Ángel M. Agosto (Puerto Rico, 1946) lleva tiempo escribiendo, demostrando que la palabra puede ser instrumento de acción y reivindicación política y laboral. Forjado en la vieja escuela del Movimiento Pro Independencia (1959-1971 y el Partido Socialista Puertorriqueño (PSP, 1971-1977), ha sobrevivido al tiempo muerto sin perder la compostura de sus convicciones ideológicas con el […]
Ángel M. Agosto (Puerto Rico, 1946) lleva tiempo escribiendo, demostrando que la palabra puede ser instrumento de acción y reivindicación política y laboral. Forjado en la vieja escuela del Movimiento Pro Independencia (1959-1971 y el Partido Socialista Puertorriqueño (PSP, 1971-1977), ha sobrevivido al tiempo muerto sin perder la compostura de sus convicciones ideológicas con el pasar de los años. Agosto se ha destacado como cooperativista, cuentista, ensayista, editor y periodista. Don Ángel me ha honrado con la cortesía de responder a mis preguntas. Sirvan para incentivar su trabajo creativo y para motivarle a transformar en historia su memoria política de un prolífico quehacer literario-político como el que ha vivido para contarlo, hoy más pertinente que ayer en nuestro Puerto Rico.
– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Eres un escritor que a su vez ha sido periodista, editor, cooperativista, político y activista sindical. Eres parte de una generación que se tomó en serio la tarea de pasar del Movimiento Pro-Independencia (MPI, 1959-1971) a un partido socialista (PSP, 1971-1977) de vocación marxista y gestor-organizador de la clase obrera de su país. Parte de tu trabajo creativo-investigativo hoy parte de esa experiencia de vida. Uno de tus múltiples trabajos recientemente publicados es «Lustro de gloria: No hubo en la historia fuerza mayor para la revolución en Puerto Rico» (2015). ¿De qué gloria trató ese lustro, o de qué glorias tratas en «Lustro de gloria»?
– Ángel M. Agosto (AMA, en adelante) – Lustro de gloria, cuya primera edición se publicó en septiembre de 2009, es una memoria política de la gestación (1971-1976) del primer partido marxista leninista de masas, aspirante en serio a constituirse en vanguardia de la clase obrera. Postulaba una estrategia revolucionaria para la toma del poder en Puerto Rico. Fue un tiempo glorioso para el proletariado en lucha («la más intensa lucha de clases de nuestra historia», según la investigación de Ángel G. Quintero Rivera y Gervasio García, que arrancó con una gran huelga de uno/as mil obrero/as de la General Electric en Río Grande (1969-70). Esta huelga, que recibió innumerables editoriales condenatorios por parte de la prensa de derecha de la época, fue ganada por nuestras obreras y por nuestros obreros, por primera vez en esa empresa en todos los Estados Unidos. Obtuvo el apoyo del movimiento estudiantil revolucionario, el MPI y los CAL, cuyas acciones armadas rompieron el espinazo de la estrategia anti obrera patronal. Debo subrayar que las mujeres cumplieron un rol destacadísimo durante la huelga, fue notable su combatividad frente a la «fuerza de choque» de la policía, organismo táctico que se inauguraba en esos mismos días. Ello abrió una época de luchas obreras en los centros industriales y las comunidades trabajadoras, que vieron cómo sus propios esfuerzos se traducían en victorias de corto plazo. Ello se convertía en estímulo para la generalización de las luchas sociales, impactando todas las capas sociales atropelladas en Puerto Rico por el capitalismo y el colonialismo. También abrió al tradicional movimiento independentista radical un nuevo escenario organizativo, una especie de refundación socialista del MPI.
– WRS – ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle? ¿Qué relación tiene «Lustro de gloria» con tu trabajo creativo-investigativo y tu activismo entonces y hoy?
– AMA – Además de mostrar en detalle esa experiencia histórica, Lustro de gloria es también un análisis crítico muy vigente hoy. Se revela por primera vez la relación orgánica entre la lucha de masas revolucionaria que dirigía primero el MPI, y luego el PSP, con el trabajo armado y clandestino de lo que en los inicios se llamó CAL, y luego fue conformándose en lo que se proyectaba como un «ejército popular», partiendo de la visión marxista de que a las armas la dirige la política, y la lucha armada es solo parte de la lucha de masas. No puede ser exitosa la lucha armada si no está en función de aquella. Déjame aclararte esto, pues es muy importante. En aquellos años la dirección política del MPI-PSP negaba explícitamente, por razones de seguridad, la relación directa entre el MPI-PSP y los CAL. En 2009, al publicarse Lustro…, se da a conocer por primera vez que las mencionadas organizaciones políticas dirigían de día a día la organización armada.
