En la Silla de plata de las Crónicas de Narnía de C. S. Lewis se cuenta la historia de una bruja que construye un mundo subterráneo y tiene esclavizada a una población de gnomos y enanos, frustrados e insatisfechos, mediante encantamiento. Allí llegan desde la superficie los protagonistas a los que se les intenta encantar […]
En la Silla de plata de las Crónicas de Narnía de C. S. Lewis se cuenta la historia de una bruja que construye un mundo subterráneo y tiene esclavizada a una población de gnomos y enanos, frustrados e insatisfechos, mediante encantamiento. Allí llegan desde la superficie los protagonistas a los que se les intenta encantar mediante el humo que nubla el entendimiento y una letanía continúa que repite una y otra vez «el sol no existe, los árboles no existen, los ríos no fluyen por la superficie». Un fuerte zapatazo a la llama de la chimenea y un grito de rebeldía, casi un alarido, «el sol existe» rompe el encantamiento y permite liberar a la población de permanentes frustrados e insatisfechos que recuperan en la superficie una vida plena con sol, verdes árboles y ríos de aguas cristalinas que fluyen.
En la sesión de la Escuela de formación para activistas de movimientos sociales que ATTAC Sevilla ha organizado, dije que ATTAC viene a realizar esta misma función, gritar que Otro mundo existe donde podemos ser felices toda la humanidad. Tenemos alternativas. Ya la estamos construyendo desde distintos lugares del mundo. Nos falta, quizás, sistematizarlas y un cierto punto de maduración y coordinación para que sirvan a toda la humanidad. Y en ello ya están trabajando las mentes más concienciadas.
La letanía continua neoliberal, la des-información desde los medios de comunicación, ocultando todo aquello que no vaya en el sentido que quieren y les conviene, y la adopción de acuerdos regresivos dilatando la entrada en vigor en el tiempo como el reciente pacto sobre las pensiones, cumplen la función del humo que adormece y embota el entendimiento que permite el control y la esclavización de la ciudadanía. Pero el mundo cambia, las personas se rebelan, organizan y levantan alternativas como ha ocurrido en varios países de Latinoamérica, Bután, Islandia, Túnez, Egipto, … Como vamos a hacer el próximo 17 de febrero con el día global por la imposición del Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) y el cierre de los paraísos Fiscales. Ecuador y Bolivia en parte ya disponen de Constituciones del Buen Vivir, que trasladan a la norma fundamental la ilegalidad de los fundamentos del pensamiento y práctica del neoliberalismo. Nos rebelamos y nos organizamos.
ATTAC es un movimiento internacional de ciudadanía frente a la globalización económica dirigida por el capital financiero y los especuladores y que provoca paro, pobreza y exclusión social. No se presenta a elecciones políticas, lo que le permite superar el plazo temporal de cuatro años de las legislaturas, plantearse preguntas y dar respuestas coherentes a medio y largo plazo a los problemas de la humanidad. Al ser una asociación con vínculos internacionales tampoco está limitada a los estrechos límites de los Estados-nación, siendo de hecho la única voz Política alternativa al capitalismo financiero internacional, en el sentido en que los clásicos griegos hablaban. ¿Hablar de los intereses de España y de su futuro? ¿Y qué es España? La de Emilio Botín y Amancio Ortega, que tienen su dinero en Paraísos Fiscales como Luxemburgo, no es mi España ni la de los 45 millones de su verdadera ciudadanía. ¿Y su futuro? El de diluirse en una organización democrática internacional como todos los demás Estados-nación para que la Vida en la Tierra y la humanidad puedan tener un futuro. Ya está naciendo un nuevo concepto político «ciudadanía universal» sobre el que montar los órganos democráticos mundiales de la globalización de la dignidad y los derechos humanos, el Gobierno democrático del mundo. Y este se engarza perfectamente con el fin 12 del Art. 6 de los Estatutos de ATTAC España «desarrollar el sentimiento de pertenencia a una ciudadanía mundial».
