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Entrevista al periodista y escritor venezolano Modesto Emilio Guerrero

«El poder se define por quién lo tenga y cómo lo use»

Fuentes: Rebelión

M.H.: En comunicación con Modesto Emilio Guerrero para analizar la situación que vive su país donde juró la oposición legislativa y prometió sacar a Maduro en 6 meses. M.E.G.: Eso es lo que ofreció y proclamó en el primer día de la jura, aunque ya lo había venido anunciando desde hace aproximadamente 8 días cuando […]

M.H.: En comunicación con Modesto Emilio Guerrero para analizar la situación que vive su país donde juró la oposición legislativa y prometió sacar a Maduro en 6 meses.

M.E.G.: Eso es lo que ofreció y proclamó en el primer día de la jura, aunque ya lo había venido anunciando desde hace aproximadamente 8 días cuando ya se sentían más empoderados por el triunfo. Lo oficializaron con el poder en la mano en la Asamblea Nacional. Se presenta una lucha entre cuatro poderes, el Parlamento oficial tradicional, la Corte Suprema de Justicia que le ha ordenado mediante una Sentencia que 4 diputados, entre ellos uno chavista, no podían juramentarse porque están impugnados; sentencia que el Presidente de la Cámara desacató juramentando a sus 112 diputados, porque los 54 diputados chavistas salieron del recinto para no aprobar esta medida o no darle legalidad a la misma.

Luego está el poder presidencial, en directa relación con lo que haga o deje de hacer el poder parlamentario. Por otro lado, está un poder alterno en proceso de desarrollo en Venezuela que es el Parlamento Comunal, una institución del llamado poder popular, que se instaló dos días antes al oficial. Esos son los cuatro poderes en pugna, que en realidad depende de cómo lo veas son cuatro o dos, porque hoy la Corte Suprema de Justicia actúa a favor del gobierno y en contra del Parlamento de derecha, pero tranquilamente puede voltearse porque esos jueces no son confiables, ni siquiera son de izquierda; por razones que no conozco han votado a favor del gobierno en la medida de impugnar 4 diputados, lo que le sacó la mayoría calificada a la Mesa de Unidad Democrática (MUD).

M.H.: Más allá de que la afirmación de Henry Ramos Allup al asumir el control del poder legislativo pudiera ser una bravuconada, ¿cuál es la situación política y social por la que está atravesando Venezuela? Es evidente que el chavismo en la última elección legislativa ha perdido más de 2 millones de votos, la oposición no ha modificado sustancialmente su cantidad de votos, fueron alrededor de 400.000 votos más respecto de la última elección. Pero sí es significativa la pérdida de votos que ha tenido el chavismo, de simpatizantes que no han concurrido a votar en las elecciones legislativas del 6 de diciembre.

M.E.G.: Ese es el panorama en términos del voto, pero el panorama social, igual que acá en Argentina, es otro y hay que medirlo con otros criterios. Pero en términos electorales es así como informas, la representatividad del chavismo bajó en más de 2 millones y la representatividad electoral de la derecha creció en alrededor de 400.000 personas, lo cual no es muy significativo en un padrón total de 18 millones donde siempre votan alrededor de 14 millones. No es significativo pero el poder no se define por una pequeña minoría que se vaya o se quede, se define por quién lo tenga y cómo lo use, esa es la diferencia cualitativa que viene a partir del nuevo Parlamento.

Este Parlamento va a utilizar su poder institucionalizado en la Asamblea Nacional para boicotear la presidencia, o sea, impedir que pueda actuar. Lo vamos a ver cuando la semana que viene tenga que presentar constitucionalmente su memoria y cuenta a la Nación y luego, a lo largo de todas las semanas siguientes, vamos a ver un permanente torpedeo de todas las medidas, leyes, regulaciones de cualquier tipo que quiera presentar la presidencia, por parte de la oposición dominante en el Congreso.

Va a haber otro factor dinamizador, la Corte Suprema puede, si quisiera hacer respetar su poder, autorizar a la policía judicial a obligar al Presidente de la Asamblea Nacional a hacer cumplir la Sentencia de no juramentar a los 4 diputados que están impugnados. Así perdería la mayoría calificada, porque quedarían en 109 diputados y el chavismo en 54. La noticia es que la derecha pierde su mayoría calificada y el chavismo no pierde nada.

Por primera vez, desde 2002, ingresa un empresario capitalista al Poder Ejecutivo Nacional

En términos políticos, legales y sociales, la diferencia la puede aportar el Parlamento Comunal, si éste junto con el resto de las instituciones del poder popular, desarrollan un mecanismo político sistémico a nivel nacional y una acción de calle suficientemente impactante, entonces pueden poner en cuestión toda la legalidad institucional del poder de la derecha en la Asamblea Nacional.

