Guillermo Lasso, cual Rey Midas, todo lo que toca quiebra. En su primera actividad como banquero, fue uno de los actores de la quiebra no solo del sistema financiero privado, sino también de instituciones financieras públicas. En los años 1998-1999 el banquero Guillermo Lasso ocupó el cargo de super-ministro de economía del gobierno de Mahuad, […]
Guillermo Lasso, cual Rey Midas, todo lo que toca quiebra. En su primera actividad como banquero, fue uno de los actores de la quiebra no solo del sistema financiero privado, sino también de instituciones financieras públicas. En los años 1998-1999 el banquero Guillermo Lasso ocupó el cargo de super-ministro de economía del gobierno de Mahuad, responsable del atraco financiero cometido por los banqueros quebrados y no quebrados.
Mediante decreto 1492 de 11 de marzo de 1999, Mahuad congeló todos los depósitos en la banca durante 365 días, dándoles la facultad a los banqueros para que emitieran certificados de depósitos reprogramados (CDRs) transferibles, convirtiéndose en medios de pago de obligaciones.
Es decir, en lugar de devolver dinero, los banqueros lo hicieron con papeles denominados CDRs que fueron entregados a los depositantes. Estos en la necesidad de dinero, vendieron a los propios banqueros con un descuento de 50% y 60%. Los banqueros quebrados también emitieron CDRs, como Fernando Aspiazu del Banco del Progreso, que fue uno de los mayores delincuentes de cuello blanco.
Los CDRs según el propio decreto debían ser entregados a la Corporación Financiera Nacional (CFN) a valor nominal, es decir, al 100%.
El Banco de Guayaquil de Guillermo Lasso, adquirió obligaciones a Aspiazu, por un monto de 22.6 millones de dólares (el 77% de lo entregado), lo que junto a otros CDRs entregados por los banqueros, determinó la quiebra de la CFN y le produjo una pérdida total de 1.178 millones de dólares.
A la estafa financiera producida en 1998-1999 donde Lasso fue uno de los actores directos, ahora hay que sumar la quiebra de los movimientos políticos, «Pachakutek» y «Suma», de donde Lasso extrajo dos de sus «cuadros» para que le acompañen en la fórmula vicepresidencial.
En 48 horas, como crédito fácil, les convenció a los candidatos (Auki Tituaña y Juan Carlos Solines) estar desubicados en sus movimientos y que mejor era la plata y el oro que tiene Lasso, sumiendo en el descrédito (si es que algún momento lo tuvieron) a esas instituciones comerciales, donde el oportunismo y arribismo están al orden del día.
La capacidad de quiebra de Lasso está comprobada, no solo en el campo financiero sino también en el campo político. ¿Querría usted ser responsable de la próxima quiebra del Ecuador?
Luis Torres Rodríguez. Autor del titulo: «Fidel Egas Grijalva, quiebras y corrupción en el Ecuador» próximamente en circulación la segunda edición.
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