Las luchas obreras, desde sus gérmenes más primitivos en Puerto Rico a fines del siglo 19, siempre necesitaron de la acción armada y la violencia reivindicativa para salir adelante con éxito. Por eso el jacho fue símbolo del primer partido socialista de la primera mitad del siglo veinte. El jacho, como muestro en mi último libro de ensayos Teoría y revolución, no solo se usó para alumbrar el camino, también se usó como arma para asegurar el triunfo de las luchas proletarias mediante la quema de los cañaverales. El vínculo entre mi memoria Lustro… y esta antología de ensayos es mi postura de que la debilidad del movimiento obrero en la actualidad tiene que ver con la falta de instrumentos de lucha que artillen la fuerza de los trabajadores y trabajadoras, ya que hay que forzar a nuestros enemigos de clase a ceder a las demandas de los trabajadores, no aflojan sus privilegios si mostramos debilidad. Es una literatura que interpela al combate. El movimiento obrero tiene que apalancar el cambio social, desde las fases economicistas hasta los niveles revolucionarios.
Mi trabajo literario de ficción no se aparta de esta visión política. Mis libros de cuento El hombre del tiempo, Horror blanco, Rutina rota, así como la novela Voces de bronce, se mantienen en esa visión del mundo. La novela es, en palabras de la Dra. Anamín Santiago, un plan de trabajo para la revolución socialista. Ella señala que en la narrativa de ficción llego a un acuerdo entre literatura y mis investigaciones históricas para formular mi propia propuesta para una nueva narrativa histórica, en la que no dudo de la historia, aunque rechazo la historia oficial. Es un cuestionamiento, dicho sea de paso, siempre presente en el análisis marxista. Como usted sabe, la llamada nueva novela histórica latinoamericana duda de la historia toda, ese no es mi caso.
– WRS – Si comparas tu crecimiento y madurez como persona, escritor, periodista y activista entre la época que te inicias en el MPI-PSP con tu época actual de escritor, editor y cooperativista en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en tu trabajo creativo?
– AMA – Comencé muy joven en las luchas estudiantiles universitarias de mediados de los sesenta, durante los años en que nuestro movimiento revolucionario retomaba las luchas después de muchos años de silencio, tras el periodo macartista y la represión nacionalista de los cincuenta.
Los fines de los sesenta fueron años de organización, análisis y búsqueda de alternativas. Primaba la lucha nacional defensiva, pero se abrían trincheras en el movimiento obrero que marcarían cambios de envergadura histórica. Fuimos pioneras y pioneros en el desarrollo de instrumentos tales como la Federación Estudiantil Pro Independencia (FEPI), cantera de cuadros de la lucha social en el nivel de las escuelas secundarias. También contribuimos al fortalecimiento y radicalización de la Federación Universitaria Pro Independencia (la FUPI), cuya existencia es aún anterior al MPI. Su accionar detonó las luchas sociales en los centros universitarios, fortaleció los niveles organizativos de los estudiantes, obtuvo importantes victorias contra el militarismo como lo fue la salida del ROTC del recinto de Río Piedras de la UPR y la derrota del Servicio Militar Obligatorio, y contribuyó a la formación de quienes habrían de dirigir, en buena medida, las luchas de los setenta. Vimos nacer, por primera vez en la historia, un periódico diario de los trabajadores y trabajadoras (Claridad, 1973-76), junto al impacto cultural de primer orden que fue la nueva trova o música de protesta y teatro de guerrillas, cuya presencia en todas las esferas de difusión cultural contribuyó a elevar los niveles de conciencia nacional y social del país. El enlace entre aquel pasado glorioso y la actualidad lo vemos en luchadoras como Flora Santiago, poeta y trovadora, que con su música y poesía combativa continúa agitando a las masas de desposeídos, indicativo de la continuidad de aquellas luchas.