Ya la Asamblea comenzó violando la Ley, porque el primer día de sesiones, en su primera acción legislativa decide desacatar a uno de los tres poderes, eso puede generar una confrontación.

Ya le respondió la Corte Suprema, veremos en qué acciones de tipo policial puede terminar eso.

Por otro lado estaría lo que haga el poder comunal, porque si evaluamos lo que está haciendo el gobierno central, Presidencia y Ejecutivo, aparecen nuevos problemas. El gabinete que nombró ayer Maduro tiene tantas luces y sombras que anuncia hacia dónde va. Es la primera vez desde el año 2002 que en Venezuela ingresa un empresario capitalista al Poder Ejecutivo Nacional. Entró Manuel Pérez Abad, un empresario bolivariano, boliburgués, un rico millonario comerciante, asociado mediante contratos con PDVSA, dirige una de las tres cámaras más importantes asociadas al chavismo. Pérez Abad y el encuestador chavista Schemell son dos de los artífices de usar los activos del Estado para saldar deudas y compromisos internacionales. Esto se debe a que parece que los chinos están reacios a seguir aportando al Fondo Chino-Venezolano sin saber adónde va la economía y el gobierno, pero también porque China debe atender sus propios problemas internos.

Este nuevo ministro será el enlace directo con la clase capitalista que estaba fuera del poder político central desde abril de 2002, aunque mantenía su poder como la clase social dominante en la sociedad venezolana.

La segunda novedad es que el gobierno no incluyó en el cambio de gabinete a ningún miembro del poder popular, ni el campesino, ni el obrero, ni el de sexo diverso, ni el de barrios, son las cuatro Comisiones Presidenciales del Poder Popular. De ellos, tres tienen importancia en poder social, pero los dejaron fuera del gabinete.

Por otro lado, han integrado al gabinete a Víctor Álvarez y Jesús Farías, dos economistas chavistas que sostienen, junto a otros jefes del PSUV y una personalidad nacional como José Vicente Rangel, que es necesario ir a un pacto con la burguesía «buena» que sería la que sacó los votos para el Parlamento. Estos dos economistas lo justifican con viejos argumentos de la socialdemocracia del siglo XX, como la necesidad de dar «un paso atrás para dar dos hacia adelante», una frase robada a Lenin, o la táctica bolchevique conocida como la Nueva Política Económica (NEP) que los bolcheviques aplicaron en 1921 para recomponer el mercado, pero sin restarle nada al poder de los soviets.

Si en Venezuela se hiciera una suerte de NEP, pero con el poder en manos de las Comunas y los sindicatos, por ejemplo, sería comprensible, pero en manos de Pérez Abad y la burguesía es un desastre anunciado. Con esos cuentos, que no caben en la situación venezolana, el gobierno busca un pacto rápido con la burguesía. Ahora tienen un representante directo dentro del gabinete y muchos otros como indirectos, por ejemplo al nuevo Vice Presidente, Arístóbulo Istúriz, uno de los más sostenedores del pacto en 2014, luego de las guarimbas. Falta saber qué piensan las Fuerzas Armadas, donde seguro habrá los interesados en esa salida burguesa.

M.H.: Precisamente quería preguntarte sobre la tensión entre el Estado y los movimientos populares, con esto que has comentado, el gobierno parece inclinarse a una actitud que no sé si denominar contraria, pero al menos no favorable, a los movimientos populares que expresan el poder comunal.

En este sentido, quisiera preguntarte en relación al Ejército porque Maduro en todo este período se ha apoyado mucho en Las Fuerzas Armadas Bolivarianas, a las que también ha apelado la oposición para que los apoyaran al asumir la mayoría legislativa el 5 de enero.

M.E.G.: A mí me da la impresión que Maduro ha quedado atrapado entre dos fuerzas distintas, por un lado, la fuerza pactista que busca la gobernabilidad para ellos, por otro, el sector que no siendo el poder popular en el gobierno está opuesto a esa opción del pacto, están a favor de seguir con la política anterior sin necesidad de pactar con la burguesía orgánica o directa.

Además, está presionado por el poder popular, que le reclamó de manera personal en reuniones que tuvieron en Presidencia durante las ultimas tres semanas, que no pacte con la burguesía. Maduro les dijo que no lo haría, que no era su política y en la práctica terminó dando señales en sentido opuesto. Veo a Maduro cada vez más flotando en un poder que ya no maneja solo.

