestaba que «el capitalismo corre […]

Hay noticias ante cuya lectura uno no sabe si llorar o desternillarse de risa. En esa disyuntiva me encontré esta mañana cuando leí en las páginas del periódico británico «The Guardian» unas declaraciones formuladas por el gobernador del Banco de Inglaterra, Mr. Mark Carney, en las que, con todo desparpajo, manifestaba que «el capitalismo corre el riesgo de autodestruirse si los banqueros perseveran en ignorar su obligación de crear una sociedad más justa».

Les confieso que la lectura del párrafo hizo que la tostada que ingería en ese preciso momento se me quedara encallada en el gaznate. Contrariamente a lo que ustedes puedan estar pensando, el motivo de mi atragantamiento no fue el impacto que me ocasionaron las palabras del flamante gobernador del Banco de su Majestad británica. A estas alturas de la crisis, declaraciones de estas características ya no me sorprenden. Todavía conservo fresco en el recuerdo aquellas peregrinas propuestas del presidente francés Nicolás Sarkozy que, desconcertado por la severidad de los efectos de la crisis, dijo que debía procederse a «refundar el capitalismo». Los representantes del sistema -que son vorazmente codiciosos, pero no tontos- de vez en cuando largan estas boutades, conscientes de que el capitalismo es incapaz de autorregularse, pues su propia naturaleza depredadora se lo impide. Pero tales despropósitos publicitados por los grandes medios sos útiles para hacer cundir el desconcierto entre aquellos que erre que erre continúan creyendo que el sistema capitalista es un monstruo reformable y controlable.

La verdad es que el verdadero motivo de mi sobresalto vino determinado por el hecho de que, apenas unos días antes, había estado repasando el programa económico para las pasadas elecciones europeas de la coalición Izquierda Unida. Y es que el espíritu de las propuestas del gobernador del Banco de Inglaterra coincidía, como si de dos gotas de agua se tratara, con la parte del programa de esa formación dedicado al sistema financiero. 

Y si no, lean ustedes lo que dice el gobernador de la banca británica y contrástenlo con el apartado 3 del programa de IU titulado «El sistema financiero. Un nuevo papel para el BCE». Según Mr. Carney, existe en el mundo de nuestros días la sensación de que el contrato social básico del capitalismo se está viniendo abajo en medio de una creciente desigualdad. «Simplemente -puntualizaba el jerarca de los banqueros británicos- no es sostenible un sistema capitalista que produce este tipo de situaciones de miseria para tantos. La prosperidad requiere no sólo la inversión en capital económico, sino también la inversión en capital social».

Pero Mr. Carney no se limitaba en su discurso a descubrir estos difusos y confusos mediterráneos. Por alguna extraña razón se atrevió a proclamar en el mismo cogollo de la City londinense que «el radicalismo de mercado y su mínima regulación han erosionado el capitalismo justo, mientras que escándalos como los aparejos de los mercados Libor habían socavado la confianza en el sistema financiero»

En la conferencia de Carney, en la que se encontraba presente, miren ustedes por dónde, el mismísimo ex presidente norteamericano Bill Clinton, el vértice de las finanzas británicas dijo además que el capitalismo pierde su sentido de la moderación «cuando su creencia en el poder del mercado llega a convertirse en una cuestión de fe». «En las décadas que precedieron a la crisis -afirmó Carney- tal radicalismo llegó a dominar las ideas económicas, convirtiéndose en un patrón de comportamiento social»

Finalmente, Mark Carney aconsejó, como de alguna forma propone hace IU en su programa, que se «debería considerar la posibilidad de elaborar principios de mercados justos, códigos de conducta para mercados específicos, e incluso obligaciones reglamentarias en este marco». Así como «mandar al ostracismo profesional a aquellos banqueros que incumplan las normas».

Diríase que el espíritu reformista manifestado por el gobernador del Banco de Inglaterra encontraba así un feliz punto de encuentro con las aspiraciones levemente transformadoras de Izquierda Unida y su homólogo recién aparecido «Podemos», que con tanta destreza le ha fusilado el programa. Tal y como defiende Mark Carney, IU propone acabar con los paraísos fiscales, meterle bridas a los capitales, aplicar medidas regulatorias a los mercados y acabar con el «laissez faire, laissez passer»  inaugurado por las políticas ultraconservadoras del Ronald Reagan y la Magaret Thacher. Como se ve, un programa de mínimos-mínimos. Nada de acabar con el sistema financiero capitalista, la libre circulación de capitales que condena a cientos de millones de seres humanos a la miseria, reivindicar la socialización de la banca privada… porque, al fin y al cabo, eso son solo utopías irrealizables que bullen en las cabezas de unos pocos iluminados sin contacto con la cruda realidad cotidiana.

Y la verdad es que si le obligan a uno a ser realista y el ejemplo de Mr Carney encuentra eco entre los magnates españoles, a quien se debería votar en el próximo evento electoral es a los banqueros. A fin de cuentas, mientras éstos ya detentan el Poder, Izquierda Unida tan solo aspira a ascender algún peldaño que la acerque al Gobierno, que como se sabe no es el mismo, ni es igual. Y puestos a ser pragmáticos…

Fuente original: http://canarias-semanal.org/