Nuestras alternativas no se limitan al tema financiero. Son mucho más comprensivas y totalizadoras. Son antisistémicas porque llevan en su seno el germen de un nuevo sistema, y las podemos clasificar siguiendo el Art. 6 de los Estatutos en:
1. Control y regulación del capital financiero y los mercados especulativos
2. Fortalecimiento del Poder y autonomía de la ciudadanía ante el poder de los mercados
3. Fortalecimiento y profundización del sistema democrático con la evaluación participativa de las políticas públicas
Al crecimiento medido en PIB, mal vivir del sistema del capitalismo financiero internacional, se le opone el Buen Vivir, el sistema de las personas por y para las personas y la Vida, con más bienestar, seguridad, tranquilidad y realización individual de ciudadanía integrada en sus colectividades, es decir, se le opone el sistema del capital social e institucional vinculado a las poblaciones y sus necesidades localizadas en territorios. Este Buen Vivir supone un «decrecimiento» medido en PIB. Que baje el PIB para nada significa que se viva peor o se tenga menos. Si los servicios públicos fuesen universales e incluyese un magnífico servicio de transporte público, sanitario, agua potable, energía, educación, etc. sin necesidad de ser facturados no figurarían en el PIB como hoy no figuran las imprescindibles para la sociedad actividades reproductivas, de cuidados y relaciones comunitarias desarrolladas masivamente por mujeres y que no se facturan, y sin las cuales seríamos mucho más «pobres» e infelices, además de inviables como sociedad humana. El PIB es una cuestión de «contabilidad» no de bienestar. Por eso hay que hablar de «Buen vivir» en contraposición del «mal vivir» de ahora con la mercantilización de todos los aspectos de la Vida.
Este Buen Vivir supone un «decrecimiento» medido en PIB por tres motivos inmediatos y claros:
1. Si actualmente el capital financiero supone más del 40% del PIB mundial y debería significar sólo en torno al 5-6% (lo que representaba en 1971 con el sistema dólar-oro fijo de Bretton Woods) significa que si eliminamos la especulación el PIB tal y como se contabiliza ahora se reducirá en torno a un tercio (más o menos 40% – 6% = 34%) Viviremos mejor con menos
2. Si hacemos la imprescindible y urgente revolución energética con las energías renovables y lo que algunos llamamos la «democratización de la energía» que ya es técnicamente real en determinadas zonas-islas locales en base a solar y eólica, que suponen una inversión inicial pero después sólo el mantenimiento, se reduciría la factura de compra de petróleo y la de su transporte, bajando el PIB. A esto hay que añadir el desarrollo de la soberanía alimentaría y sus efectos añadidos.
3. Si desmontamos la sociedad de consumo y despilfarro del consume y tira (ejemplo de móviles que hay que tirar enteros en vez de cambiarles la pieza de actualización nada más porque las empresas necesitan facturar y crecer permanentemente para reproducir de forma ampliada su capital) por una sociedad de satisfacción y consumo responsable y verdaderamente sostenible, estaremos reduciendo las facturaciones de las empresas y el PIB tal y como actualmente lo contabilizamos. Tendremos mejor cubiertas las necesidades sociales y habrá menos carencias que ahora. Tendremos más calidad de vida e incluso tendremos mejores servicios públicos con menos propiedad individual sobre ellos.
A los objetivos, motivaciones y valores del capital financiero internacional se le contraponen los objetivos, motivaciones y valores del capital social e institucional. Al crecimiento de la tasa de ganancia del capital, autonomía para sus gestores y supervivencia del sistema del capital financiero especulativo internacional, se le contrapone la supervivencia de la Vida, la humanidad y las personas, la seguridad y tranquilidad en el futuro sostenible y la participación en la determinación de sus vidas con la democracia participativa. Al deseo de acumular riquezas y poder en un individualismo competitivo irreal y suicida como motivación del sistema del capitalismo financiero internacional le contraponemos la motivación de una sociedad inclusiva e integradora de personas felices y cooperadoras que comparten la satisfacción de sus necesidades con bienes y servicios públicos gestionados y compartidos democráticamente. A los valores de egoísmo, avaricia y vanidad del sistema actual se le contraponen los de universalidad, solidaridad, cooperación y respeto.
