1. En Arqueología del saber (1969), Michel Foucault inscribió un lugar específico para la metafísica, las unidades discursivas. Y ¿qué son ellas? Son nuestras creencias de cada día en las identidades de los rostros, tengan la configuración que puedan tener. Suponer que tal autor escribió tal libro es rendirse a dos unidades discursivas al menos: […]
1.
En Arqueología del saber (1969), Michel Foucault inscribió un lugar específico para la metafísica, las unidades discursivas. Y ¿qué son ellas? Son nuestras creencias de cada día en las identidades de los rostros, tengan la configuración que puedan tener. Suponer que tal autor escribió tal libro es rendirse a dos unidades discursivas al menos: la de que un autor es fulano de tal, en la suposición de que tal fulano sea él mismo, ayer, hoy y mañana; y la de que tal libro tenga un comienzo y un fin definidos por el unidimensional autor.
2.
La metafísica de las unidades discursivas es una abstracción que ignora lo obvio: por más que pretendamos cultivar nuestras singularidades autorales, nadie ni nada es lo que es por la obvia razón de que ante todo somos seres colectivos. Es por esto que las unidades discursivas, ser quienes nos suponemos, pueden ser analizadas igualmente como una especie paradojal de secuestro de colectividades.
3.
Si una unidad discursiva puede ser definida como cualquier cosa que nombramos como tal, viviéndola como si pudiese estar apartada de las demás dimensiones sociales, los saberes designados como matemáticas, física, química, teoría de la literatura, historia, antropología, son unidades discursivas, así como lo son igualmente todo lo que nombramos: personas, países, objetos, mercancías; los seres animados e inanimados, más allá, es claro, del juego entre las palabras y las cosas, en la suposición de que al nombrar algo, un gorrión, por ejemplo, lo encarnamos por el lenguaje.
4.
Menos mal que un gorrión desconoce la lengua humana, de modo que puede salir volando por ahí independiente de lo que suponemos ser, aunque eso mismo no sea así tan simple porque designar es también dominar (el que nomina manda, dice el politólogo español Juan Carlos Monedero), si se considera por ejemplo el concepto de aclaración de Adorno y Horkheimer. Nombrar es ponerse en posición señorial frente al que es nombrado, razón por la cual es posible decir: en todo acto de nombrar existe esta sentencia de muerte: ¡te conozco o sé sobre ti!
5.
¿Mas es posible vivir, producir una sociedad, sin unidades discursivas? Es posible existir sin que seamos hombres, mujeres, negros, blancos, indios, gays, niños, sujetos y objetos? ¿El lenguaje puede constituirse sin nombrar algo distinguiéndolo de todo lo demás? Todas estas preguntas son falsos asuntos. La unidad discursiva no es naturalmente negativa y en verdad sólo lo es cuando la vivimos como religión, razón suficiente para afirmar: en cada unidad discursiva existe este monstruo: un hijote de Dios, si vamos a definir, de conformidad con las religiones semíticas de la salvación, a Dios como aquél que es en oposición a aquél que no es (por ejemplo, el demonio) no siendo casual que Santo Tomás de Aquino se haya posicionado así al respecto: Dios es; nosotros, hemos sido.
6.
Pero, ¿es de la naturaleza de las unidades discursivas ser religiosas? ¿Es de la naturaleza de las religiones ser unidades discursivas? Con el cristianismo se aprende que Dios es uno y es tres; es padre, hijo y espíritu santo. ¿Qué significa esto? Significa que la diversidad tiene un principio, un origen: Dios, esta unidad discursiva que es el precipicio de todas las demás: el espíritu de ellas. De cara a estos asuntos, tal vez sea posible decir: es de la naturaleza de los poderes señoriales ponerse como el centro irradiador de las multiplicidades de la vida, vendiéndonos la ilusión de que todo lo que existe proviene de dicho centro.
7.
