El presidente del Partido de los Trabajadores de Bélgica, Peter Mertens, ha escrito un libro en el que muestra cómo el coronavirus ha puesto al descubierto los mitos y desvergüenzas de un neoliberalismo que lleva cuarenta años agujereando los sistemas de protección de la población menos pudiente. Un liberalismo que se ha demostrado incompatible con el bienestar y la seguridad de la mayoría, incompatible con la vida.
Escrito en julio de 2020, Mertens disecciona el impacto del Covid-19 en los aspectos fundamentales de nuestras vidas con una maestría periodística y pedagógica fuera de lo habitual. Este libro de 170 páginas debería convertirse en el ¡Indignaos! de Stephan Hessel, con el que guarda cierto parecido y al que creo que supera en contenido de denuncia y de propuesta. Un documento muy útil para estructurar un debate racional sobre los problemas que padecemos y sus posibles soluciones. Recuerda a los mejores discursos de Julio Anguita.
Aunque incluye ejemplos de otros países, el libro se centra en las vicisitudes belgas con la pandemia, pero es como si estuviera hablando de España y de lo que hemos vivido y sufrido cada uno de nosotros: una sanidad demediada por los recortes, la tardanza en la respuesta, la improvisación, la imprevisión y la falta de medios, la preponderancia de los intereses privados, el crimen de las residencias, la política depredadora de las grandes empresas que gestionan los cuidados de la tercera edad, la descoordinación de los poderes regionales y su intento de buscar ventajas particulares en medio de la pandemia… etc.
El libro lo componen 19 capítulos estructurados en tres apartados: “Los héroes”, “La sanidad” y “La crisis que se avecina”. Cada capítulo tiene sentido propio lo que facilita una lectura conjunta y por partes.
Comienza con los trabajadores sanitarios, las batas blancas, dándole la espalda a la Primera Ministra de Bélgica que ha acudido al hospital Saint-Pierre de Bruselas para hacerse la foto. Partiendo de esta protesta, Mertens retrata la situación de precariedad, de falta de medios y personal, con que se encontró la sanidad belga tras años de recortes presupuestarios.
A renglón seguido, nos muestra cómo el coronavirus ha puesto en primer plano a aquellos que hacen funcionar la sociedad real, a los trabajadores: “quienes reponen los estantes, quienes descargan los camiones, quienes lavan las sábanas, quienes cuidan de las personas mayores, quienes trabajan en las tiendas, quienes deshuesan el pollo, quienes recogen la basura, quienes …”. La crisis, nos dice, ha puesto en solfa que “los ejecutivos con sobresueldos, los magnates o los especialistas en aparatos fiscales sean el sostén de nuestro bienestar”. Esta era la ecuación que no veíamos: trabajadores esenciales escasamente remunerados frente a charlatanes salarial y mediáticamente dopados.
Mertens hace hincapié en cómo la crisis del coronavirus ha golpeado más en los sectores sociales más vulnerables y en el carácter clasista de las respuestas de algunos políticos. “Pueden instalarse en la primera planta mientras que la mujer de la limpieza se ocupa de la planta baja” dijo el ministro-presidente flamenco Jan Jambon al defender que las empleadas domésticas fuesen a trabajar a pesar de la pandemia. Sin comentarios.
La pandemia también ha revelado la importancia de las luchas de los trabajadores y de los sindicatos por conseguir medidas de seguridad frente al virus, a la par que denuncia los abusos que han sufrido los más vulnerables: los trabajadores inmigrantes. Es paradigmático el caso del matadero de Renania del Norte Tönnies Fleisch, suministrador de la cadena Lidl y Aldi, donde cuatro de cada cinco trabajadores contrajeron el Covid-19 a mediados de junio. Mediante un sistema de subcontratas, el magnate del cerdo, el Sr. Tönnies, se ha ido haciendo multimillonario a costa de usurpar lo derechos laborales de los trabajadores, la mayoría inmigrantes búlgaros y rumanos. Otra denuncia que recoge es el trato sangrante dado a los temporeros en nuestro país y en Italia, trabajadores esenciales para que haya frutas y verduras en nuestras tiendas.
Tras un recorrido amplio y detallado sobre los problemas que la pandemia ha desvelado, Mertens dedica la tercera parte del libro a reflexionar sobre las posibles salidas, partiendo de la premisa de que la crisis de la pandemia no ha hecho más que sumarse a la crisis de 2008, aún en vigor. Por ello, este sociólogo y diputado belga nos advierte que, si no conseguimos darle respuesta desde una perspectiva en la que la seguridad y el bienestar colectivo primen sobre el mercantilismo, una salida en beneficio de los esenciales, de los trabajadores, lo que vendrá será más de los mismo, es decir, más beneficios para “los especuladores financieros, los magnates, consultores y consejeros”.
En lo inmediato, Mertens aboga por la utilización de los fondos europeos para realizar inversiones públicas necesarias para una transición ecológica y digital al servicio de la ciudadanía. Esta idea está en la línea de la propuesta del Green New Deal que defiende la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez. La alternativa ya sabemos cuál es: que los grandes grupos financieros se lleven los fondos a sus cuentas de resultados.