Por eso mis primeros trabajos fueron informes y ponencias a diversos organismos políticos, siempre con un guiño a la literatura. Por ejemplo, como estuve a cargo de instrumentalizar la solidaridad a los obreros y obreras en huelga de la General Electric en 1969 por parte del movimiento estudiantil y el movimiento obrero, el compañero César Andreu Iglesias, para aquel entonces Secretario de Asuntos Sindicales del MPI, me solicitó un informe de esa huelga. Observen la narrativa con la que arranca dicho informe, leído ante cientos de militantes políticos en un seminario nacional de dirigentes del MPI:
En la madrugada del 1ro de febrero, dos bombas de alto poder explosivo estremecieron el poblado de Palmer. Las detonaciones se escucharon con claridad en los pueblos de Río Grande y Luquillo, a varias millas del lugar. Sucesivamente continuaron escuchándose estruendos que literalmente estremecían edificios. La fábrica quedó paralizada. Alrededor de dos decenas de rompe huelgas del turno de la noche salieron aterrorizados de la planta. Miles de vecinos del poblado se tiraron a las calles, sorprendidos por el espantoso estallido.
Como ves, aún en mis informes políticos ceñidos a la verdad escueta, hay un estilo literario.
¿Cómo crecí intelectualmente? Es tu pregunta, si la interpreto bien. Creo que crecí en la confrontación con las realidades de la lucha social. Al comienzo actuaba, decidía y escribía por intuición. Luego, con la experiencia de la vida, las lecturas y estudios me aproximé a la madurez que, como las utopías y el horizonte, nunca se alcanza a cabalidad.
– WRS – Combinas tu ideología con tus palabras. Trabajas la novela, el ensayo, el cuento, la ponencia, la memoria en el tiempo, tiempo. Don Ángel, ¿cómo visualizas tu trabajo creativo-investigativo con el de tu núcleo generacional de escritores y activistas con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico? ¿Cómo has integrado tu escritura a tu vida diaria de cooperativista y activismo sindical o tu activismo sindical y cooperativista a tu escritura?
– AMA – Empecemos porque no me ubico en el concepto orteguista de generación. En todo caso, pertenezco a una promoción de autores y autoras, cuya escritura es parte del cotidiano en su vida. Desde muy joven, como militante socialista aun en los tiempos de estudiante universitario, combiné la militancia con el trabajo literario, como te dije arriba. Recuerdo otras prácticas de escritura en boga durante mi juventud. En mi primer año universitario publiqué por episodios en una revista que dirigía mi amigo Alberto Álvarez Febles, un ensayo extenso sobre Eugenio María de Hostos, centrado en un estudio mío de La moral social. Ello abrió un debate sobre ese insigne filósofo puertorriqueño, ya hoy reconocido como uno de los principales intelectuales de América. También, durante los años en que me desempeñé como Secretario de Asuntos Sindicales del PSP escribía una columna regular, Desde el taller, en Claridad. Hoy esta columna ocupa cientos de páginas en el apéndice de Lustro de gloria.
El cuento «No fue un accidente», si bien publicado por primera vez en 2004, fue esbozado en 1969. Trata de un ataque nuclear por parte de la Marina de Guerra estadounidense que tiene como consecuencia la desaparición de la isla de Vieques, y que el gobierno de los Estados Unidos encubrió por décadas, hasta que una mujer genio boricua, negra y revolucionaria, desenmascaró la patraña.
De hecho, podría decir que mi literatura no sería posible sin mi inmersión en las luchas sociales. Esta es el alimento de mis trabajos, sean de ficción, sociológicos, filosóficos o históricos. Pienso que la literatura no puede trabajarse a espaldas de la realidad, en particular partiendo de la formación histórico social concreta del país. La universalidad de Cien años de soledad, para tomar un ejemplo reconocido, no hubiera sido posible si el autor, Gabriel García Márquez, no hubiera dibujado el Macondo primitivo con el modelo de su natal Aracataca y, a la mitad de la obra, el Macondo desarrollado semejante a la costera Barranquilla colombiana. Sigo inmerso en las luchas sindicales y políticas del movimiento obrero y el día que no lo haga muere mi literatura, eso te lo puedo asegurar.