Una unidad discursiva como religión señorial es la herencia en esta creencia: es heredera de una unidad discursiva trascendental, que puede ser Dios o una religión, que puede ser el soberano, que puede ser una nacionalidad, un animal totêmico, una planta, no importa; lo importante es que, como unidades discursivas, seamos tributarios de esta religión: hay un señor que nos guía, que nos define en cuanto tal: y este señor puede ser Dios, el soberano, el patriarca, el lenguaje, el conocimiento, la verdad.
8.
Si, con Walter Benjamin, en la tradición del oprimido, el estado de excepción se constituye como regla general (2) es porque en círculo tal vez sea posible argumentar: la existencia del oprimido vuelve a las unidades discursivas metafísicas, trascendencias, religiones.
9.
Esta es pues la principal función de las unidades discursivas que hacen eco de un centro soberano, un Dios: sirven para mantener la tradición del oprimido, La principal unidad discursiva, bajo este punto de vista, es la que la ata al pasado, al presente y al futuro. Lo que heredamos de los pasados opresores, en el presente, es: tecnología de opresión (3). Cabe a cada presente opresor hacer el uso máximo de los pasados opresores, principalmente de sus guerras permanentes contra los oprimidos, complejizándolas con tecnologías aún más eficaces, todavía más, opresoras, para ser redundantes.
10.
En la imagen antigua de las sociedades oligárquicas, señoriales, las unidades discursivas son religiosas en el peor sentido del término: ellas cumplen el papel de mantener el vínculo histórico de opresión, lo que es igual a decir que sirven principalmente para sedimentar, en el tiempo, la tradición del oprimido, como si esta fuese una segunda naturaleza humana, como si fuese un asunto la existencia de opresores y oprimidos: así como las guerras, que son ante todo guerras de la y en la tradición del oprimido, que existen para perpetuarla.
11.
La tradición del oprimido es, por lo tanto, la continuidad en el tiempo de las sociedades opresoras, desiguales, jerárquicas, bélicas. Se diría que su principal arma, la de los opresores, siempre fue el uso bélico/religioso de las unidades discursivas. Estas, por lo mismo, definen cada época histórica. En la sociedad de la soberanía, por ejemplo, la unidad discursiva principal es: soberano y súbdito, en un contexto en el que la fricción de ambos, vía sacrifício del segundo, produce trascendencias, religiones, razón suficiente para decir que la principal mercancía, también entendida como unidad discursiva, de la sociedad de la soberanía es: la trascendencia (4). Esta, a su vez, pensada como unidad discursiva de la sociedad de la soberanía, divide el mundo en alto y bajo, en superior e inferior, inmortal y mortal, en diversos contextos en que el primer polo, el del soberano, es siempre el lugar de la superioridad, de la inmortalidad, de la reverencia, de lo divino.
12.
La sociedad disciplinaria no elimina a la soberana. En lugar de ello, la difunde. Por tanto, multiplica unidades discursivas disciplinarias: la familia, la policía, el asilo, la escuela, la cárcel, la fábrica. Como se ve, la sociedad disciplinaria se define como acuerdo histórico que produce instituciones disciplinarias, entendidas como unidades discursivas.
13.
Como el principal objetivo de la tradición del oprimido es mantener el vínculo histórico de opresión, no es casual que las instituciones de la sociedad disciplinaria contengan en ella la figura del soberano y del súbdito en contextos en los que la pugna de ambos debe ser resuelta por la producción de trascendencia. Entre padre e hijo, este debe someterse a aquél, a fin de dotar de trascendencia a la figura del padre. Entre patrón y empleado es lo mismo: este debe sujetarse a aquél para que el patrón sea el lugar de trascendencia.
14.
Si la sociedad de la soberanía somete al súbdito, sacrificándolo, para producir trascendencia para el soberano, la sociedad disciplinaria, a su vez, tiene en la disciplina su razón de ser. Un hijo disciplinado, significa, por eso mismo, un padre trascendental; un saber disciplinado significa un profesor trascendental. Y así en lo sucesivo.
