¿Cuál es la clave de la actual crisis económica en el Estado español? Aunque se nos oculte, asegura el economista Carlos Sánchez Mato, «lo decisivo es la quiebra del sector financiero, algo -por lo demás- que en la historia del capitalismo no resulta nada novedoso»; pero el problema, además de los errores de diagnóstico, «es […]
¿Cuál es la clave de la actual crisis económica en el Estado español? Aunque se nos oculte, asegura el economista Carlos Sánchez Mato, «lo decisivo es la quiebra del sector financiero, algo -por lo demás- que en la historia del capitalismo no resulta nada novedoso»; pero el problema, además de los errores de diagnóstico, «es que están poniendo a reparar el motor de la economía a los mismos que han generado el desastre; estos están actuando, y lo hacen con plena conciencia, a favor de una minoría; y lo peor es que están impulsando medidas económicamente inútiles e ineficaces, incluso para resolver lo que pretenden», asegura el economista.
Carlos Sánchez Mato ha hecho estas afirmaciones en un acto organizado por la Fundació Institut d’Estudis Polítics de Esquerra Unida del País Valencià (EUPV-IU). Sánchez Mato es profesor de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid, además de miembro de ATTAC y de la Plataforma por la Nacionalización de las Cajas de Ahorro y por una Banca Pública. Ha escrito, con otros autores, el libro «¡Banca Pública! Rescatemos nuestro futuro» (Ed. Icaria), prologado por Vicenç Navarro.
La quiebra del sistema financiero incluye bancos y cajas de ahorro sin excepción, explica Sánchez Mato; cuentan con gran cantidad de activos, sobre todo inmobiliarios, «que valen mucho menos de lo que dicen; en otras palabras, están escondiendo pérdidas; a eso se le llama creatividad financiera y puede perseguirse con el código penal en la mano». El sistema financiero ha multiplicado en los últimos años los créditos en relación con el patrimonio neto de las propias entidades. Esto ha multiplicado, paralelamente, el riesgo de impagos al tiempo que ha disparado los precios en el mercado inmobiliario (la denominada burbuja ). Pero a pesar de estos riesgos, es esta la manera de alcanzar la máxima rentabilidad en los negocios: poner poco dinero propio (en relación con el patrimonio de las entidades financieras) y conceder el mayor número posible de créditos. Ahora bien, «esto es jugar a la ruleta rusa, y los efectos vamos a pagarlos ahora todos los ciudadanos», subraya el economista.
Si una empresa convencional, explica Carlos Sánchez Mato, se hallara en la actual situación del sistema financiero, «estaría en concurso de acreedores; pero banca y cajas de ahorro están jugando (y eso les viene muy bien) con que han realizado los préstamos de estos últimos años, una parte, con capital que a su vez les han prestado, pero otra parte, con los ahorros de la sociedad; por eso el gobierno no deja que quiebren: el sistema no podría afrontar, ni en términos políticos ni económicos, que los ciudadanos perdieran sus ahorros; actualmente, la banca española dispone de 1,5 billones de euros en depósitos. Esto es decisivo. Cuando la crisis estalló en 2008, el gobierno aumentó, de 20.000 a 100.000 euros, la cantidad con que el Fondo de Garantía de Depósitos aseguraba a cada depositante, con el fin de que no quebrara la confianza en el sistema ante los riesgos evidentes. Pero, en el fondo, se trata una ayuda más al sistema financiero», explica el docente.
«Ahora mismo, ese dinero de los depositantes no está en los bancos; el dinero se encuentra invertido en viviendas, solares y promociones inmobiliarias a medio construir; por eso el sistema se halla en quiebra». En otros términos, «los ahorros de la gente están en el aire; si la población no acude en masa a retirar los depósitos es porque existe un aval implícito del Estado; y esto vale incluso para los bancos considerados más potentes, BCSH y BBVA», explica el economista de ATTAC. Algunas cifras invitan al desasosiego. El Fondo de Garantía de Depósitos, que presenta actualmente un déficit de 2.026 millones de euros, ha de asegurar depósitos por valor de 792.000 millones de euros; ha de asegurar también posibles pérdidas de los bancos que se han quedado con cajas de ahorros (por ejemplo, el Banco de Santander con la CAM o el BBVA con UNNIM).
Esta argumentación se le hurta a la opinión pública («nos consideran tontos o menores de edad», critica el economista). Pero la magnitud del agujero explica las 7 reformas financieras (4 con Zapatero y 3 con Rajoy en 9 meses) implementadas en los últimos tiempos. «Intentan disfrazar un problema real de solvencia (de inmensa gravedad, que no lo soporta la economía) con uno de liquidez (incapacidad momentánea para afrontar pagos); y ante esta gran crisis de solvencia, se intenta hacer pagar a la gente por los desmanes de unos pocos». ¿Cómo? Sólo en los últimos tres años los gobiernos han acudido en socorro del sistema financiero español con 144.000 millones de euros: una parte en recapitalización directa (dinero a fondo perdido) y más de 72.000 millones (el grueso de las ayudas), en avales. Además, en los presupuestos de 2013 están previstos 180.000 millones de euros en avales adicionales. «¿A qué familia hubieran desahuciado de su hogar con un aval del Estado?», se pregunta el profesor de la Complutense.
