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El universo paralelo del fanatismo

Fuentes: Rebelión [Imagen: Grupo de manifestantes en el momento de ser informados de la supuesta detención de Alexandre Moraes. Créditos: Jonathan Heckler/Agência RBS]

Traducido del portugués para Rebelión por Alfredo Iglesias Diéguez

En este artículo la autora describe el mundo paralelo de los seguidores de Bolsonaro; lo preocupante es que sus delirios tienen consecuencias reales.


A quién entre en un grupo de discusión bolsonarista le depara un torbellino de alucinaciones. Los mensajes que llegan tratan de los temas más insólitos: hay alertas sobre alienígenas del bien que están en la tierra para guiar a los humanos hacia la luz; hay denuncias contra el Papa Francisco, que sería pedófilo y devorador de fetos; hay denuncias contra Obama, que sería responsable del tráfico de niños; hay mensajes motivadores en el nombre de Jesús; hay denuncias de satanismo, que es practicado por gentes de izquierdas; hay teorías de que personajes como John Kennedy Júnior estaría vivo y preparado para asumir la presidencia de Estados Unidos, lo mismo que también estarían vivos lady Di, Elvis Presley o Michael Jackson. También tiene una gran difusión la teoría de los clones, según la cual varios gobernantes mundiales ya estarían muertos y en su lugar estarían clones, como era el caso de la reina Isabel II de Inglaterra y ahora del presidente Putin.

El grupo acoge canales de Youtube de figuras absolutamente alucinadas, como es el caso de un muchacho llamado Luciano Cesa. Él, que se dice “artista musical” y discípulo del Señor Dios, habla con tanta propiedad sobre todas esas teorías que parecen verdades absolutas. Y hace previsiones y pronósticos verdaderamente delirantes. La criatura tiene más de 300 mil seguidores. Durante la operación de la NASA para cambiar la ruta de un asteroide, él divulgaba que el asteroide caería sobre la tierra y que en los Estados Unidos se estaba librando una batalla campal para impedirlo. Animaba a las personas a almacenar alimentos y esperar en casa el trágico desenlace, pues el misil podría fallar y el mundo acabaría siendo destruido. Y pasmen. Las personas vivieron aquel episodio aterrorizadas, mandando mensajes, llamando a hijos y a padres para casa, porque todo podía acabarse. Y se almacenó mucha comida.

Ahora, durante las elecciones, anunciaban la victoria apabulladora de Bolsonaro, porque Dios estaba al mando… y de su lado. Cuando las cuentas empezaron fallarles, los mensajes que llegaban eran de que el ejército brasileño estaba interceptando carreteras digitales que venían de Estados Unidos, con hackers de izquierda intentando alterar los resultados. Y los mensajes venían con gráficos y demás, para darle mayor veracidad. También parece que llegó a producirse alguna interferencia de alienígenas del mal.

Una vez que el satanismo del PT se erigió en vencedor, los mensajes que empezaron a circular animaban a salir a la calle para hacer valer el artículo 142 de la Constitución, que según ellos, autoriza las Fuerzas Armadas a tomar el poder. Son miles los mensajes que están circulando por las redes a una velocidad alucinante. Como los bloqueos no estuvieron bien conectados entre sí, sino que hubo mucha espontaneidad, comenzaron a circular audios de los hijos de Bolsonaro (verdaderos o no, no se sabe), en los que se animaba a los manifestantes a congregarse enfrente a los cuarteles. Según los audios, las concentraciones no eran para hablar en Bolsonaro, sino pedir la “intervención federal”. ¿Por qué? Nadie lo sabe bien. El argumento es que Lula es un ladrón y es un personaje satánico, por eso hay que impedir que asuma la presidencia.

Así, este miércoles de Difuntos, allá fue la muchedumbre a los cuarteles. En algunos lugares el número fue importante, pero en la mayoría el grupo fue pequeño. En los actos las escenas son delirantes. Alguien se sube a un coche y se dirige al pueblo: “Tenemos noticia de que el ejército tiene pruebas del fraude en las elecciones”. Griterío general, palmas, rezos y lágrimas. Las personas creen piadosamente en cualquier cosa que se diga por un altavoz en la mano. En otra manifestación, alguien anuncia que el ministro Alexandre de Moraes acababa de ser arrestado. De nuevo, la histeria, los gritos, las lágrimas y las palmas. Son informaciones absolutamente mentirosas que solo sirven para mantener al grupo unido y activo.

El discurso del presidente Bolsonaro, que no reconoce el resultado electoral ni la victoria de Lula, es interpretado como un apoyo a los actos anticonstitucionales. Y todos siguen firmes. El segundo discurso del presidente, vestido de camiseta a lo Zelenski, pidiendo que abandonen las carreteras, fue considerado como falso por sus seguidores. Los gurús de los grupos dicen que quien habló en ese segundo discurso es un clon, que Bolsonaro está detenido, por lo que está siendo obligado a decir lo que “ellos” [quienes lo tienen detenido] quieren.

Lo último es el llamamiento a matar al presidente electo. Como nada salió como tenía que salir, lo único que queda es eliminar a Lula, para que no asuma la presidencia. Incluso el famoso piloto de Fórmula 1, Nelson Piquet, estuvo en los actos golpistas y declaró que quería ver a Lula en el cementerio. Y teniendo en cuenta el nivel de alienación mental de toda esta gente, hipnotizada por todo ese montón de absurdos, es preciso permanecer muy atentos y atentas a lo que pueda pasar. Porque, desgraciadamente, habrá quien intente cumplir la tarea.

Todo eso ocurre bajo el beneplácito de la judicatura, así como de parte de la policía militar. Durante los bloqueos, los policías ayudaron a romper cercas, hicieron de barrera de contención para los golpistas y los protegieron. Bajo el argumento de la libertad de expresión, esas figuras grotescas que difunden mentiras por todos lados, siguen predicando e incitando a los grupos.

Pasado el festivo probablemente los actos frente a los cuarteles remitan, pero la incitación a la violencia y a la muerte sigue firme en los grupos y en los grupos de whatsapp familiares. Aunque todo siga aparentemente tranquilo en el país, los ataques puntuales seguirán. Ayer, en Porto Alegre, una acción violenta que destruyó el escenario mientras los niños y las niñas lloraban de desesperación, impidió a un grupo de teatro infantil representar su obra. Y por ahí va. Si no hay una acción efectiva por parte de la judicatura, eso no va a parar y cualquiera que no esté con Bolsonaro se convertirá en un enemigo mortal: un petista, satánico, pedófilo, traficante de niños, comedor de fetos y aliado de los alienígenas del mal. Y, consecuentemente. objetivos de un ataque.

Los tiempos están revueltos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora y del traductor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.