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Brasil y su horizonte electoral: Entrevista con Djalma Costa, activista nacional de Derechos Humanos

El PT de Lula y Dilma jaqueado por una disidente

Fuentes: Rebelión

Si las elecciones se hicieran hoy, ninguno de los candidatos presidenciales obtendría la mayoría absoluta en la primera vuelta del próximo 5 de octubre en Brasil. Y en el segundo turno del 2 de noviembre, Marina Silva, candidata casi casual del Partido Socialista Brasilero (PSB), vencería por un escaso margen a la actual presidenta Dilma […]


Si las elecciones se hicieran hoy, ninguno de los candidatos presidenciales obtendría la mayoría absoluta en la primera vuelta del próximo 5 de octubre en Brasil. Y en el segundo turno del 2 de noviembre, Marina Silva, candidata casi casual del Partido Socialista Brasilero (PSB), vencería por un escaso margen a la actual presidenta Dilma Rousseff, que juega su reelección representando al Partido de los Trabajadores (PT). «Previsiones realmente preocupantes para el Gobierno y el PT», afirma Djalma Costa, uno de los representantes de la sociedad civil en el Consejo Nacional de Derechos de Niños y Adolescentes (CONANDA). CONANDA es la principal estructura paritaria -integrada por el Gobierno y los movimientos sociales- en este sector específico de defensa de los Derechos Humanos. Djalma Costa es teólogo y educador popular y desde hace quince años asume también, desde San Pablo, la responsabilidad compartida del programa de E-CHANGER/COMUNDO de cooperantes suizos en Brasil.

Pregunta: Las encuestas de fines de agosto asignan en el primer turno a Dilma Rousseff 34 % de los votos, 5 por encima de Marina Silva y 15 sobre Aécio Neves del Partido de la Social Democracia Brasilera (PSDB). Sin embargo pronostican la victoria de Marina Silva en una eventual segunda vuelta que se realizaría el 2 de noviembre. ¿Reflejan realmente esas previsiones lo que se siente en la cotidianeidad en su país?

Djalma Costa: Estas encuestas expresan un cambio de perspectiva con respecto a los pronósticos anteriores de mitad de agosto. Hoy la reelección aparece como más complicada.

P ¿A qué se debe ese cambio de tendencia?

R: Hay un aspecto subjetivo, cultural, sentimental, de la población con respecto a la muerte el 13 de agosto pasado del candidato del PSB, Eduardo Campos, en el accidente aéreo. Marina Silva -quien iba como vicepresidenta en esa fórmula- ahora capitaliza nuevas simpatías y saca provecho de la conmoción que produjo ese deceso y del hecho de ser la continuadora del dirigente fallecido. No se puede olvidar además que en las elecciones del 2010, Silva ya había hecho un buen resultado con 20 millones de votos a favor. Ella tiene un cierto carisma. Aparece para algunos como «salvadora». Convoca además el apoyo de vastos sectores evangélicos, ya que pertenece a una de las iglesias más conservadoras en el país, las Asambleas de Dios.

P: ¿No olvida en su análisis la situación de «recesión técnica» que se acaba de declarar en Brasil luego de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo?

R: Ese concepto de «recesión técnica» no le dice mucho a la mayoría de la gente, que experimenta, sin embargo, en los últimos meses, aumentos importantes de precios en la canasta familiar. Es más bien un término que tiene impacto en el empresariado, en los economistas, en aquéllos que discuten la estrategia político-económica de Brasil. Otros hablan también de «estagnación provisoria» resultado de la reciente Copa Mundial de Fútbol. Durante el Mundial muchos sectores de la economía casi se pararon. Y los repetidos feriados cuando jugaba la selección local influyeron en una caída de la productividad. Pienso que esos datos deben relativizarse, en una coyuntura electoral como ésta, en la cual pueden aparecer como contundentes. La oposición trata de usarlos para fundamentar su lectura de una crisis profunda que debe llevar al voto de repudio al actual Gobierno. Insisto: esos conceptos económicos, un poco abstractos, no inciden directamente en la población. Pero pueden ser usados si la oposición encuentra una pedagogía, un mensaje simplista, para descifrarlos.

P: ¿Cómo reacciona el PT ante este panorama?

R: La capacidad de reacción puede convertirse en un elemento vital para el PT. Se siente preocupación y una movilización especial del liderazgo del Partido de los Trabajadores. El ex presidente Lula aparece ahora como un factor esencial de la campaña. Recorre el país; aparece a diario en los medios de comunicación. Casi pareciera que Lula hace la campaña como si él mismo fuera el candidato. Por otra parte el PT está convocando con más insistencia a los movimientos sociales, plataformas, redes, ONG, a dialogar sobre la coyuntura. Esto no se veía con tanta frecuencia en la primera mitad del año. No hay que olvidar que para la oposición el aspecto esencial de la campaña es insistir en su retórica anti-PT. Para amplios sectores opositores no importa quién gane, siempre que no sea el Partido de los Trabajadores.

P: ¿Y cómo se posicionan esos movimientos, como el de los Trabajadores sin Tierra o los «sin techo», en esta etapa?

