Recomiendo:
0

El resbaladizo terreno del crecimiento

Fuentes: La Jornada

Después de varios años de desempeño económico titubeante, la Unión Europea resiente el repunte del precio de los energéticos y los obstáculos que ello impone a la recuperación de la actividad productiva y del empleo. La situación retrasa, una vez más, la convergencia de los países comunitarios hacia el control de sus desequilibrios fiscales y, con ello, pone en jaque sus políticas sociales.

El incremento de los precios del petróleo representa un serio riesgo para la economía mundial. La Unión Europa (UE) quizá confía que la apreciación del euro frente al dólar le permite paliar los efectos de este aumento, pero el alza en el precio de los energéticos se ha convertido en un lastra para el ya de por sí modesto desempeño económico del bloque.

En previsión de lo que puede venir, el comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, planteó ya reducir el consumo energético, hacer un mejor uso del petróleo y establecer un «diálogo abierto» con los países productores de crudo. Hablar de racionalizar el consumo puede sonar exagerado, pero no tanto. La semana que concluyó el Fondo Monetario Internacional ubicó en 1.6 por ciento el pronóstico de crecimiento de la Unión Europea en 2005, una revisión a la baja de 0.6 puntos respecto a la estimación de hace seis meses. Se trata de poco más de un tercio del repunte de 4.3 por ciento previsto para la economía mundial. Una de las causas fundamentales del frenón es el alto precio del petróleo.

El temor a la inflación es una de las principales preocupaciones en los gabinetes económicos de la UE, y el costo del petróleo, con el efecto adverso en la estabilidad de precios, persiste en su escalada. Además existen restricciones al crecimiento productivo que han ocasionado la modificación de las reglas fiscales del Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico (PECE).

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha advertido sobre el debilitamiento de la economía en por lo menos 30 países desarrollados debido en buena medida a las consecuencias del elevado precio del petróleo. Esto se suma al bajo ritmo de expansión en la zona euro desde diciembre de 2003.

Pese a las ventajas cambiarias del euro, el valor del petróleo llegó a estar la primera semana de abril más caro en Europa que en Estados Unidos. El barril de crudo, que cotiza en Londres, alcanzó los 55.75 dólares, mientras que el West Texas Intermediate, que se negocia en Nueva York, ascendía a 55.70 dólares, además de que en los últimos meses, el diferencial de precios de cuatro dólares se ha ido reduciendo paulatinamente, debido a la menor producción de Rusia.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), el francés Jean-Claude Trichet, ha advertido ya que «el encarecimiento del crudo tiene impacto adverso en la economía y en los precios. Deprime el crecimiento y alimenta la inflación. No es bienvenido para el crecimiento mundial en general ni para la zona euro». La institución europea encargada de garantizar la estabilidad de precios ha puesto énfasis en las amenazas que se ciernen sobre la inflación.

Sin embargo, no se han tomado medidas concretas al respecto y el BCE ha decidido mantener las tasas de interés en la zona euro en 2 por ciento anual, nivel en que se encuentra desde junio de 2003. Pese a todo, el propio Trichet aclaró que se subirán los tipos de forma «inmediata» si el valor del petróleo presiona el nivel general de los precios.

Un informe de la Dirección General de Asuntos Económicos, destacó que «pese a todo, el impacto no es trivial» y que «la subida, o al menos la subida en esos términos absolutos, no era esperada y ha tomado por sorpresa a todas las economías mundiales», por lo que las repercusiones negativas para el crecimiento no pueden ser excluidas.

Se calcula que un aumento de 50 por ciento del precio del petróleo supone una disminución de 0.6 puntos en el crecimiento de la zona euro. Bruselas ha puesto de relieve que semejante alza puede acabar siendo «un peso muerto para la actividad económica».

Pedro Videla, investigador del Instituto de Estudios Superiores de Empresa de la Universidad de Navarra, advirtió que los petroprecios en términos reales están aún muy por debajo de las dos últimas perturbaciones de 1973 y 1979, pero habrá que estar al pendiente, ya que el alza en los costos del crudo, muy probablemente, perdurará, a pesar de que el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, parece convencido de que el juego de la oferta y la demanda podría llevar a un incremento en los inventarios de petróleo que «atenuaría el actual frenesí de los precios».

Las condiciones que han elevado el precio se asocian con una mayor demanda de China e India, así como un incremento en la demanda estacional de combustibles para calefacción, y estas se extenderán a lo largo de 2005, especialmente en el último trimestre del año porque será entonces cuando la demanda de petróleo esté por encima de la oferta.

Sin embargo, como otros especialistas, Videla ha manifestado su confianza en que el impacto negativo del aumento del valor del petróleo se reducirá por la apreciación del euro frente al dólar, aunque la repercusión en el gasto familiar será el mismo de siempre en este tipo de situaciones, pues se trata de un incremento que toca todo tipo de bienes y consumos, lo cual se refleja en un incremento del precio de la canasta básica, de modo directo por los combustibles.

El director de Relaciones Exteriores del Instituto de Empresa, Gonzalo Garland, indicó que en situaciones de incremento del precio del crudo como el que se vive, generalmente se piensa en el impacto inflacionario, pero menos en la producción, y en el caso de la UE este fenómeno repercutirá de modo adverso en las exportaciones que hace, sobre todo a países como Estados Unidos o China.

Garland aseguró que, pese a esta situación, en Europa no se han tomado grandes medidas para ahorrar energía ni en políticas públicas, ni en cuanto al público en general. «No hay conciencia sobre este tema, lo cual es un riesgo», dijo.