A mí desde acá me da la impresión que juega entre dos mareas que no sabe controlar. Puede terminar ahogado.
Ahí entra el fenómeno militar, uno de esos poderes es el militar, no todos los altos oficiales están por un pacto con la burguesía, es cierto que algunos se han vuelto burgueses comerciales por su asociación con el Estado, pero otros no, otros están más relacionados con una corriente chavista tradicional, digamos «ortodoxa», que no es la del poder popular, aunque tiene conexiones con los movimientos y se apoya en ellos para contraponerse al sector pactista más a la derecha. En ese juego de fuerzas está atrapado Nicolás Maduro y no le veo salida. Venezuela marcha a una crisis política descomunal.

M.H.: Me gustaría que aclares quién es Henry Ramos Allup que ha asumido el control de la oposición como titular del Poder Legislativo.

M.E.G.: Es como si en Argentina asumiera en nombre de la oposición más dura del país, un personaje de primera línea parlamentaria del PJ o de la UCR (pero de cuando el radicalismo tenía alguna importancia electoral). Es del partido Acción Democrática, que gobernó Venezuela durante 40 años, la primera fuerza política desde 1958. Es un viejo carcamán de la política venezolana, participó del golpe de Estado del 2002, fue miembro del partido y del gobierno cuando fue la masacre del Caracazo en 1989, él no fue un represor, hubo otros como Ledesma, que hoy está preso porque ordenó matar y liberar presos para liquidarlos en la huida. Pero Ramos Allup fue parte de la dirección del partido que tomaba las decisiones durante la masacre del Caracazo. No ha sido del ala mas violentista o guerrerista como lo es Leopoldo López, a pesar de haber participado del golpe de 2002 y tomar parte de algunas conspiraciones, por ejemplo, él siempre ha tenido buenas relaciones con algunos políticos chavistas y se ha movido en ese juego doble de buscar pactos, acomodos y acuerdos.

Es un experto en política parlamentaria, es maniobrero y tiene una característica personal que lo distingue de otros, es completamente autoritario. El segundo día de gobierno parlamentario ordenó bajar los retratos de Simón Bolívar, es como que ordenen sacar el retrato de San Martín del Congreso. Y además ordenó con ínfulas de general, y se puede ver en un video que circula en internet, que saquen todo lo que huela a chavismo y todo lo que huela «al Bolívar ese que inventó Hugo Chávez», se refiere a un retrato que se logró a través de métodos digitales, recuperando rasgos mucho más mestizos que los hispánicos con los que se lo pintó siempre en la iconografía nacional.

Además, ordenó bajar el retrato del ex presidente constitucional por 4 períodos: Hugo Chávez Frías. Ordenó bajarlo y mandárselo a la abuela de Chávez para que lo tenga ella. Imagínate lo que serían gobernando desde Miraflores todo país, si con solo tener el poder parlamentario hacen eso. Venezuela se dirige a un escenario de sucesivos enfrentamientos, sociales, políticos y militares. Cuando digo militares, no me refiero solo a las Fuerzas Armadas.

No se puede descartar un escenario de guerra civil

M.H.: ¿Podríamos hablar de un escenario de guerra civil?

M.E.G.: Sí. Está inscripto en la realidad, porque ya se practicó en tres oportunidades, 2002, 2013 y 2014. Las fuerzas políticas ya saben cómo es eso, la derecha ha armado sus fuerzas. Leopoldo López que está preso y su partidito ganó nueve diputados, no bajó en ningún momento la guardia, dijo desde la cárcel que a Maduro hay que sacarlo por cualquier vía. Ellos quieren eso, lo que no saben es que hay dos fuerzas en términos físicos que pueden enfrentarlos y generar una guerra civil o algo parecido. Unas son las Fuerzas Armadas Bolivarianas, que son chavistas en su mayoría, otras son los movimientos sociales y comunales, incluido el movimiento obrero que comenzó a formarse militarmente desde 2014; eso no juega a favor de un pacto, juega para minar y hacer explotar un pacto. No está descartado, aunque no es el escenario más probable en este preciso momento porque va a haber un juego de negociaciones políticas y porque la derecha ha ganado dentro del gobierno un pequeño espacio. Necesitan consolidarlo. Van a apostar por ese lado, a nadie le gusta la guerra civil, ni siquiera al fascismo, si la puede evitar mejor. Pero, más allá de las intenciones y deseos, hay fuerzas para enfrentarse y se preparan para esa eventualidad, sin dudas.

M.H.: ¿Cómo es la vida cotidiana del venezolano? Intuyo que el desabastecimiento de productos de primera necesidad, de medicamentos, transforma el día a día en una incesante lucha por resolver una serie de situaciones que seguramente no han conocido, al menos en este nivel.