R. En los últimos días están expresando con más decisión el apoyo a Dilma. Esos movimientos no tienen ninguna conexión ni simpatía con Marina Silva. Paradójicamente, Eduardo Campos, el candidato fallecido, en tanto Gobernador de Pernambuco, expresaba su apoyo al MST y sí tenía una muy buena relación con los «sin tierra». No hay que olvidar que en junio pasado, la presidenta Rousseff emitió un decreto sobre la política de la organización social de Brasil, abriendo más espacios de diálogo y presencia para los movimientos sociales en el Gobierno. Produjo una reacción muy dura de la oposición que la acusó de «pro-chavista», «neo-comunista», «bolivariana». Pero los actores sociales más dinámicos lo recibieron con satisfacción.

P: Hablando de lo electoral, siempre vienen nombres propios. Como si todo estuviera absolutamente personalizado. ¿Se está dando un real debate político en el país en esta etapa pre-electoral?

R: No. Todo está polarizado en torno a personalidades. Pero no hay debate sobre un programa de gobierno; sobre qué modelo económico; qué visión de sociedad. En algunos sectores más «bajos» de la población se siente insatisfacción pero no debate. Hay como una crítica creciente, un índice significativo de rechazo hacia el PT… pero no hay propuestas alternativas.

P: ¿Cómo se explica esta realidad, siendo que el PT asume la representación de los sectores populares?

R: Pienso que faltó claridad estratégica y una correcta pedagogía hacia la gente. Por ejemplo, con los casos de corrupción del mismo PT. Se dejó actuar a la justicia pero no hubo explicación sobre la historia del problema; sobre la dimensión relativamente en baja escala de los casos durante el Gobierno; sobre la actitud crítica y dura del PT ante el tema que llevo incluso a la condena de varios de sus dirigentes implicados. Por otra parte, pienso que a veces existe una memoria corta en ciertos sectores de la población. Se olvidan de las mejoras sustanciales en vivienda, en educación, en salud, durante estos últimos 12 años. Casi no se habla de los progresos en la distribución del ingreso que benefició a los que tenían menos. Prácticamente no se menciona que durante la gestión petista 40 millones de brasileros dejaron de ser pobres. Faltó más pedagogía; más educación popular-ciudadana. Con el agravante que Dilma no tiene ese contacto carismático con la gente que tenía Lula. Y que después de doce años el ejercicio del gobierno ha desgastado al PT.

P: ¿Qué puede pasar en caso de una hipotética victoria de Marina Silva?

R: Me temo que se desmonten aceleradamente avances sociales. Y se reducirá el Estado. Se cuestionarán ciertos planes importantes como la «Bolsa familia». Se anticipa la autonomía del Banco Central y de la política económica y financiera en general. La principal asesora y apoyo financiero de la campaña de Silva es Neca Setubal, heredera y accionista del mayor banco privado del Brasil, el Itaú.

P: ¿Y a nivel regional, latinoamericano?

R: No veo en Marina Silva el perfil de estadista y de referente regional que tiene hoy Dilma. Ni su rol de convocatoria y aglutinación regional. Pienso que, además, el papel de Brasil en la consolidación de los BRICS (principales potencias emergentes) se reduciría significativamente.

Marina Silva, la disidente del PT y de las comunidades de base…

Sus orígenes religiosos la ubican con estudios avanzados para monja y como entusiasta promotora de las Comunidades Eclesiales de Base, el sector más progresista de la iglesia brasilera. Sus orígenes militantes, la llevan al Estado de Acre, promoviendo la lucha por la tierra con el líder ambientalista Chico Mendes asesinado en 1988. Nacida en 1958, Marina Silva integra el Partido de los Trabajadores (PT) en 1985 -luego de haber pasado por el Partido Revolucionario Comunista-. En el PT milita hasta el 2009 cuando lo abandona con fuertes contradicciones con el entonces presidente Luis Inázio Lula da Silva, en cuyo gabinete participó durante 5 años como titular de medio ambiente. Antes había ocupado cargos, por el mismo partido, como diputada estadual, diputada nacional y senadora nacional.

Cuando se aleja del PT, se integra al Partido Verde, siendo su candidata presidencial en las elecciones del 2010, obteniendo 19.3% de los votos. Y más tarde fundó la Red de Sustentabilidad, que la lleva en el 2013 a constituir la alianza con el Partido Socialista Brasilero (PSB) liderado por el recientemente fallecido Gobernador de Pernambuco Eduardo Campos a quien acompañaba como segunda de la fórmula. Luego de la muerte de Campos es nominada como candidata a presidenta por el PSB. Su programa, en lo económico, vuelve a los fundamentos neo-liberales. En lo político, se proclama como candidata de la «anti-política» tratando de conquistar el voto de descontento de las movilizaciones de junio del 2013. En cuanto a los programas sociales, está marcado por una visión conservadora. En pocas horas el derecho al aborto y el matrimonio gay – que estaban en el programa original de gobierno del PSB-, fueron borrados del mismo.

De sus orígenes políticos y religiosos a la actualidad, la separan 30 años y enormes transformaciones personales. Disidente del PT (en el cual militó casi 25 años), también abandona las comunidades de base para convertirse a la Iglesia Pentecostal Asamblea de Dios, en la cual funda sus actuales concepciones conservadores en el plano moral.

Sergio Ferrari en colaboración con el periódico suizo Le Courrier y E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria presente en Brasil

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.