15.
La sociedad de control, que es en la que vivimos, tal como la disciplinaria en relación con la soberana, no elimina las anteriores: hereda de ellas tanto la relación soberano/súbdito/trascendencia, unidad discursiva de la sociedad de la soberanía, como la multiplicación de unidades discursivas, vía instituciones disciplinarias, de la sociedad de la disciplina.
16.
La sociedad de control se define teniendo en cuenta la presencia en lo cotidiano de tecnologías de captura tanto de la sociedad de la soberanía como de la sociedad disciplinaria. Es típicamente una sociedad tardía, agotada, porque vive para dilatar la soberanía y la disciplina, aunque parezca profundamente no soberana e indisciplinada.
17.
Si se considera el desplazamiento de la sociedad de la soberanía por la disciplinaria, lo que se observa es la multiplicación de la relación entre soberano/súbdito/trascendencia. La sociedad disciplinaria, en lo hondo y en lo pando, es profundamente soberana. La misma situación se da con la sociedad de control: es al mismo tiempo profundamente soberana y disciplinaria, pero lo es en la misma medida de lo que está en juego en la larga historia de la tradición del oprimido, a saber: la producción de modelos sociales oligárquicos, esto es, para pocos.
18.
En la sociedad de la soberanía, este «para pocos» de la oligarquía tiene algunos nombres: reyes, emperadores, señores feudales, sultanes, emires, jeques, en diversos contextos cuyo principio común es: no hacen parte del cotidiano de los pueblos. En la sociedad disciplinaria, a su vez, el «para pocos» de la trascendencia se difunde en el padre, en el patrón, en el marido, en el jefe, en los saberes, en el dinero, en la vida cotidiana. En la sociedad de control, el «para pocos» sufre un metamórfico retorno a la sociedad de la soberanía, vía soberano, por medio del individuo aislado, cosificado, razón suficiente para deducir que en lo contemporáneo, cuna de la sociedad de control, somos igualmente estimulados a que nos sintamos como si fuéramos reyes, a través de un curioso proceso de in/out que implica al individuo y a la máquina o al individuo y a las Nuevas Tecnologías de Comunicación (NTC), teniendo en cuenta la revolución en las ciencias electrónicas y su desdoblamiento, por ejemplo, en la telemática, entendida como sistemas informáticos de procesamiento de sonidos, imágenes, textos.
19.
El sistema in/out de la sociedad de control se inscribe en una dinámica interactiva del sujeto y de la máquina tal que el individuo tiende a aislarse cada vez más teniendo como interlocutor equipamentos electrónicos de comunicación que lo metamorfosea en una Id-identidad (una identidad inconsciente, robotizada, alienada). Del aparato mental de Freud, Superyó, Yo, Ello, es el Ello (o Inconsciente), este primario Narciso, el que emerge como el nuevo Rey, el nuevo soberano, gozándose de trascendencia, estando al mismo tiempo aislado, más tarde no disponible para el día a día; e igualmente difundido, cotidianizado, porque se encuentra en todas partes.
20.
Si pensamos el aparato psíquico de Freud bajo el punto de vista de la sociedad disciplinaria, de la relación entre el Superyó, el Yo y el Ello, es posible inferir que el primero, el Superyó, la voz del soberano, de Dios, de la moral, de la prohibición, se inscribe en el segundo, el Yo, teniendo en cuenta la formación de una unidad disciplinaria (el sujeto y su personalidad) anclada en la inconsciencia, razón por la cual la culpa funciona en la sociedad disciplinaria, porque en esta la conciencia culpada lo es porque debe ser disciplinada para evitar a todo costo las pulsiones narcisistas del Ello, acatando las prohibiciones del Superyó.
21.
