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El perdón del «nuevo rico»

Fuentes: T'Safiqui

Tan verdadera y auténtica se mostró la «bondad» del secretario de la Administración Pública, señor Vinicio Alvarado, como si verdadera y auténtica fuera la «revolución» que encarna junto a su jefe. Alvarado, uno de los contados hombres fuertes del régimen y su jefe indiscutible de mercadeo, «perdonó» a la dirigente indígena Mónica Chuji, quien le […]

Tan verdadera y auténtica se mostró la «bondad» del secretario de la Administración Pública, señor Vinicio Alvarado, como si verdadera y auténtica fuera la «revolución» que encarna junto a su jefe.

Alvarado, uno de los contados hombres fuertes del régimen y su jefe indiscutible de mercadeo, «perdonó» a la dirigente indígena Mónica Chuji, quien le dijo «nuevo rico» y por ello fuera condenada a un año de cárcel y al pago de 100 mil dólares por injuria calumniosa. Mas ella, con una sencilla y profunda lección de dignidad, le dijo lo que todo cristiano debe saber: «A mí solo me perdona Dios».

Pero el hecho guarda especial importancia porque resume y revela las imágenes, valores y símbolos del «correismo», un fenómeno político caracterizado por su profundo conservadurismo, su autoritarismo atávico y su veleidosa y cobarde exhibición de fuerza policial y militar.

Recordemos algo más que un dato de prensa: el propio presidente Correa acompañó a Alvarado, con comitiva y todo, para respaldarlo en la presentación del juicio, haciendo una vergonzosa demostración de poder, no solo frente a la ciudadanía, acostumbrada ya a estos montajes teatrales de todos los sábados, sino frente a los propios jueces que están ahora sometidos a un período transitorio bajo el mando del gobierno. Así, ¿con qué cara se podría defender la independencia de la justicia?

Pero ese «perdón» tiene un sabor inconfundible de «populismo electoral». El pueblo sabe con sobradas razones la pelea desigual entre un funcionario público respaldado por el presidente, y un ciudadano común -en este caso la dirigente indígena Mónica Chuji-. El pueblo reconoce rápidamente de qué se trata el «perdón» de Alvarado. El pueblo intuye con sabiduría suprema, que al gobierno no le quedó otra alternativa que desistir del juicio, bajo la figura de remisión, porque se acerca un año electoral y la medida es impresentable y altamente impopular.

Por lo tanto, ni magnanimidad, ni bondad, ni generosidad, ni nada parecido: vulgar cálculo político, cuyo auténtico espíritu se refleja en aquel grito de guerra elevado a ideología o al cerco del rebaño: «prohibido olvidar».

No se explica de otro modo la persecución y pretendido silenciamiento de más de 200 líderes sociales, muchos de ellos humildes ciudadanos que se atrevieron a protestar por el peligro de contaminación de sus tierras. No se explica de otro modo la persecución, con juicios millonarios de por medio, en contra de quienes piensan distinto. No se explica de otro modo los ataques implacables y descontrolados a sus antiguos colaboradores y amigos.

No se explica de otro modo la obsesión del «correismo» por criminalizar la protesta social y la palabra, criminalizar la legislación con proyectos de ley como el nuevo código penal; criminalizar el uso de la vía pública y hasta criminalizar la filiación política en las instituciones educativas.

Tampoco se explica de otro modo, el silencio cómplice de quienes se dicen de izquierda y continúan temerosos dentro del régimen. Sabemos que este «subsector», orillado al mínimo, no tiene ninguna capacidad de debate, más aún cuando se ha hecho visible la misión del nuevo gabinete: que el camino hacia las elecciones del 2013 no se convierta para Correa en una peregrinación.

Fuente: http://safiqy.org/index.php?option=com_content&view=article&id=3509:ecuador-el-perdon-del-nuevo-rico-&catid=107:editorial&Itemid=480