Como se temía, todo indica que se marcha hacia un anuncio inmediato del Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, con un anuncio de cierre de negociaciones que el presidente argentino insiste en hacer al final de la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio OMC) o bien con una […]
Como se temía, todo indica que se marcha hacia un anuncio inmediato del Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, con un anuncio de cierre de negociaciones que el presidente argentino insiste en hacer al final de la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio OMC) o bien con una firma antes de fin de año en Brasilia, protagonismo que reclama el presidente de facto brasileño.
«Puede firmarse el 21 de diciembre en Brasilia», señaló el presidente de facto brasileño Michel Temer. Sin duda era una aspiración suya (quizá ni siquiera consensuada) que el anuncio del pacto entre Mercosur y Unión Europea se concrete y firme en breve en la capital de Brasil, durante la cumbre del bloque sudamericano. Temer habló con la prensa al salir de la sesión inaugural de la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio. Pero ni él, ni el uruguayo Tabaré Vázquez, quisieron jugarse por una contundente aseveración.
Brasil y Argentina apuestan a fondo a la futura asociación aun cuando las ofertas de liberalización comercial no incorporen la mayor parte de sus ambiciones iniciales. En el intercambio de propuestas entre las dos regiones, que se concretó el viernes último en Bruselas, los europeos prefirieron omitir el capítulo agrícola.
Los representantes del Mercosur se quejan de que la apertura agrícola de Europa se mantiene dentro de un nivel «insuficiente», en especial en el caso de la carne y del etanol, donde las cuotas de importación europea de esos productos, exentas de impuestos aduaneros, son bastante menores al monto que habían negociado hace una década. Los europeos juegan con los apuros políticos de Macri y Temer.
Desde la cancillería argentina se habla de problema de tiempos. En el Palacio San Martín, donde se escenificó la última ronda de negociaciones entre los dos bloques será escenario hasta el miércoles de difíciles y ásperos encuentros paralelos a la OMC, obligando a que los cancilleres del bloque permanezcan en Buenos Aires.
En la última ronda de negociaciones que terminó el viernes pasado, hubo avances en varios de los puntos: se desataron nudos en normas sanitarias y fitosanitarias, en facilitación del comercio, en servicios y en cooperación aduanera, pero restan capítulos pendientes que deberán ser resueltos, al menos en términos generales, durante esta última rueda de tratativas. Eso es lo que permitirá llegar al anuncio del «acuerdo político» el próximo 21. Tanto de un lado como de otro indican que esa no será una declaración más. Significará formalizar que habrá un tratado y de eso ya no se vuelve atrás, lo explica bien el matutino derechista argentino Clarín.
En el encuentro dominguero participaron los ministros Jorge Faurie (Argentina) Aloysio Nunes Ferreira (Brasil); Rodolfo Nin Novoa (Uruguay) y Eladio Loizaga (Paraguay). Por la UE participó Cecilia Malmstrom, comisaria europea de Comercio y allí se planteó la urgencia de Macri de hacer el anuncio en el marco de la Conferencia ministerial de la OMC, obviando la forma que tendría el acuerdo.
Y al final llega el lobo
Al menos por parte de los países líderes del Mercosur. el propósito es que fuera más que una mera declaración de buenas intenciones -una declaración política-, que se pusiera de manifiesto que se ha logrado concretar un acuerdo pendiente desde hace 20 años, pero que solo «restan definiciones técnicas a resolver a principios de 2018». Obviamente, es un mundo muy diferente a cuando se comenzó a negociar.
Por confusión, distracción, manipulación o hasta aceptación interesada por recursos de financiamiento, el anuncio tomará a los movimientos sociales y los ámbitos de opinión progresistas y de izquierda fuera de este eje. Fueron en general cooptados por la idea que «no pasaría nada» al suponer que la atención de este esta semana debía ser puesta en la paralizada OMC, en una agenda impuesta por las ONG europeas, invisibilizando de hecho el TLC UE-Mercosur.
En las reuniones de grupos altermundistas esta semana en Buenos Aires se escuchó una repetición de diatribas contra los TLCs en forma general o contra el neoliberalismo y sus males, pero no específicamente en su expresión concreta: este acuerdo de liberalización que sería el de mayor significación mundial hasta el momento.
Los organizadores de la conferencia de la OMC mostraron un muy buen manejo estratégico de la información. Los altermundistas, acostumbrados a la resistencia y la denuncia, abandonaron los temas sustantivos para protestar por la expulsión de dos periodistas y la confección de más de 60 militantes que el ministerio de Seguridad argentino consideró «peligrosos».
Hoy ya se vive una instancia diferente en lo referente al TLC UE-Mercosur -con un acuerdo en preanuncio- y por ello se hace necesario para el movimiento popular (industriales, sindicatos, académicos, campesinos, pequeñas y medianas empresas), revisar en detalle lo que se acuerda entre las partes, por un lado, y los puntos que no se han resuelto, para analizar y definir qué se puede hacer para lograr generar una oposición sustantiva y no solo melancólica en relación a la ofensiva de la derecha .
El «distraccionismo» fue un arma útil: Tras el escándalo diplomático que generó la expulsión de miembros de ONG y periodistas y cuando los ejes de la información se habían corrido a este tema y no los sustantivos de la reunión, el gobierno argentino informó que dejará ingresar a quienes sean respaldados por sus cancillerías (que deben dar garantías de su comportamiento), entre ellos a tres franceses, un belga y al noruego Petter Titland, deportado a Brasil quien volvió a ingresar a la Argentina.
Toda una innovación en materia migratoria y de respeto a los cánones de organización de conferencias internacionales. Quizá alguna ONG tome esta decisión como un triunfo (aunque no elimina la ignominiosa lista negra).
Rubén Armendáriz, periodista y politólogo uruguayo, analista del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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