En la sociedad disciplinaria, la conciencia culpada, el Yo, es la señal de que la secuencia soberano/súbdito/trascendencia está funcionando. Por otro lado, en la sociedad de control, el aparato mental de Freud sufre un importante cambio, pasando a ser señalado así: Ello, Superyó, Yo. Como se ve, el Ello toma el lugar del Superyó, transformándose en el nuevo dictador o en el nuevo soberano, al mismo tiempo que condena al Yo al exílio psíquico. En este contexto, la culpa de la sociedad disciplinaria no funciona más en la sociedad de control.
22.
El individuo aislado Id-entificado de la sociedad de la soberania es desculpabilizado; un (inconsciente) Ello ambulante. Los jóvenes (incluso europeos) del Emirato Islámico son el ejemplo más acabado (o deformado por desvirtuado) de esta nueva/vieja configuración mental de la sociedad de control: son Ellos ambulantes entrenados (y pagados) por el imperialismo yanqui (directa o indirectamente) en el contexto de las nuevas tecnologías bélicas del control.
23.
Las escenas de algunos de ellos comiendo corazón o hígado de sus víctimas es la prueba más clara del retorno del Ello-Superyó al interior de lo contemporáneo; escenas susceptibles de análisis por las Nuevas Tecnologías de Comunicación (NTC). Estas, por lo tanto, se constituyen en el soporte electrónico/comunicativo del vínculo de la tradición del oprimido, entendida ella misma como unidad discursiva entre la sociedad de la soberanía, disciplinaria y de control, razón por la cual estamos en el interior de la sociedad de control integrado, mezcla de los tres modelos que la tradición del oprimido produjo con el objetivo de someter el trabajo colectivo, secuestrándolo, degradándolo, asesinándolo, con el fin de tomar posesión de su trascendencia.
24.
Los celulares, los satélites de comunicación, los computadores, los drones, el videofono, que permite visualizar a distancia, el videojuego y un sinfín de artilugios de control son accionados desde el día a día como armas de guerra para el cambio del Yo y del Superyó en (el inconsciente) Ello, formando así personalidades narcisistas, infantiles, cuya paradojal disciplina es desplazada por el consumo y por el uso/consumo sin fin de las Nuevas Tecnologías de Comunicación (NTC).
25.
Fundamentalmente, lo que se comunica, al interior de la sociedad de control, es: Ello igual a Ello. Todo tiende a ocurrir del ¡Ir! al Ello, ahora al mismo tiempo un Superyó y un Yo trascendentalmente desculpabilizado.
26.
Esta situación trae un gran problema para la lucha de clases, que es meticulosamente manipulada para al mismo tiempo: 1) secuestrar la conciencia de la opresión, formando un oprimido soberano (o que, como con el Ello, se engaña con que lo es); 2) confundirnos, pues este individuo aislado es ello-entificado, con el objetivo de hacer valer sus narcisistas deseos primarios, lucha contra los otros Ellos, estando ciego, en este contexto, para visualizar a los verdaderos opresores.
27.
El imperialismo gringo es el administrador global de la sociedad de control integrado y la agencia precisamente usando las Nuevas Tecnologías de Comunicación (NTC) como modelo de realización de una humanidad ello-entificada.
28.
Cuando el Superyó se torna Yo que se vuelve Ello la guerra es total, absoluta. El imperialismo yanqui concentra todos sus esfuerzos (financieros, intelectuales, tecnológicos, bélicos, de Internet, comunicativos) con el objetivo de transformarse en el soberano trascendental de la absoluta guerra planetaria: esa en la que cada Ello, cada individuo aislado (inconsciente, alienado) se alza al mismo tiempo como soberano en relación con el otro individuo, concebido a priori como un oprimido a ser destruido.
29.
El imperialismo estadounidense es él mismo un absoluto Ello, que se presenta como un Superyó al mismo tiempo, siempre manipulando las NTC, en las que publicitariamente se edita como el Yo de la conciencia democrática de la humanidad. Sus transnacionales son el ejemplo más trágico de la sociedad ello-entificada. El narcisista deseo de ellas de secuestrar las riquezas de los pueblos, concentrándolas de forma trascendental, no tiene fin. Como niños mimados, quieren más y más, siendo capaces de todo para lograrlo, así como el Ello (Inconsciente) del sistema mental freudiano.