La literatura como arte está insertada en la historia del movimiento obrero en Puerto Rico, desde sus mismos inicios a fines del siglo 19. En los centros de trabajo se presentaban obras escritas por obreras y obreros que no solo fueron parte del entretenimiento de los trabajadores, sino que también cumplieron funciones didácticas. Investigadores como Roberto Ramos Perea y Quintero Rivera así lo demuestran en sus libros. Bernardo Vega en su Memoria de Bernardo Vega, magistralmente editada por César Andreu Iglesias, nos relata cómo se llevaba a cabo la práctica de lecturas de obras de ficción y tratados marxistas mientras sus compañeros obreros rendían la labor productiva en los centros industriales.
– WRS – ¿Cómo concibes la recepción a tu trabajo creativo-investigativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de tus pares?
– AMA – A pesar de las buenas ventas, todavía en Puerto Rico las escritoras y los escritores no podemos vivir de lo que escribimos.
– WRS – Sé que vos es de Canóvanas, Puerto Rico. ¿Te consideras un escritor puertorriqueño o no? O, más bien, un escritor, sea este puertorriqueño o no. ¿Por qué?
– AMA – Soy natural del barrio Hato Puerco de Canóvanas. En ese pueblito del este costero he vivido la mayor parte de mi vida. Hoy resido en el contiguo Río Grande. Nunca he vivido fuera de la isla, aunque he estado en el exterior (Cuba, Estados Unidos, Venezuela y España, y en algunos otros países de forma clandestina, algún día habrá que informarlo) por razones de responsabilidad política. Mi literatura, y todo lo que escribo, parten de las realidades concretas de mi país. Nada es universal sin raíces. Soy autor puertorriqueño.
– WRS – ¿Cómo integras tu identidad étnica y tu ideología política con o en tu trabajo creativo-investigativo y tu formación política, sindical y cooperativista?
– AMA – ¿Identidad étnica? Es un tanto extraña la pregunta para quienes nos sabemos antropológicamente descendientes de negros, taínos y españoles, en los que priman los primeros sobre los otros dos. Aunque claro, la cultura española asumió durante siglos la hegemonía.
– WRS – ¿Cómo se integra tu trabajo creativo a tu experiencia de vida como militante antes y después de tu paso por el MPI y el PSP? ¿Cómo integras esas experiencias de vida en tu propio quehacer de escritor, editor y activista hoy?
– AMA – Como señalé antes, estas experiencias políticas constituyen la esencia de mi trabajo literario, de ellas recibió su primer impulso y mi militancia sindical y política es lo que hace posible mi labor creativa. En la actualidad, parte de mi trabajo poético se divulga de forma directa a través de la convocatoria abierta de izquierda que opera con el nombre de Poetas en Marcha, en el que participo junto al poeta de la revolución socialista William Pérez Vega, y poetas del calibre de Flora Santiago, Francheska Lebrón, Luis Enrique Romero y líderes sindicales como Eva Ayala y la actriz Anamín Santiago.
Hay dos formas más sutiles: cuando doy talleres para despertar la escritura y talleres para publicarlas. Algunos de mis cuentos han sido dramatizados por actrices y actores profesionales y divulgados magistralmente a través de las emisoras del pueblo de Puerto Rico, WIPR-RADIO, todo lo cual constituye un tipo de propaganda.
– WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a tu trabajo creativo-investigativo y a la temática ideológica del mismo? ¿Cómo ha variado?
– AMA – Con el paso del tiempo ha crecido la aceptación y reconocimiento de mi trabajo, aunque no soy activo en la participación de certámenes y presentaciones de libros. Terceros se tomaron la iniciativa de hacer presentaciones, y solo dos de mis diez libros publicados han sido formalmente presentados. Como soy parte de dos colectivos literarios, Poetas en Marcha y Cómplices en la Palabra, he participado en las presentaciones de los libros de estos grupos, antologías en las que también aparecen trabajos míos. También soy parte de la editorial La Casa Editora de Puerto Rico, con cerca de medio centenar de títulos en circulación, y algunos autores a veces me invitan a sus presentaciones.
– WRS – ¿Qué otros proyectos creativo-investigativos tienes pendientes?
– AMA – Hay varios proyectos en curso. Los que más me emocionan son los siguientes: una investigación sobre el MPI, similar en contenido y gráficos a Lustro de gloria, y una novela sobre la esclavitud negra.
Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.
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