Las respuestas que a la actual situación de crisis da el sistema del capital financiero internacional buscan solo el incremento de la tasa de ganancia mediante la bajada de salarios directos e indirectos (reforma laboral y de pensiones que son salarios diferidos, y especulación con los precios de los alimentos básicos), la incorporación de más tecnología (innovación y educación de «fuerza de trabajo») bajada de precio de materias primas (especulación con petróleo y otras energías, explotación hasta el agotamiento de materias primas, etc.) y reducción de impuestos a las rentas y el capital a la vez que incrementan impuestos indirectos, reducen los gastos sociales (educación, sanidad, dependencia, familia, etc.) o quieren establecer el co-pago en estos servicios sociales, que es otra forma de trasladar el coste.
La respuesta QUE EXISTE a la crisis del capital financiero internacional desde el Buen Vivir busca satisfacer las necesidades de la humanidad garantizando la continuidad de la Vida y de la humanidad atacando su raíz: la desigualdad y polarización social y de rentas. Con la renta básica se garantizará la subsistencia y se dotará de autonomía y dignidad a las personas sobre el capital. Con la reducción de jornada y la generalización del empleo con sueldo digno a toda la población en igualdad de condiciones se garantizará la producción de los bienes y servicios necesarios socialmente garantizando la necesaria demanda para las empresas y autónomos de la actividad productiva. Con la participación en la gestión de las empresas y la generalización de la economía social se liberará todo el potencial creativo de una verdadera sociedad del conocimiento, donde la innovación no se enfocará hacia la sociedad de consumo y despilfarro sino hacia el incremento del bienestar y felicidad de las personas con el menor coste social posible. Con la incorporación trasversal de la visión medioambiental, considerándonos como humanidad fruto y parte de la Vida (la Tierra no es nuestra, nosotros somos suyo; su parte consciente y responsable de su continuidad) renunciaremos al despilfarro irresponsable y al consumo suicida. Al limitado y espurio concepto de productividad y rentabilidad de las empresas privadas, para beneficio exclusivo de sus miembros de Consejo de Administración, se le contrapone el amplio y solidario de la productividad y rentabilidad social. Con el establecimiento del Impuesto sobre las transacciones financieras (ITF) y un sistema financiero público, universal y con tipos de interés negativo, así como con impuestos directos progresivos eliminaremos la especulación financiera y dispondremos de un sistema financiero que promueva y dinamice la actividad productiva, el empleo y la satisfacción de las necesidades sociales, incluyendo la continúa investigación y desarrollo de nuevas técnicas y conocimientos. Los centros offshores (paraísos fiscales) no existirán. Con la generalización de la evaluación participativa de las políticas públicas generalizaremos la democracia participativa, profundizando en su calidad y cotidianidad, en la participación de la ciudadanía en determinar objetivos, implementación, gestión y evaluación de resultados obtenidos en un continuo ciclo ininterrumpido, a la vez que garantizaremos con ella el control de la ciudadanía a la corrupción y al abuso de poder.
Hoy la clave para avanzar está en aglutinar a todas las sociedades sobre la implantación del ITF internacional y la eliminación de los centros offshores y paraísos fiscales. Exigir el ITF implica denunciar la injusticia fiscal existente, la desigualdad, irracionalidad e inmoralidad suicida en la que estamos; implica la urgente necesidad de una revolución ética y extender la indignación social. Conseguirlo implica la gestación de órganos gestores que se encarguen de su implantación, gestión y cobro, así como, de los criterios de controles y rendición de cuentas del mismo. Lo que es igual a establecer y desarrollar órganos de democracia global. Exigirlo es poner en marcha el proceso de cambio del actual sistema a otro mundo mejor que YA EXISTE simplemente por que es posible ser visualizado y pensado. Al existir la alternativa en nuestra visión comienza ya a convertirse en realidad.
Los procesos de transformación social tienen cuatro fases. Primero en el mundo de las ideas, lo que lleva a la necesidad de un cambio de valores y principios éticos. Cuando estos nuevos valores se extienden se transforman en indignación social, es la fase en que los principios éticos y valores son transformados en sentimientos y emociones. Es el tsunami que vemos en Túnez y Egipto. Cuando se presenta este tsunami emocional arrasa con todos los planes, hayan sido pactados o no por partidos políticos o agentes sociales. La tercera es la fase de las nuevas realidades funcionales, las sociedades tienen que funcionar solucionando las necesidades funcionales de las poblaciones, por eso se provoca el caos siempre por las fuerzas desplazadas, para posibilitar una contrarrevolución y su vuelta al poder. Si la revolución logra implantarse la cuarta fase es el de la institucionalización de la nueva realidad con la promulgación de las nuevas leyes, normalmente comenzado con un proceso constituyente.
