El asesinato del diputado venezolano Robert Serra junto a María Herrera, su compañera, es un hecho escandaloso y tiene el sello del paramilitarismo colombiano. Aunque esto ha sido dicho muchas veces, hay que repetirlo, porque los sectores conservadores del continente y del resto del mundo, a través de los medios de comunicación bajo su control, […]
El asesinato del diputado venezolano Robert Serra junto a María Herrera, su compañera, es un hecho escandaloso y tiene el sello del paramilitarismo colombiano. Aunque esto ha sido dicho muchas veces, hay que repetirlo, porque los sectores conservadores del continente y del resto del mundo, a través de los medios de comunicación bajo su control, presentan al gobierno bolivariano como amenaza para la democracia, en lugar de llamar la atención sobre la presencia en Venezuela de grupos ultraderechistas favorecidos por una derecha que apaña sus hechos y se sirve de ellos.
El accionar del crimen organizado se evidencia no solo en la saña con que fueron asesinados Robert Serra y María Herrera, también en la secuencia de la cual este hecho es culminación: el asesinato el viernes 26 de septiembre del concejal Nelson González, del partido REDES, quien había sido secuestrado el día 9, y el atentado en agosto pasado contra Héctor Rodríguez, dirigente juvenil y Ministro del Poder Popular para la Educación.
Los medios burgueses han tenido que actuar con cautela en el intento de desligar de la política el asesinato de Serra.
Ernesto Samper, secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, organización que no toma posiciones radicales, afirmó que los paramilitares colombianos participaron en el hecho. La canciller de Colombia, María Ángela Holguín, le ordenó silencio, pidiéndole que limite sus declaraciones a temas sobre integración regional.
Samper, quien fue presidente de Colombia entre 1994 y 1997, conoce la forma de accionar de los paramilitares, pero María Ángela Holguín quiere preservar la imagen de Álvaro Uribe y su gente y sabe que, en materia de represión y agresión a los vecinos, el propio presidente Juan Manuel Santos no puede lavarse las manos.
LAS «EXIGENCIAS» DE OBAMA
La Décima Reunión anual de la Iniciativa Clinton, tuvo lugar el martes 23 de septiembre en el marco de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), y el presidente de Estados Unidos, en ese escenario, se pronunció por la liberación del opositor venezolano Leopoldo López, a quien calificó como preso político. Habló de la importancia de la sociedad civil, pero dejó de lado el protagonismo de la derecha venezolana en la imposición de la violencia política.
Parecería que hechos como el asesinato (en abril) de Eliecer Otaiza, no figuran en las crónicas que lee Barack Obama, quien tampoco ha percibido el abuso contra la población que constituye el acaparamiento de los productos básicos, una práctica que la ultraderecha venezolana utiliza como recurso político.
No causa extrañeza el silencio ante las inhumanas condiciones de prisión de los guerrilleros presos en Colombia, esos pertenecen a una organización insurgente que el imperio califica como terrorista, pero tampoco le preocupa al Nobel de la Paz 2009 el destino de personas que innegablemente son civiles.
¿Se ha pronunciado Obama por la libertad o siquiera porque sean humanizadas las condiciones de prisión de personas enfermas como Eleu Epe Vivas y Jesús Miguel Valendia León? No, eso sería reconocer la naturaleza represiva del Estado colombiano, y él fue al escenario preparado por la ONU y por los Clinton a presentar como dictador a Nicolás Maduro, no a Juan Manuel Santos, a pesar de que es en Colombia donde los presos políticos se cuentan por miles (en el año 2011 el número fue estimado en 9.500 y hoy, organizaciones de derechos humanos dicen que son más de 20,000).
TRABAJO SUCIO
Álvaro Uribe Vélez (rival de Santos, quien tras ser su más eficiente colaborador le arrebató la principalía en la coordinación de las relaciones con Estados Unidos y con Israel), dado que al grupo bajo su dirección se le atribuye la realización de una parte importante del trabajo sucio, se manifiesta por las redes sociales calificando como «dictadura matona» al gobierno encabezado por Nicolás Maduro.
¡Tiene el descaro de hablar en esos términos un expresidente evidentemente vinculado con los paramilitares!
Si a dos días del asesinato de Serra los medios burgueses no han podido disfrazar el hecho, es porque hay evidencias suficientes de que constituyó una acción política contra el gobierno de Venezuela.
Serra, de 27 años, era un dirigente de la juventud chavista, tenía posiciones antiimperialistas y estuvo siempre dispuesto a defender el avance político.
Fue asesinado en el inicio del mes de octubre, confirmándose el propósito de los grupos de ultraderecha de imponer un «octubre negro», denuncia oficial que, como otras denuncias sobre planes y atentados fue minimizada y hasta ridiculizada en los mismos medios que dejaron de hablar tan pronto les fue posible del asesinato de Otaiza y se cuidaron de no desplegar más allá de lo necesario el secuestro y la muerte de Nelson González.
Poco hay que decir de la llamada Operación Libertad, que involucra a opositores con nombres conocidos como Lorent Gómez Saleh y Gabriel Valles. Y es conocido también lo que ocurrió en «Campus FAES 2014», un evento que hace tres meses fue clausurado por el presidente de España, Mariano Rajoy. En ese encuentro, el diputado Julio Borges y el alcalde de Chacao, Ramón Muchacho, recibieron del Consejo Nacional de Inteligencia español (CNI) instrucciones sobre procedimientos contra el gobierno de Venezuela que incluyen el inicio de una nueva fase de enfrentamientos callejeros, guerra psicológica, ingobernabilidad y acciones de desgaste.
POR EL AVANCE POLÍTICO
Obama, como presidente del Estado que dirige las principales aventuras imperialistas, les da un espaldarazo a los grupos contrarrevolucionarios venezolanos, y Álvaro Uribe se pronuncia sin miramientos porque ha sido acusado.
Importantes sectores de la derecha más moderada se unen a la ultraderecha en el trabajo sucio contra el gobierno venezolano.
Es urgente derrotar el fascismo en Venezuela. Porque el fascismo ha segado vidas valiosas como la del joven diputado y su compañera, y porque intenta desconocer al pueblo de Venezuela el derecho de vivir en paz.
No importa el parámetro con que sea medido el tiempo, es hora de gritar que ya basta. A las tropelías de una ultraderecha que actúa como sector y pretende ahogar en sangre la lucha por la soberanía y la autodeterminación, hay que oponer el coraje, la firmeza y la dignidad que han sembrado en la patria grande revolucionarios como el Comandante Hugo Chávez.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.