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El poder transnacional (y EE.UU) tras el Esequibo

Fuentes: Rebelión

El mapa venezolano marca –históricamente- el Esequibo como parte de su territorio, aunque unas franjas indiquen que se encuentra “en reclamación”. Guyana ni siquiera  existía como Estado cuando ya el Estado venezolano venía librando esa batalla con los poderes hegemónicos de turno. Por tanto, para tod@s l@s venezolan@s conscientes y patriotas,  que no suplicamos ni deseamos coloniaje ni tutelaje yankee, el Esequibo es y seguirá siendo venezolano.

Guyana -que ya dio permiso a Exxon Mobil para explotar el petróleo que se halla en este territorio- intenta forjar ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) una jurisdicción –improcedente- para cumplir un compromiso que seguramente ya está pago. El poder transnacional, que en muchas partes del planeta dispone de presupuestos que superan los de casi cualquier país, sigue procurando garantizarse el ‘crudo esequibano’.

En años recientes Venezuela denunció las exploraciones ilícitas que la transnacional estadounidense realizó para confirmar la existencia de petróleo en la zona. Desde entonces sus pretensiones sobre este territorio -venezolano- no cesan. Esta acción que intenta Guyana, taimadamente, muestra de lo que son capaces las aves rapaces que procuran apropiarse de todo cuanto dispone Venezuela para solventar su desmadre energético a punta de petróleo ajeno.

Exxon Mobil ha sido acusada y denunciada por malas prácticas y profundos daños ambientales en varios países. En el año 2008, en la V Cumbre de Petrocaribe, el presidente venezolano Hugo Chávez aseguró que la transnacional robaba petróleo venezolano (1). Esta empresa ya ha tenido encontronazos con Venezuela, ante la que perdió el litigio emplazado desde el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), que dio un fallo ecuánime y no según sus pretensiones compensatorias, en 2014. (2).

La empresa norteamericana todavía anda demandando compensaciones del Estado venezolano, mientras no hay dinero que compense al Estado Nigeriano ni a la humanidad por el desastre ambiental y otras actuaciones de Exxon Mobil, en Angola, en Alaska, o en el Delta del Níger, donde habrían sido unos 10 millones de barriles de petróleo los derramados durante los años que operó allí (3). Una violación irreparable a los derechos humanos de tercera generación: derecho a un medioambiente sano.

 Precisamente, en relación con el tema de las transnacionales y sus actuaciones, el doctor en Sociología, Boaventura de Sousa Santos, en su  texto “Derechos Humanos, democracia y desarrollo” (4) (2003:23), refiere que «por su carácter privado, pueden cometer violaciones masivas de los derechos humanos, con total impunidad en cualquier parte del mundo».

Asimismo, el catedrático portugués sostiene (2003:24) que, «(…) debido a que dichos actores están en el centro de las pérdidas de soberanía económica nacional, es improbable que sus acciones, sin importar que tan ofensivas sean para los derechos humanos, choquen con consideraciones de interés nacional o de seguridad que podrían, en otras circunstancias, provocar la intervención punitiva o correctiva del Estado».

Por otra parte, no hay que perder de vista que los intereses estadounidenses que subyacen tras el Esequibo traen a colación a Rex Tillerson; ex secretario de  Estado de Estados Unidos en la gestión de Donald Trump y ex director ejecutivo de Exxon Mobil Corp., quien, “casualmente” es uno de los defensores del “fracking” y ha sido cuestionado por los defensores ecológicos por sus posturas metódicamente escindidas sobre el calentamiento global.

Frases como la pronunciada en una conferencia en Houston (5) dejan saber quién es: “No estoy seguro que los humanos puedan hacer nada para combatir el cambio climático”. No es de extrañar. Tampoco resulta extraño el “portazo” que Trump dio al Tratado de París. (6).

Frente a multinacionales como Exxon Mobil, diversas instancias internacionales y los Estados tienen que lidiar por la soberanía verdadera, pues son presionados por estos grupos internacionales poderosos que gobiernan el planeta sobre una estructura multidimensional y sofisticada que hace más difícil la búsqueda de la llamada dignidad humana, pues constantemente vulneran derechos humanos. El Esequibo tiene “alma llanera”…El Esequibo es de Venezuela.

* Ramaris Vásquez, periodista venezolana. Con estudios de Especialización en Derechos Humanos, de la Universidad Nacional Abierta (UNA), Venezuela.

  1. https://www.eluniverso.com/2008/07/13/0001/14/128B00AAABB4421384458A8F4A259036.html
  2. https://www.efe.com/efe/america/economia/venezuela-celebra-la-decision-del-ciadi-sobre-compensacion-a-exxon-mobil/20000011-3203968
  3. http://omal.info/spip.php?article1522
  4. http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Derechos%20Humanos%20Democracia%20y%20Desarrollo.pdf
  5. https://www.dallasnews.com/business/energy/2020/02/04/rex-tillerson-to-oil-industry-not-sure-humans-can-do-anything-to-battle-climate-change/
  6. https://nuso.org/articulo/el-portazo-de-estados-unidos-al-acuerdo-de-paris-un-ruido-que-no-se-escucho/