30.
En la sociedad de control integrado la unidad discursiva por excelencia es el Ello. Todo es Ello en su interior, incluso las mercancías, porque todo es mercancía ello-entificada, teniendo al dinero y muy especialmente al dólar como al Ello de la abstracción divina: al mismo tiempo un Superyó y un Yo vencidos por el narcisismo primario de acumular contra todo y contra todos.
31.
El imperialismo yanqui es la empresa mundial de producción de la siguiente unidad discursiva planetaria: ello-entificación. Su al mismo tiempo inconsciente y consciente deseo Ello es: transformar a todo el planeta en un teatro de guerra tal, que cada individuo ello-entificado se transforme en un arma de guerra contra la vida en la Tierra: contra, por extensión, la conciencia libertaria, igualitaria, latente en los pueblos del mundo.
32.
Es mera ilusión, en este escenario, el argumento de que puedan realizarse revoluciones emancipadoras usando las NTC principalmente teniendo en cuenta las redes sociales. No se hace revolución de Ello a Ello, entre Ello-s, principalmente porque además de ello-entificados, somos también ellos-entificados por el sistema de vigilancia planetario del imperialismo estadounidense.
33.
Lo que la humanidad precisa más que nunca es de una conciencia planetaria del oprimido como una única clase social. El sistema Ello (Id) del imperialismo gringo nos divide indefinidamente transformándonos en fisuras atómicas: bombas contra la vida colectiva.
34.
El estado de excepción (o de emergencia, de acuerdo con Walter Benjamin) oligárquico contra los oprimidos de la Tierra produce una tradición del oprimido de la sociedad de control integrado. En este contexto, lo que necesitamos pura y simplemente es el de salir del lugar de los soberanos ilusos o de los soberanos Id-entificados por las NTC, con el fin de que nos inscribamos en nuestro verdadero lugar: el de oprimidos, seña para que dejemos de serlo. Por tanto, debemos eliminar el más mínimo deseo de hacernos soberanos trascendentales.
35.
Bajo el punto de vista de los oprimidos de la Tierra, la lucha de clases en el interior de la sociedad de control integrado obviamente, si es consciente de los retos de la y en la actualidad, no debe satanizar las Nuevas Tecnologías de la Comunicación. No es de esto que se trata. Lo que está en juego es una radical democratización del uso colectivo de las NTC.
36.
Las NTC, por lo tanto, deben ser producidas teniendo em cuenta un sistema de propiedad social, por no decir civilizacional. Si el asunto de la lucha de clases, cuando se pone al servicio de la eliminación de la tradición del oprimido, está en razón directa de la colectivización de los medios de producción, lo que está en juego en el interior de la sociedad de control integrado es la apropiación social de los medios de los medios en las Nuevas Tecnologías de Comunicación.
37.
Y, ¡qué son los medios de los medios? El colombiano, de origen español, Jesús Martín Barbero, en el libro De los medios a las mediaciones – Comunicación, cultura y hegemonia (1987) fue quien primero puso este asunto en sus términos: las Nuevas Tecnologías de Comunicación desempeñan hoy el papel de mediadoras planetarias de subjetividades. Si se considera el imperialismo gringo, este Ello de las guerras (Ide às guerras!, ¡ir a las guerras!), las mediaciones planetárias, in/out, tiene como objetivo lo siguiente: producir Ello-s, razón por la cual lo que es mediado mundialmente ha sido Ello a través de Ello.
38.
El imperialismo yanqui USA y abUSA de las mediaciones de las y en las NTC con el objetivo determinado de volverse el Superyó/Ello de la lucha de clases planetaria, sustituyéndola por una lucha de clases al estilo mediación mundial de Ello-s. En este contexto es posible decir que el objeto de la lucha de clases planetaria, siempre teniendo como referencia el punto de vista del oprimido igualmente mundial, es: la propia mediación inscrita en el DNA de las NTC.