M.E.G.: Eso se conoció en 1989, cuando en los meses previos al Caracazo hubo un terrible desabastecimiento. Yo recuerdo haber ido a buscar harina pan que es la harina para hacer arepas, al lugar más recóndito de mi ciudad porque no se encontraba en los supermercados. Lo que no hubo fue la sistematicidad con la que la derecha ha organizado el desabastecimiento actual junto con sus amigos en el gobierno, que se han asociado en ese negocio criminal.
La gente en la vida cotidiana sobrevive de distintas maneras. Las capas más oprimidas consiguen el alimento donde pueden y pueden donde es más caro. Los «bachaqueros», que son traficantes de productos acaparados que revenden en el barrio, sin ningún tinglado legal, en cualquier lugar, mediante el mismo mecanismo que se usa para vender droga, hasta 50 veces más caro y la gente lo compra, porque hay mucho dinero circulando, es un país petrolero, entonces los salarios son altos, al día de hoy Venezuela tiene el salario más alto en dólares de toda América Latina. Esa capacidad de compra agota la posibilidad de ahorro, de disfrute, lo que ha aumentado la angustia social y ha llevado al chavismo a la derrota.

La novedad, según me cuentan amigos de allá y mi familia, es que chavistas y antichavistas coinciden en un sentimiento de angustia, pero dividida, por un lado la población antichavista se metió en la cabeza desde el triunfo electoral del 6 de diciembre que gobernar la Asamblea es gobernar el país. La población chavista siente que ha habido un derrumbe y no sabe dónde va a terminar. Esas dos sensaciones llevan un mes, transcurrirán algunos más y se irán verificando las tendencias sobre la base de las acciones que harán las comunas, la derecha, la Corte Suprema, el nuevo gabinete, etc.

M.H.: Modesto, en esta votación desfavorable al chavismo, con la derecha muy empoderada planteando su programa, priorizando la modificación de la reforma agraria del 2001, hablan de la liberación de los llamados presos políticos, el tema de la Ley del Trabajo que impide los despidos masivos y reduce la semana laboral de 44 a 40 horas; ¿este voto a la oposición fue para cuestionar estas medidas o más bien se trató de enviar un mensaje de protesta a las actuales autoridades?

M.E.G.: Los 4 millones o 2 millones, según con qué criterio se mida, de personas que le dieron el poder en la Asamblea a la derecha en Venezuela, no hicieron ese análisis, no es la vanguardia y ni siquiera es la capa más politizada que sí mantuvo su voto por el chavismo. La gente que votó por la derecha es la más angustiada, no son solo los de la parte más oprimida y pobre, sino también es gente que viene de la clase media profesional y que ha sido triturada en su capacidad y nivel de vida durante los últimos dos años a raíz del colapso económico. Esa gente aunque lo sepa en términos de información, a la hora de votar, no lo hizo sobre la base de un programa o de una comprensión, sino sobre la base de sensaciones, sentimientos y reacciones.

En esa medida se traslada a la segunda parte de tu planteo que es más bien un alerta. Para un sector de los que votaron a favor de la derecha es un mensaje, por eso están devolviéndose algunos, así como va a ocurrir en Argentina con algunos de los que votaron al macrismo, se habla ya de sectores importantes de ese voto a la derecha que empezó a darse cuenta de que votó equivocadamente, pero que ante la desesperación no sabía a quién más votar. No había una tercera alternativa que pudiera ser ganadora.

El otro fenómeno es que otra parte de la población va a tardar más, porque sigue creyendo que la derecha le va a dar una solución. Cuando esa derecha empiece a aplicar medidas que desmonten las medidas sociales, vamos a ver la reacción de los que votaron por el chavismo arrastrando a los que votaron contra el chavismo, hablo de los campesinos, los peones o trabajadores rurales, con comunas o sin comunas.

Maduro decretó antes de asumir el nuevo Parlamento, la inamovilidad laboral hasta el año 2019. Yo nunca había escuchado algo semejante en situaciones normales de un país, fue muy bueno porque entonces los pone contra la pared en algunas cuestiones y es uno de los motivos por los cuales pienso que Maduro está más bien atrapado antes que entregado. Pero eso también dependerá de la reacción social, porque si se impone una desmoralización generalizada dentro del chavismo más pobre, hasta la Asamblea puede derogar el decreto de inamovilidad laboral sin que haya conflicto. Todas esas medidas que se aplican, que decidió el gobierno en el último mes y medio, tendrán que ser desmontadas por la oposición, además de la legislación progresiva de la Constitución. Si eso empieza a ser tirado, ya no será el cuadro de Chávez, un hecho que causó cierto escozor, ni el cuadro de Simón Bolívar, serán ataques que golpean a la vida diaria y ahí sí podríamos a ver un problema serio. O no, también la historia de la lucha de clases ha mostrado escenarios de desmoralización social ampliada que condujeron a derrotas. Yo milito para la primera opción, pero nada depende de nadie individualmente.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.