Recomiendo:
0

Entrevista a Moysés Pinto Neto, doctor en Filosofía y profesor de la Universidad Federal de Rio Grande del Sur (UFRGS)

«El PT sabe que precisa del antipetismo para mantener su hegemonía política»

Fuentes: Correio da Cidadania

Después del episodio del atentado a Bol­so­naro, los debates pre-electorales se calentaron todavía más y el sentimiento de polarización en torno al candidato ultraderechista aumentó. Con la subida de Fer­nando Haddad en las encuestas, la expectativa de una segunda vuelta con una versión radicalizada en relación a las polarizaciones «petucanas» (ndt: entre el PT y […]

Después del episodio del atentado a Bol­so­naro, los debates pre-electorales se calentaron todavía más y el sentimiento de polarización en torno al candidato ultraderechista aumentó. Con la subida de Fer­nando Haddad en las encuestas, la expectativa de una segunda vuelta con una versión radicalizada en relación a las polarizaciones «petucanas» (ndt: entre el PT y el PSDB) se afirmó. Para analizar un cuadro cada vez más tenso y también las demás posibilidades electorales, Correio da Cidadania entrevistó Moysés Pinto Neto, doctor en Filosofía, graduado en Ciencias Jurídicas y Ciencias Criminales, profesor en la Universidad Federal de Rio Grande del Sur (UFRGS) y en Pontificia Universidad Católica de Río Grande del Sur (PUCRS).

Gabriel Brito.- ¿Cómo evalúa las repercusiones electorales del atentando contra Jair Bol­so­naro, can­di­dato a pre­si­dente del PSL (Partido Social Liberal), en el evento de Juiz de Fora?

Moysés Pinto Neto.- Una noticia terrible para la democracia brasilera. Primero, porque ex­pli­cita el clima de violencia política que se tornó dominante en los últimos años y cada mes parece subir un grado de temperatura. Tuvimos antes tiros a los ómnibus de Lula, muchas agresiones verbales y físicas esparcidas en múltiples eventos y lo más grave de todos: el asesinato de Ma­ri­elle Franco. Ser de­mo­crá­tico sig­ni­fica reconocer el plu­ra­lismo como ele­mento cons­ti­tu­tivo del régimen po­lí­tico.

Hoy eso parece cada vez más difícil para cada una de las fuerzas políticas. Además de eso, el tipo de pensamiento del agresor fue muy típico de un ambiente de pa­ra­noia y conspiraciones que tiende a producir el distanciamiento de los más lúcidos, dada la intoxicación del debate y la aparición de esas figuras-zombis que parecen conducidas por fuerzas enloquecidas. Una cierta dimensión delirante de la política de la política cuyo efecto puede ser caer en una guerra civil o, al mínimo, en una multiplicidad de atentados de género.

Se­gundo, porque debilita el debate electoral, blindando a Bol­so­naro de la inquisición necesaria que, para muchos, lo iría a debilitar. Al tener que exponer sus ideas extremistas, Bol­so­naro se vería constantemente forzado a una posición antipática y sectaria. Cuando la cuchillada, su crecimiento se había estancado y el rechazo aumentaba, Luego, siendo víctima, pasó a ser visto con menos antipatía y creó un blindaje todavía mayor con su séquito de fanáticos.

Gabriel Brito.- ¿Qué piensa de la postura del PT en mantener hasta el límite la candidatura de Lula? ¿Y qué piensa de la fórmula Fernando Haddad – Ma­nuela d’Ávila?

Moysés Pinto Neto.-
Muestra que el proyecto petista es, ante que todo, mantenerse como el principal partido nacional. La perspectiva del PT siempre fue estirar la cuerda lo máximo posible. En el ápice del lulismo, el PT sabía que acumulaba fuerzas que podrían ser quemadas en un futuro próximo. Sobraba capital político.

Ese capital fue dilapidándose con el desastroso gobierno Dilma (en sus dos mandatos). En la época de la segunda vuelta del 2014, una enorme franja del electorado ya declaraba «voto crítico», lo que significaba que votaban más para evitar a Aécio Neves que creyendo, propiamente, que la primera gestión de Dilma pudiese ser cancelada. Se proponía un «giro a la izquierda» pensando en la miseria política que fue el primer mandato, cuando figuras como Marco Fe­li­ciano y Edu­ardo Cunha acabaron tornándose líderes del Congreso gracias al desinterés eco­no­mi­cista de la presidenta y su bancada legislativa.

En el segundo mandato, con el engaño electoral (una campaña pautada más a la izquierda -para contrastar con Ma­rina Silva. se­guida de la aplicación de todas las medidas de ajuste fiscal que fueron negadas e imputadas a sus adversarios) el capital político del PT se dilapidó aún más.

