La encarnizada guerra de la competitividad económica se agudiza a pasos agigantados. Las grandes corporaciones transnacionales no se resinan a caer en un segundo plano ante cualquier competidor. Tienen muy claro que hay que permanecer en el primer puesto (a semejanza de las fascistorras Olimpiadas) a costa de lo que sea: del padecimiento de toda […]
La encarnizada guerra de la competitividad económica se agudiza a pasos agigantados. Las grandes corporaciones transnacionales no se resinan a caer en un segundo plano ante cualquier competidor. Tienen muy claro que hay que permanecer en el primer puesto (a semejanza de las fascistorras Olimpiadas) a costa de lo que sea: del padecimiento de toda la humanidad, de la esquilmación de todos los recursos del planeta, de la esclavitud generalizada de los terrícolas, o a costa de caer en un cambio climático apocalíptico, donde la propia oligarquía sucumbirá como Sansón con todos sus filisteos entre las ruinas de la biosfera.
Los oligarcas ultra-neo-liberales lo tienen muy claro:¡¡competitividad o muerte!!, pero a lo cierran los ojos, es a ver que en la realidad, precisamente, la competitividad es la muerte.
¿Y toda esta retahíla a que viene?, pues muy sencillo, a consecuencia de la aparición y fortalecimiento de una asociación internacional denominada: «Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones» (denominada en sus siglas en ingles TTIP). Asociación que Javier Solana un ex-alto cargos políticos internacionales (ex-alto representante de la política exterior de la UE y ex-secretario general de la OTAN) la ha calificado como «el sueño europeo-americano».
Y es que, según los analistas de la OCDE, en el año 2015 solo un 10% del crecimiento mundial se producirá en Europa, un 25% en EEUU y un 33% en China. Algo absolutamente angustioso e intolerable para la economía competitiva de las grandes corporaciones transatlánticas. Se estima que en el próximo lustro Asia por primera vez tendrá más PIB, mas gasto militar y más inversión en tecnología que la UE y USA juntos.
Por todo esto la TTIP viene organizando desde julio del 2013 reuniones a puerta cerrada y con documentos secretos únicamente accesibles a los grupos de presión empresariales. Y todo esto con la intención de dar un vuelco a esta situación e impedir el «sorpasso chino» y ello a base de una nueva dosis (aún mayor) de neoliberalismo. Un neoliberalismo que se pone la careta (una vez más) «de creación de empleo», dicen que de unos 400.000 puestos de trabajo. «Para lograrlo» actuarán con mano inflexible con el fin de aumentar la flexibilidad laboral y las desregulaciones.
El mencionado TTIP se plantea fundamentalmente las siguientes acciones:
-Eliminación de las regulaciones sociales, laborales y medioambientales.
-Reducción de costes innecesarios para las corporaciones.
-No ratificación de las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el derecho a sindicarse.
-Reducir los gastos salariales y aumentar la jornada laboral hasta llegar a salarios y tiempos de trabajo equiparables a los de China. Se persigue que todos los terrícolas(excepto los oligarcas) trabajen como chinos.
-Aumentar la flexibilidad laboral abaratando los despidos.
-Aumentar las exportaciones.
-Deshacerse del principio de precaución en el que se basan varias directivas ambientales, como puedan serlo las que regulan las sustancias químicas peligrosas o las normas de seguridad alimentaria. Por ejemplo la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFASA) trata de desclasificar (de forma sistemática) el sistema regulador de la Unión Europea para los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), hasta llegar al nivel de los EEUU en donde los OGM no requieren ningún tipo de supervisión ni de etiquetado.
-No cesar en la extracción de energías fósiles ni aun en el caso del petróleo y gas no convencionales, lo que se trata de obtener por medios y métodos altamente lesivos para el medio ambiente, como lo son el fracking (o fractura hidráulica). Se persigue llegar al extremo de anular las prohibiciones la fractura hidráulica, prohibiciones logradas gracias a grandes movilizaciones sociales.
-Aumentar aún más la privatización de los servicios de salud pública los cuales se destinarán a las grandes corporaciones transatlánticas.
-Se anulará la producción de medicamentos genéricos.
Para concretar más todas estas medidas socioeconómicas (cuyo fin es acercarnos aún más al modelo social esclavista como es el de China) se prevé una reunión de coordinación del TTIP en Bruselas los días 12 y 13 de Diciembre del 2013.
Dada esta situación extremadamente desfavorable para la gran inmensidad de población mundial, es el momento de afianzar vínculos y acciones entre los movimientos anticapitalistas y ecologistas transatlánticos.
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*JULIO GARCÍA CAM ARERO, es autor de la trilogía decrecentista:
– El crecimiento mata y genera crisis termina l (2009).
– El decrecimielto feliz y el desarrollo humano (2010).