José Luis Perisse es un embajador atípico. Arquitecto y profesor de universidad jubilado, Perisse quizá nunca se imaginó ocupando el puesto que desempeña en la actualidad. Pero en 1998 se unió al grupo del presidente (entonces sólo candidato) venezolano Hugo Chávez para trabajar en lo que fue el inicio de la Revolución Bolivariana. Fue Viceministro […]
José Luis Perisse es un embajador atípico. Arquitecto y profesor de universidad jubilado, Perisse quizá nunca se imaginó ocupando el puesto que desempeña en la actualidad. Pero en 1998 se unió al grupo del presidente (entonces sólo candidato) venezolano Hugo Chávez para trabajar en lo que fue el inicio de la Revolución Bolivariana. Fue Viceministro de Infraestructura dentro del gobierno revolucionario, y en estos momentos es el Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Argelia, Túnez y la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Para él es un honor «servir a su país» y colaborar «poniendo un granito de arena, como tantos otros en Venezuela, por la Revolución». Confía en que «nuestros nietos dirán algún día con orgullo que hicimos algo importante por Venezuela. Y que nuestro país llegue a ser lo que soñó nuestro padre libertador, el Genio de Ámerica, Simón Bolívar».
Rolando González Téllez es un diplomático de larga trayectoria. 30 años representando por todo el mundo al gobierno revolucionario de Cuba, lo cual constituye para él «el mayor orgullo». Es el actual Embajador de la República de Cuba en Túnez y gracias a su trabajo en diferentes legaciones diplomáticas y en organismos internacionales ha podido conocer multitud de países de varios continentes. Le impresionaron sobre todo las naciones hermanas de América Latina, «pero conocer África, y la enorme vinculación que ha tenido con Cuba, y vivir está experiencia de cerca ha sido importantísimo» para él. A lo largo de su dilatada carrera se ha encontrado con multitud de personas que, habiéndose formado o estudiado en Cuba, se le acercaron para agradecerle o hacerle partícipe de su reconocimiento por la labor de su país, lo cual considera «el pago más importante que se le puede hacer a cualquier revolucionario». Le gustaría ser recordado como alguien que cumplió con los principios que se trazó, por haber sido honrado y haber defendido lo que es justo y honesto. «Lo importante es que cuando uno se mira hacia dentro y no siente vergüenza por lo que ve, es que la obra de una vida se ha cumplido».
Ambos son de una juventud avanzada. Su diálogo es sosegado y ameno. Su sencillez no les permite distancias. Se emocionan cuando la conversación transita por los recuerdos y al citar los valores de los pueblos y las revoluciones. Son generosos con sus vivencias y con su tiempo, el que les ha tocado vivir y el que no dudan en ofrecer. Confían en la ternura de la que hablaba el Ché. Y mantienen viva la llama de la esperanza.
Ustedes son los representantes de dos países latinoamericanos y revolucionarios en países árabes ¿Cómo creen que deben ser las relaciones de los pueblos latinos con el mundo árabe?
José Luis Perisse.- Yo llegué como embajador en el mes de marzo de este año. Mi visión personal de los países de cultura árabe y musulmana, era que tenían virtudes y defectos, como todos los pueblos del mundo, pero básicamente que eran países de gente buena. Después de estar varios meses en Argelia, y por primera vez en Túnez a donde he venido estos días a presentar mis cartas credenciales, básicamente puedo decir que he confirmado todas mis hipótesis. Creo que es un pueblo incomprendido por Occidente y poco entendido. No es el pueblo que se presenta en los grandes medios occidentales, es mucho más que eso. Es un pueblo con tradiciones. Un pueblo respetable.
Rolando González Téllez.- También yo llegué en el mes de marzo a Túnez. No es la primera vez que estoy en un país árabe, pero tengo que decir que aquí he encontrado a una gente extraordinariamente amable. Un pueblo que se respeta a sí mismo y que respeta. Pero además que tiene una gran cantidad de valores extraordinarios. Y que muchos, sobre todo en Occidente, no quieren reconocerle.
¿Cómo son las relaciones actuales del Venezuela y de Cuba con el mundo árabe?