Pero estaba la carta Lula. La extrema popularidad (así como el extremo rechazo) del ex presidente todavía daba margen para mucha competitividad, bien por encima de Ciro Gomes y Ma­rina Silva. Así, el PT resolvió quemar hasta el último hilo de su capital político, usando la carta Lula hasta el fin.

Se puede decir que es una lucha ética contra la prisión injusta o contra el golpe, pero sabemos que eso es más un juego de escena política para la militancia que cualquier otra cosa. La fuerza del PT está en su lado  movimiento, que a pesar de todas las crisis continúa todavía inigualable en Brasil. El lado partido, en tanto, es absolutamente pragmático y hace alianza con el que sea. Es maquiavélico en el sentido neutro de la palabra. La estrategia llevó en consideración los dos aspectos y consiguió retomar, con relativa facilidad, la hegemonía de la izquierda.

Gabriel Brito.- ¿Cómo ana­liza las de­más can­di­da­turas hasta el momento en carrera? Ciro o Ma­rina son alternativas interesantes para contraponer la agenda de los últimos años?

Moysés Pinto Neto.-
Desde un punto de vista general de la izquierda, considero que son excelentes can­di­da­turas porque explicitan las dos tendencias internas del lulismo. Ciro Gomes, el desarrollismo, la recuperación del empleo, de la industria, inclusive en su aspecto malo de ignorar la pauta ambiental e indigena. Marina Silva, un ex­pe­ri­men­ta­lismo que com­bina po­lí­ticas sociales y or­to­doxia econó­mica, algo pró­ximo de lo que Nancy Fraser llama «ne­o­li­be­ra­lismo pro­gre­sista».

Ciro es Lula II (2008-10) y Dilma; Ma­rina es Lula I (2003-07), con más austeridad fiscal y apuesta en las invenciones en el campo fuera de la ma­cro­e­co­nomía. Serían dos liderazgos altamente calificados para suceder al PT si el partido no tuviese la compulsión de sólo admitir la unidad de la izquierda bajo su dirección.

La candidatura Boulos, resbala en la ambigüedades del PSOL. La presencia de Sonia Gua­ja­jara es la mejor noticia de la elección, pero al mismo tiempo sabemos que también existe un desarrollismo duro en el PSOL. El propio Boulos, además de eso, quedó preso en relación a la candidatura Lula y no consiguió colocarse como línea de frente de un proyecto futuro.

Gabriel Brito.- ¿En cuánto a la derecha que se presenta menos radical, cree que Alckmin, Amoêdo y Mei­relles tienen grandes di­fe­rencias?

Moysés Pinto Neto.-
Son diferentes, Alckmin es un so­cial-li­beral de perfil con­ser­vador que ahora perdió un poco de las amarras que existían en la resistencia a políticas más liberales en la economía. Con el crecimiento de ese discurso por medio de diversos órganos de emisión que traen a Brasil el discurso that­che­rista, el PSDB asumió una línea más privatizadora.

Mei­relles por su vez, intentó una candidatura full li­beral, esto es, liberal en el comportamiento (expresando posiciones sobre drogas y aborto) y en la economía, Cu­ri­o­sa­mente, se confundió en el lulismo e intentó presentarse como al­ter­na­tiva prag­má­tica.

Fi­nal­mente, Amoêdo busca consolidar un campo más fuerte desde el punto de vista ide­o­ló­gico -algo como un PSOL de la derecha- en torno al li­be­ra­lismo econó­mico. A pesar de eso, adopta el modelo norteamericano de «li­beral con­ser­vador» y, caso un día crezca, pode ser conducido en múl­ti­ples as­pectos.

Gabriel Brito.- ¿Volviendo a Bol­so­naro, qué piensa de su pro­grama econó­mico y de la fi­gura de Paulo Guedes?

Moysés Pinto Neto.- La más pura repetición del pi­no­che­tismo. Tecnócratas económicos volcados dejar que los más ricos impongan su agenda económica. Eso se combina al populismo autoritario de Bol­so­naro que, haciendo de la comicidad su propia forma de decir, «yo soy como usted», consigue producir una nueva nube afectica a su alrededor.

La responsabilidad política de Paulo Guedes [1] es inmensa, ya que la campaña de Bolsonaro pasaría por sig­ni­fi­ca­tivas di­fi­cultades sin un fiador en el mercado Nunca podremos olvidar el papel que se seños y su programa produjeron para la crisis de la democracia en Brasil..

Gabriel Brito.- ¿Sobre la izquierda, cómo a ana­liza en esta disputa electoral su actuación desde el im­pe­a­ch­ment?

Moysés Pinto Neto.-
Com­ple­ta­mente frag­men­tada. Muchos dan por suficiente hacer un diagnóstico psicológico de lo que serían vanidades y resentimientos que nos separarían. Hay, en tanto, diferencias reales en términos de proyecto, diagnóstico y estrategia. No veo mucha chance de que se produzca una unificación.