39.
La hegemonía que los oprimidos del mundo están retados a producir no será mínimamente posibilitada sin el dominio colectivo de las mediaciones producidas por las Nuevas Tecnologías de Comunicación.
40.
De los medios a las mediaciones, el objeto de la lucha de clases debe ser: las mediaciones.
41.
Si la sociedad de la soberanía producía mediaciones trascendentales a través de la maldición de los súbditos, el corto circuito de ella se daba liberando a los súbditos al no permitir que el soberano secuestrase para sí la trascendencia. Cristo fue la seña por excelencia de este corto circuito. La imagen órfica de su caída en la mortalidad es indicación ejemplar en torno a que el productor de la trascendencia debe ser su único y exclusivo dueño: el pobre, el excluido colectivo.
42.
La larga historia del mesianismo entre los pobres del mundo, por contradictoria que sea, es parte de este proyecto de un Dios caído, lo que equivale a un soberano que no lo es más, para que el colectivo nazca trascendentalizándose.
43.
Si la sociedad disciplinaria produce mediaciones trascendentales multiplicando unidades discursivas institucionales, como la familia, la fábrica, la escuela, el corto circuito de ella se da por la orquestación colectiva de instituciones sin soberanos, radicalmente democráticas: una familia sin patriarcado, una fábrica sin patrón, una escuela sin maestro.
44.
Si la sociedad de control integrado produce sus mediaciones incorporando las tecnologías de poder soberanas y disciplinarias por medio del desplazamiento del soberano (más tarde de Dios, de la trascendencia) al individuo aislado, el opresor y el oprimido de sí mismo y de los demás, disciplinándolo por medio de sobredosis de interacciones con los artefactos de las NTC, su corto circuito es uno solamente: usar la red in/out de las NTC teniendo en cuenta el proyecto freudiano de un Yo emancipado tanto de la moralidad policial del Superyó como de los ciegos y letales deseos narcisistas del (inconsciente) Ello.
45.
Para tal fin, es preciso producir referencias objetivas. Una de ellas, la más importante, es: la eliminación del imperialismo gringo como el epicentro de la producción mundial de Ello-s, lo que sólo es posible trabajando para transformar a los Estados Unidos en un país socialista, sin oligarquía.
46.
Como los Estados Unidos son al mismo tiempo los medios y las mediaciones de Ello-s de todo el planeta, transformarlos en una sociedad socialista es tarea no sólo para los gringos, sino para todos. El pueblo estadounidense es fascinante, extraordinario, trascendental, por la clara razón de que es un pueblo-mundo.
47.
El socialismo de los Estados Unidos, como forma de salvar la vida en la Tierra, es el socialismo mundial que combatirá la empresa mundial de producción de Ello-s no por medio de la lucha individual contra el Ello, porque en este caso seremos igualmente Ello-s, sino a través de la eliminación de las oligarquías de todos los lugares del planeta, una vez que el oligarca es en sí el DNA de la producción y reproducción de producción de Ello-s.
48.
Esta eliminación planetaria de todas las oligarquías del mundo, comenzando por la gringa, sólo será posible si desprogramamos las Nuevas Tecnologías de Comunicación, mediándolas con nuestras presencias colectivas.
49.
En la novela Gran Sertón: veredas (1957), del escritor brasileño João Guimarães Rosa, estas presencias tienen muchos nombres y se pueden resumir en uno solo: el pueblo, como es posible observar en el siguiente fragmento de la obra: «Pues, he aquí, que emergir el rio de los manantiales, será la misma cosa que un redoblarse en los internos de este nuestro Estado nuestro, constante viaje de unos tres meses… ¿Y qué? ¿Que a contar? Locura. La fantasiación. Y, el respeto de dar así a él estos nombres rebuscados, es que incluso él ¡forme forma, con las presencias!» (ROSA, 2001, p. 24) (5).