El equilibrio de poder ha cambiado en el sistema-mundo del capitalismo financiero internacional. El auge del sistema capitalista se basó en la explotación de los países del sur: en la esclavitud y más tarde en el empleo barato; en el acceso a materias primas baratas, al intercambio desigual, a una división favorable de la fuerza de trabajo, al control sobre sectores claves en estos países y a la hegemonía de la divisa, primero con la Libra esterlina y el Marco alemán, ahora con el dólar. El mercado mundial se subordinó, manipuló y estructuró en favor de los principales países capitalistas. Esto ya cambió. Y esta tendencia se acelera de manera espectacular mediante la combinación de altísimas tasas de crecimiento y grandes poblaciones del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). El resultado es que existe otro equilibrio de Poder en el sistema-mundo. El sur reclama su lugar en un mundo diseñado sin ellos, crea sus propias alianzas y potencia el comercio sur-sur al margen de las divisas del norte. Por primera vez en la era moderna, países relativamente pobres tienen un gran poder e influencia global mediante la inversión, los préstamos, etc. La pregunta, y la respuesta que está en el aire, es si el sistema-mundo del capitalismo financiero internacional puede soportar el auge de los países del sur.
Los Objetivos del Milenio fueron el resultado de las movilizaciones y el surgimiento del altermundismo en Seattle y la movilización sindical internacional por la globalización de la dignidad en el mundo, que cogió por sorpresa a los planificadores de la seguridad en el sistema-mundo. Su respuesta fue la «guerra contra el terrorismo» que le ha permitido establecer bases militares sobre las reservas de petróleo conocidas y actualmente explotables, queriendo conducir el devenir con su control. Pero los recientes acontecimientos en el Magreb, sobretodo Egipto, avisa de lo inestable de este control y del nerviosismo que les ocasiona descubrir su debilidad.
Las alternativas de ATTAC pasan también por la acción ciudadana. Los acontecimientos se están produciendo a una velocidad tremenda, que irá en aumento, ya que cada acontecimiento se de donde se de, retroalimenta a los anteriores y causa nuevos en otros lugares. El paro del 42% de la juventud española hace que España sea tal vez la primera candidata en la que surjan acontecimientos similares a los de Túnez y Egipto en la Europa del euro. La crisis lejos de ceder se agudizará en el futuro inmediato. Las contradicciones se agudizan, y los ataques en esta batalla del euro, que provisionalmente parece haber ganado China con Alemania y Francia (ha habido como una tregua durante Davos) esta lejos de haber terminado y volverá a recrudecerse. EE. UU. y Gran Bretaña están analizando la nueva situación y tomarán decisiones de acción pronto. No existen las soluciones individuales y nacionales. La dirección China baraja el enfrentamiento militar entre EE UU y la UE como históricamente inevitable. Los estrategas de Estados Unidos consideran como lo mejor para ellos que se reprodujeran el enfrentamiento militar en Europa y las condiciones de la Segunda Guerra Mundial. La Unión Europea política no existe, no piensa nada.
ATTAC tiene que ser consciente de quienes somos y de cuál es nuestro papel sin querer convertirnos en jueces de nadie, ni en suplantar a sindicatos o partidos políticos. Cada cuál tiene su función y su responsabilidad. Y la de ATTAC, en mi modesta opinión, es la de analizar los hechos con rigor y poner este análisis encima de la mesa para que no se pueda obviar. Y la acción, dentro de nuestras posibilidades y recursos.
Las revoluciones las hacen los pueblos, no los «lideres» ni los Partidos. El Baradei se traslada a Egipto cuando el pueblo está en la calle, como los lideres de la oposición en Túnez, que llegan ahora. No queramos crear artificialmente la revolución. Pero si hay que seguir sembrando en el desierto sin desmayo para que cuando llegue la lluvia, el tsunami de la indignación social, la semilla esté en su sitio. El sol existe.
Trabajemos ahora para organizar la Jornada Global por el ITF YA del 17 de febrero. Esa es nuestra tarea inmediata y nuestra respuesta. Y para ello contemos con el compromiso y la fuerza de todas las organizaciones que ya están comprometidas.