Lo que queda más claro desde el im­pe­a­ch­ment es que la derecha encontró un lenguaje más permeable al sentido común -que envuelve punitivismo y crítica al gobierno- que la izquierda. Ya en los años 1970, Stuart Hall destrababa esa situación mostrando como la hegemonía de la derecha es conquistada no apenas desde arriba, con el discurso contra la financiarización como se acotumbra a pensar, sino desde abajo, con una subjetivación que consigue conectar con la vida de las personas.

La lucha que sa­bíamos era a de­ci­siva en estos úl­timos años, por ganar a la llamada «clase C», «ba­ta­lladores» o «nueva clase media», está siendo  ide­o­ló­gi­ca­mente per­dida por mil y una ra­zones.

Además de eso, tenemos muchos diferendos entre nosotros. Para unos, la prioridad es que el PT retorne al poder, para «vengar el golpe» y reciclar los cuadros de la década pasada. Para otros, la alarma antifascista es tan alta que nos llevaría a recorrer todas las estrategia posibles para evitarla. Entre una y otra, nuestra fuerza más potente, el PT, está sin duda al lado de la redención. El PT siempre restaura la polarización porque precisa del antipetismo para mantenerse como eje de la política.

El riesgo que Ciro y Ma­rina representan es exactamente ése: desplazar al PT del eje y tornarlo una fuerza política entre otras en una escisión mayor. Por eso, a pesar de la rivalidad, el PT sabe que el antipetismo es un verso dialéctico necesario para la afirmación de su hegemonía. El combate el antipetismo, pero no puede atravesar por otra configuración, como desde 2013 diversas veces fue señalado.

Tanto por la estrategia pragmática, cuánto por su lcarácter de movimiento, aún si perdiera, el PT está más preocupado en hablar «para la «Historia», con H mayúscula, que propiamente en evitar el fascismo. Para el resto de la izquierda, es de­ses­pe­rador.

Gabriel Brito.- ¿Considera que las grandes necesidades nacionales están debidamente en discusión, al menos en alguna de las candidaturas? ¿Cuáles deben ser las prioridades políticas brasileras?


Moysés Pinto Neto.-
Hay varias grandes necesidades, como previsión social, legislación laboral y política fiscal, siendo debatidas con bastante ahínco. Pero otras bien serias, como educación y proyecto para el siglo 21, ni consiguen entrar en el debate. Los dos grandes desafíos que se colocan -la construcción de un modelo que no sea inviable desde el punto de vista ecológico y la Cuarta Revolución Industrial- están a kilómetros del debate.

En ese sentido, el populismo sirve para debilitar todavía más tales debates. Promueve la infantilización de las cuestiones en una lucha «nosotros contra ellos» y acaba, así, eliminando la conciencia de complejidad de los problemas.

Gabriel Brito.- ¿Hay de hecho una «onda fas­cista» en eclosión en Brasil? ¿Reflejaría vientos globales?


Moysés Pinto Neto.-
Sí, hay una onda fascista, aunque ni todas las personas que adoptan el candidato de extrema drecha sean fascistas. Pero que existe una germinación micro-política de ideas de unidad, de destrucción de la diferencia y una cierta sed de destrucción de las instituciones, sumada al culto al líder, parece evidente. Grupos sociales que venían perdiendo espacio, o al menos quedándose en casa, están cada vez más visibles.

Así como la onda anterior, llamada por algunos «ciudadana», y como todo en el mundo actual, ésta se conecta a movimientos globales que amenazan crear un gran Ar­ma­gedon por todo el pla­neta, res­tau­rando ideas y jerarquías en nuevas configuraciones. Putin es el arquitecto de ese nuevo mundo.

Gabriel Brito.- ¿Qué vislumbra para el país luego de las elecciones? ¿Seguiremos en crisis profunda?

Moysés Pinto Neto.-
Es difícil que escaparemos, en un futuro próximo, de perder nuestras libertades.

Nota  (Correspondencia de Prensa)
[1] Paulo Roberto Nunes Guedes, economista y banquero. Uno de los fundadores del think tank brasilero Instituto Millenium, y socio-fundador do grupo financiero BR Investimentos que luego se hizo parte de la Bozano Investimento. Coordina el programa económico de Bolsonaro, defiende un plan de choque de privatizaciones de las empresas públicas, y un «pacto federativo» entre los estados y municipios, usando los recursos de las privatizaciones para reducir la deuda pública.

Traducción: Ernesto Herrera, para Correspondencia de Prensa.

 
Fuente (de la traducción al castellano): https://correspondenciadeprensa.com/2018/09/26/brasil-el-pt-sabe-que-precisa-del-antipetismo-para-mantener-su-hegemonia-politica/
Fuente (del original en portugués): http://www.correiocidadania.com.br/34-artigos/manchete/13476-o-pt-sabe-que-precisa-do-antipetismo-para-manter-sua-hegemonia-politica