Las fuentes del gobierno global están experimentando una profunda transformación.
Los desequilibrios de poder, la incapacidad de las instituciones multilaterales para abordar adecuadamente los desafíos del siglo XXI y el creciente descontento con el dominio del norte global han allanado el camino para el surgimiento de nuevas fuerzas listas para remodelar el orden mundial, nos referimos al sur global.
Durante décadas, los países de Asia, África, América Latina y el Pacífico fueron percibidos simplemente como receptores de políticas y normas globales. Hoy están emergiendo con visión, capacidad y legitimidad para liderar. Este surgimiento marca la era de un nuevo modelo para el gobierno global, más inclusiva, multipolar y arraigada en la justicia social.
En medio de un panorama geopolítico y económico global en constante evolución, los BRICS afirman cada vez más su papel como una nueva fuerza que impulsa una gobernanza global más inclusiva y equitativa.
Un catalizador importante para el auge del sur global es el fracaso sistémico de los modelos de desarrollo impuestos por el norte global. El fracaso del paradigma de desarrollo del norte global radica en la aplicación rígida de un modelo único que ignora las historias, culturas y realidades socioeconómicas únicas del sur global. Los modelos del norte global, basados en el capitalismo de libre mercado, la liberalización económica y la democracia procedimental, a menudo no tienen en cuenta los contextos sociales, históricos y culturales de los países en desarrollo.
La privatización de los sectores públicos, la desregulación y las políticas de liberalización comercial promovidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial a través del Consenso de Washington, han socavado la capacidad productiva del sur global. El Consenso de Washington impuso un paradigma político a los Estados del sur global que exigía ajustes estructurales que priorizaban la privatización, la desregulación y la liberalización comercial como condiciones para la asistencia financiera. El Consenso de Washington funcionó como un instrumento de control neocolonial, exigiendo la obediencia de las economías del sur global mediante regímenes de austeridad de la deuda.
En lugar de fomentar un crecimiento inclusivo, estas medidas han exacerbado la dependencia de la inversión extranjera y la deuda externa, dejando al sur global con una mayor desigualdad, pobreza e industrias nacionales poco competitivas.
En respuesta a las deficiencias de la gobernanza dominadas por el norte, el sur global está emergiendo con nuevos enfoques colaborativos, inclusivos y solidarios. Este surgimiento se refleja en diversas tendencias geopolíticas e institucionales. Países como Brasil, India y China son ahora actores centrales en la diplomacia global. No solo son nuevas potencias económicas, sino que también ofrecen perspectivas alternativas sobre temas globales que abarcan desde las crisis climáticas hasta la gobernanza digital.
China se erige como un importante país en desarrollo cuyo modelo ha inspirado a muchos países en desarrollo del sur global. Lo que distingue a China es su compromiso constante con el desarrollo sostenible, que sitúa la armonía entre la humanidad y la naturaleza en su base misma. En lugar de seguir la trayectoria convencional de crecimiento a toda costa, China integra consideraciones ecológicas en la planificación económica, demostrando que el desarrollo puede ser ambicioso y respetuoso con el medio ambiente.
La cooperación del sur global en la plataforma BRICS ha generado grandes beneficios para los países miembros. El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su informe Perspectivas de la Economía Mundial en abril, que proyecta que el crecimiento combinado del PIB de los once países BRICS superará el promedio mundial en 2025. El BRICS se ha expandido para incluir a Indonesia, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía, que representan el 50% de la población mundial. Este bloque actúa como una fuerza clave para reequilibrar el dominio occidental en la gobernanza económica global.
El desarrollo económico equitativo y la erradicación de la pobreza son ideales fundamentales del sur global. Desde sus inicios en la construcción de una nación, China ha sido pionera en enfoques innovadores para el crecimiento económico. En lugar de replicar los modelos de desarrollo occidentales, China ha logrado un éxito notable en la erradicación de la pobreza, el avance tecnológico y el fomento de una prosperidad generalizada. El éxito de China constituye una profunda inspiración para el sur global, demostrando que las vías de desarrollo alternativas pueden generar resultados transformadores. La gobernanza global está experimentando una profunda transformación.
Los desequilibrios de poder, la incapacidad de las instituciones multilaterales para abordar adecuadamente los desafíos del siglo XXI y el creciente descontento con el dominio del norte global han allanado el camino para el surgimiento de nuevas fuerzas listas para remodelar el orden mundial: el sur global.
Ahora emerge el sur global mostrando mas visión, capacidad y legitimidad, para liderar. Este remplazo marca una nueva era de gobernanza global más inclusiva, multipolar y arraigada en la justicia y la igualdad.
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