La leyenda de los Tres Reyes Magos, los Tres Reyes Santos o los Tres Hombres Sabios, como se celebra en el catolicismo español, alemán o anglosajón, se ve desplazada por la del Santa Claus yanqui o de Papé Noel francés. La Cocacola cambió su original traje verde por los colores de su anuncio a principios […]
La leyenda de los Tres Reyes Magos, los Tres Reyes Santos o los Tres Hombres Sabios, como se celebra en el catolicismo español, alemán o anglosajón, se ve desplazada por la del Santa Claus yanqui o de Papé Noel francés. La Cocacola cambió su original traje verde por los colores de su anuncio a principios del siglo XX, y ha terminado por imponerlo en el frenesí comercial de las Navidades de todo el mundo cristiano.
Mas, ¿quién es este cocacolero y afable anciano? Su orondo y rubicundo aspecto lo denuncia como perteneciente al grupo de los pudientes nórdicos y occidentales. Con él ocurre lo contrario que con Santo Tomás, el de «si no lo veo no lo creo». Aunque todos lo han visto, casi nadie cree en él.
Frente a la diversidad racial de los Reyes Magos, quienes desde sus reales palacios descienden a la humildad de un pesebre, Santa Claus es blanco, soltero y asienta sus reales en las puertas de los grandes almacenes comerciales.
San Nicolás, el obispo que dio origen a esta leyenda en el centro y norte de Europa, era moreno, flacucho y calvo. Como venía del Sur y su regaladora actividad se iniciaba el 5 de diciembre, llevaba una naranja a los niños pobres del frío septentrión.
La ciencia tendría que intervenir para aclarar quién es este gordito de barba blanca y manto rojo. Cómo puede desempeñar todo su trabajo. Pues, si se descuentan los niños que no han sido buenos, quedan aún millones de familias que visitar en una noche. Para eso tiene que superar en casi mil veces la velocidad del sonido. De ahí que apenas se perciba su paso por la puerta o la chimenea. Los chistosos quizá sospechen que se trata de Supermán.