En la UE-27 se mantiene idéntica tendencia. Desde 2007 hasta septiembre de 2011, los bancos privados europeos recibieron ayudas públicas por valor de 5,7 billones de euros (lo que supone cerca del 36% del PIB europeo en un año). «Pero lo importante no son las cantidades, sino que en paralelo a estas ayudas a la banca, se recortan los derechos de las poblaciones; el dinero se usa para rescatar a los bancos pero no para garantizar prestaciones sociales básicas», explica Sánchez Mato.
Pero con avales tampoco se resuelve el problema. Todas las soluciones propuestas desembocan en una calle sin retorno. «Nos hallamos ahora en una segunda fase; se trata de poner el dinero entre todos, pero sin que se note la tropelía», subraya el economista. El Estado español ha pedido ya un primer rescate por valor de hasta 100.000 millones de euros a la Unión Europea. «Pero realmente se necesita mucho más dinero», afirma Sánchez Mato. Las consultoras Oliver Wyman y Roland Berger, que se han embolsado 2 millones de euros por auditar la banca española, han concluido que sólo cinco entidades financieras necesitan recapitalizarse. Pero, a juicio del economista de ATTAC, «el estudio está lleno de trampas y de mentiras muy burdas; ha dado el resultado previsto a priori ; concluye que el sistema financiero sólo necesita 53.000 millones de euros; pero según nuestro estudio, realizado con los datos que las consultoras proporcionan, las necesidades se elevarían a 156.000 millones de euros».
Además de las maniobras torticeras concretadas en informes, se ha constituido el llamado banco malo . El objetivo es adquirir los activos inmobiliarios tóxicos que las entidades financieras n han podido vender y que, además, si hubieran podido hacerlo a precios de mercado, habrían mostrado sus vergüenzas (la gran depreciación de estos activos y, en consecuencia, la situación real de bancos y cajas). Por imperativo de Bruselas, el banco malo no puede ser carácter público (contará en su accionariado con capital público y privado); el problema es que el capital privado no da muestras de querer entrar en el banco malo : implica comprar basura (activos inmobiliarios tóxicos) y a un precio superior al que luego los podrá vender. Y a ello se agrega, sobre todo, la gran trapacería: la sociedad constituida en banco malo emitirá deuda, avalada por el Estado, por valor de 90.000 millones de euros para hacerse con la basura de los bancos. Así, según Sánchez Mato, «la maniobra es muy evidente. Se transfiere al erario público el agujero en las cuentas del sistema financiero».
Es cierto que el sistema capitalista deriva ineluctablemente a crisis de estas características. Pero, en un marco de realpolitik , ¿Qué alternativas cabría plantear? Para el profesor de Economía Aplicada de la Complutense, «si el Estado pone dinero en las entidades financieras, ha de convertirse en el dueño. Así de claro. Y no se trata de regalárselas una vez saneadas a la banca privada, sino de utilizarlas como instrumento de política financiera». A día de hoy, el 20% del sistema financiero español ya está nacionalizado, «pero de nada vale si no existe un cambio real de política», asegura el docente. Y otra cuestión: «hay toda una estructura legal confeccionada para que salgan impunes los responsables del desastre; y ello sin contar con el latrocinio que va a sufrir el conjunto de la sociedad», agrega. El desastre en la gestión de las cajas de ahorro admite poca discusión. En las cajas y en algunos bancos empieza a conocerse el desaguisado contable. Pero en la gran banca -BCSH y BBVA-, cuyo potencial brilla a escala mundial y con inversiones diversificadas en los diferentes continentes, ¿se ha contagiado también el virus del ladrillo? Sánchez Mato responde que sí, y sin ambages. «Aunque, al tener balances por cantidades mayores, tienen más posibilidades de defenderse y disimular sus agujeros». «El patrimonio neto del Santander asciende a 82.000 millones de euros; la mitad de esta cantidad corresponde a activos intangibles , es decir, activos cuyo valor es el que el banco dice, por discutible que esto pueda ser. Por ejemplo, hace mes y medio el BCSH sacó a bolsa el 25% de su filial mexicana, que vendió por una determinada cantidad. A continuación, y no hay más que mirar los balances de la entidad, tomó como referencia el precio de venta para extenderlo al 75% de acciones que no había enajenado. Así, con un apunte contable, el banco infló su patrimonio neto; será o no real pero es lo que el banco dice que vale». «Esto pasa así en la gran banca, y a ver qué político le tose a uno de los grandes», concluye el economista.
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