Por si había alguna duda que se va a hacia un nuevo reparto en el dominio del mundo, solo veamos unos pocos acontecimientos de los últimos meses.
1.- Diciembre de 2022, el líder chino, Xi Jinping, ha firmado acuerdos estratégicos con Arabia Saudí en materia tecnológica y energética, entre otras muchas; 34 para ser exactos, con lo que, en plena guerra de Ucrania, Arabia Saudí se aleja de los EEUU y Gran Bretaña.
2.- Marzo de 2023, China auspicia un histórico acuerdo para que Irán y Arabia Saudí restablezcan relaciones. La intermediación de Pekín rompe el eje antiTeherán que Israel y Estados Unidos pretendían levantar con apoyo de Riad.
3.- Marzo de 2023, Irán y Arabia Saudí eran solo el principio. China presenta un ‘plan de paz’ para acabar con la guerra de Ucrania.
4.- Marzo de 2023, Xi invita a Sánchez a Pekín en pleno intento de mediación en la guerra de Ucrania, cuando el Estado Español va a presidir el Consejo de la Unión Europea. El presidente español, volcado en su agenda internacional por el semestre europeo, viajará a China el 30 y el 31 de este mes.
5.- Marzo de 2023, Putin asegura que el plan de paz de China «puede ser la base para resolver el conflicto en Ucrania». Por su parte, Zelenski se abre a una posible reunión con Xi Jinping tras el plan de China.
6.- Marzo de 2023, Vladimir Putin preside la primera cumbre Rusia-África. El mandatario recibió en Sochi a 43 de líderes africanos con los que buscará fomentar más acuerdos y fortalecer las relaciones, con el objetivo de hacer presencia en un continente con una influencia mayoritariamente occidental. Rusia condona más de 20.000 millones de dólares a África.
7.- Marzo de 2023, la armada española se dedica a vigilar a la armada rusa en aguas internacionales. El Centinela, buque con base en Ferrol, siguió y monitorizó este martes a la fragata Admiral Kasatonov y al barco cisterna Akademik Pashin. La armada portuguesa iba a hacer lo mismo en el Atlántico, pero los marinos se negaron a ir al buque, por su mal estado.
8.- Marzo de 2023, crisis en el Credit Suisse, el mayor inversor de Credit Suisse Group AG CS, con el 13% de las acciones, el Banco Nacional Saudita, provocó que las acciones del banco de inversiones suizo bajaran al no acudir a la ampliación de capital con la que buscaban salir del agujero.
Mientras, los cada vez más aislados EEUU, su fiel servidor Gran Bretaña, y la UE, gritan como posesos que hay que derrotar a Putin (utilizando el método recomendado por Goebbels de «personalizar» el enemigo, «atribuyéndole” todos los males del mundo). Discuten si armar más a Ucrania o no, desde los “halcones” como los británicos, quienes han anunciado que van a enviar armamento con uranio empobrecido, o los polacos, que han comenzado a facilitar aviones, hasta las palomas como el Estado Español, que se limita a enviar cuatro tanques maltrechos (no tiene mucho más, la verdad), o Francia que bastante tiene con la revuelta obrera y popular contra las consecuencias de la crisis y la guerra.
Pero no nos confundamos, como hacen ciertos sectores de la izquierda ligada al «castro chavismo»; la política rusa o china es todo menos antiimperialista. Su “antiimperialismo” es querer sustituir a los euro norteamericanos en la hegemonía mundial, que es a donde apuntan estos movimientos de Putin y de Xi, y no buscar acabar con las relaciones sociales de producción capitalistas que sostienen la existencia del imperialismo.
Es de sospechar que ni Putin ni Xi tienen la menor intención de acabar con el capitalismo, sino reforzar la posición de sus respectivas burguesías en el concierto mundial, ante unas potencias, las euro norteamericanas en franca decadencia: 50 bancos norteamericanos están al borde de la quiebra.
Estos sectores de la izquierda, confundidos en el mejor de los casos por la retórica «marxista» de China y “antinazi” de Rusia, flaco favor le hacen a la causa de la lucha contra el capitalismo; hacen lo que Lenin criticó duramente a los que en un conflicto entre potencias capitalistas, se ubicaban en el bando de uno de ellos: «no se puede engordar al joven imperialista frente al decrépito imperialista». Y esto, al adornar a los Putin o Xi, es lo que hacen, «engordar» a estos frente a los decrépitos Biden y …; bueno, de los europeos mejor no hablar, porque son un corcho en la tormenta.
Vamos a un mundo multipolar, pero esto no significa que sea un mundo mejor, antiimperialista y menos que menos, anticapitalista. Gane quien gane en este conflicto internacional larvado, que está en erupción en Ucrania, el capitalismo seguirá su senda de explotación y saqueo de riquezas naturales. Además, los planes de paz parciales, como el de China para Ucrania, son, eso, parciales; los nuevos dirigentes chinos tiene claro que, tarde o temprano, van a chocar con los EEUU y sus fieles aliados del acuerdo militar AUKUS (Australia y Gran Bretaña), y por eso han aumentado su presupuesto militar hasta el 7% del PIB.
Como decía Marx, “entre dos derechos, quien decide es la fuerza”, y más allá de las maniobras de la burguesía china a la que la actual situación pre bélica no le interesa para nada, pues le impide desarrollar “en paz” sus negocios: Nueva Ruta de la Seda, semicolonización de África y América Latina, etc., lo cierto es que la humanidad tiene muchos boletos para que se repita la historia de la primera mitad del siglo XX, esa “larga noche de piedra” que va de 1914 a 1945, solo rota con momentos de esperanza como la revolución de Octubre.
El “mundo multipolar” que dicen defender no significa un mundo más en paz, puesto que ni los decadentes euro norteamericanos van a ceder el cetro por las buenas, ni los chino rusos se harán con él sin luchar. A enfrentar esta situación es a lo que nos debemos preparar, si queremos, de verdad, un mundo en paz.
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