50.
Para recuperar en el interior de estos nuestros Estados Unidos, eliminando la civilización Ello de la sociedad de control integrado, es preciso, tal como indica la novela de Guimarães Rosa, emergir el rio de los manantiales, lo que es igual que decir: es necesario volver a la sociedad de la soberanía, eliminándola totalmente de la faz de la Tierra, por medio de un demo/pueblo (6) que ¡forme forma con sus presencias!, mediándose colectivamente sin precisar más de cualquier tutela; sin precisar más de cualquier forma de representación exterior a sí.
51.
Un pueblo/demo que se comunica a sí mismo, con sus presencias, formando formas trascendentales em el corazón del día a día, en un mundo sin famosos y, ante todo, sin anónimos ellos.
NOTAS:
(1) Juego de palabras entre Id, Ello o Inconsciente, e Ide, en portugués imperativo para ir, a las guerras, en este caso, de forma inconsciente, como hace el país más invasor de la Tierra, Estados Unidos. De acuerdo con Freud, el Id, cuyo contenido es inconsciente y consiste esencialmente en la expresión psíquica de las pulsiones y deseos, está en conflicto con el Yo y el Superyó, instancias que en su teoría se han escindido posteriormente de él.
(2) En el numeral VIII de Tesis de la filosofia de la historia, Walter Benjamin dice: » La tradición del oprimido nos enseña que el ‘estado de emergencia’ en que vivimos no es la excepción, sino la regla».
(3) En su inconcluso Libro de los pasajes, Walter Benjamin, por ejemplo, aborda desde la crítica la dimensión política de la urbanización. Allí explica cómo se hizo la construcción de pasajes que caracterizaron los conjuntos urbanos a partir del siglo XVIII y cómo estaban pensados desde la lógica económica. Así, anunciaba el fin de las mediaciones sociales libres, ahora mediatizadas por los intereses de la mercantilización: el antecedente directo de los shopping centers, esa modernas catedrales (pues desplazaron a las Iglesias) de las que habla Saramago en La caverna (Companhia das Letras, 2000; Alfaguara, 2001, en español): allí el Nobel portugués plantea que para cambiar de vida, hay que cambiar la vida.
(4) Esto es lo que ha convertido a las universidades de hoy en parroquias, como alguien ha dado en llamar a los espacios (destinados para la reflexión, la disensión y la crítica) que por arte de birlibirloque, no poco por la acción de ciertos profesores que siguen propagando la existencia de Dios como hecho irrefutable, aun sin comprobar nada sobre ella, hoy se han convertido en confesionarios, en ventrílocuos del poder.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=193345&titular=%BFuniversidades-o-parroquias?
(5) La visión de Guimarães Rosa sobre su tiempo remite a la concepción de Walter Benjamin sobre la historia, que propone una nueva escritura del pasado, cuyo objetivo sería «peinar la historia a contrapelo» BENJAMIN, W. Magia e técnica, arte e política. Obras escolhidas I, São Paulo: Brasiliense, 1986: 225.
(6) Lo dicho aquí no implica desconocer: «Democracia no significa en griego clásico el gobierno del pueblo, sino el poder de los ‘demoi’ en el sistema político. ¿Y qué son los demoi? Sencillamente agrupaciones de linaje en que estaban inscritos los ciudadanos atenienses varones de pura cepa, hijos y descendientes puros de atenienses por rama paterna y materna y mediando siempre matrimonio legal desde tiempo inmemorial, los cuales son una absoluta y ridícula minoría de la población, incluso dentro de la población libre y no esclava: eso es lo que significa el ‘pueblo’ para los griegos. Calculen que era aproximadamente el gobierno de un 5% de la población sobre el resto, cosa que algunos parecen ignorar». http://etimologias.dechile.net/?democracia
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