RGT.- Muy buenas. Nosotros mantenemos unas relaciones fraternales con todos los países árabes. Con algunos podremos tener, quizás, algunas diferencias. Pero en lo esencial coincidimos. Yo diría que coincidimos en cuestiones de principios, en lo fundamental: la autodeterminación, el respeto a la soberanía, el respeto a la defensa de los recursos naturales, el derecho que tenemos a trazarnos nuestro propio destino sin que nadie nos lo indique. Que es bien difícil. Yo me imagino que para muchos países árabes, sentir que se les imponen cosas, cuando realmente ellos creen en sus valores y los defiende, es algo realmente difícil. ¿Por qué imponerme una cultura que no es la mía? ¿Por qué no respetan mi cultura y quieren que yo respete otra? Yo creo que lo primero que hay que hacer es intentar comprenderlos y respetar su cultura si queremos que ellos respeten la nuestra. Porque además en muchas cosas nos pueden dar lecciones. Lo digo sinceramente. No creo que todos nuestros valores sean tan puros, y por eso pienso que en algunas cosas nos pueden enseñar. Realmente hay valores en el mundo árabe que son apreciables.
JLP.- Como embajador de la República Bolivariana de Venezuela puedo decir que siento un profundo respeto por los pueblos del Magreb que son con los que he tenido un mayor contacto. Y creo que son pueblos extremadamente amables y comprensivos. Por ejemplo, nuestra relación con Argelia es magnífica, pues mientras duró el golpe de estado petrolero (entre diciembre de 2002 y febrero de 2003) el gobierno argelino puso a nuestra disposición a multitud de técnicos y cuanto hizo falta para poder mantener en marcha nuestra industria petrolera. Y lo ofrecieron sin que se lo pidiéramos, como también hace Cuba. Ellos enviaron una delegación en cuanto vieron nuestro problema. La solidaridad de Argelia, en particular, y la del mundo árabe, en general, es de primer orden. El presidente Hugo Chávez está dando prioridad a las relaciones Sur-Sur y en particular con el mundo árabe. En estos países la gente ve en mi a un símbolo de lo que significa nuestro presidente. Y es que en estos países Venezuela ha salido del anonimato gracias a la labor del presidente Chávez.
¿Contemplan Cuba y Venezuela la posibilidad de reactivar una nueva organización de Países No Alineados?
RGT.- En Cuba trabajamos para que el movimiento de los Países No Alineados vuelva a tener la influencia que merece, y la que debe de tener por la composición de los países que lo conforman. La próxima cumbre será en La Habana (en 2006) y la actual presidencia (Malasia) está trabajando duro para ganar el espacio que se perdió. Cuba, por su parte, luchará de manera denodada en esa dirección, pues considera que es una organización cuyos principios no han perdido vigencia. El movimiento de los Países No Alineados tiene que jugar un importante papel en el contexto internacional. Hace falta que la voz de los países menos desarrollados sea escuchada y que recuperemos el vigor perdido.
JLP.- Nosotros pensamos que cada día hay más países no alineados. Este movimiento es de capital importancia y especialmente en estos momentos. La presidencia del G-15 [1], que durante este año preside Argelia, también es una pieza clave en la cooperación entre los países del sur. Hay muchas potencialidades que debemos de compartir y en las tenemos que cooperar. Hay una palabra de capital importancia que la Constitución Bolivariana de Venezuela recoge en su artículo 4, que es clave para entender este proceso y que se puede extrapolar al G-15 y a los Países No Alineados. Me refiero a la coparticipación. Es fundamental que todos nos involucremos y participemos de los problemas comunes. En la medida en que coparticipemos, podremos salir adelante. Venezuela lo está haciendo, en primer lugar, en el interior de nuestro país y, en segundo lugar, en el G-15 y también en el G-77 [2]. El presidente Hugo Chávez va a estar muy pendiente, porque en la reunión (de los No Alineados) de La Habana se podrán impulsar nuestras potencialidades, nuestras políticas, nuestras naciones y el respeto por nuestras soberanías. Él confía en que de estos encuentros surjan cosas muy importantes. Todo ello significa un gran impulso para los países en vías de desarrollo. Los mal llamados países del tercer mundo, según la nomenclatura de la guerra fría.
Para un embajador ¿es lo mismo un país árabe que uno asiático o africano, por poner dos ejemplos? ¿Qué características particulares tienen los países árabes?
JLP.- Cada país tiene su valor intrínseco y es merecedor del mejor de los respetos. Es fundamental que nos respetemos entre todos y lo mismo es aplicable para la soberanía y la autodeterminación que cada país tiene. Por ejemplo, yo soy el representante de mi país ante la República Árabe Saharaui Democrática, por la que tenemos un profundo respeto. La reconocemos como nación que debe ser soberana, y pedimos que se cumpla con la legalidad internacional tal y como ha dicho la ONU. Para nosotros es como cualquier otro país, y exigimos la soberanía sobre su territorio, así como en la República Bolivariana de Venezuela también la exigimos para el nuestro.
RGT.- Yo diría que mientras en Europa un embajador es únicamente un diplomático, aquí un embajador se convierte en un político. Puesto que nos sentimos más cerca, y de hecho estamos más cerca, del pueblo. He estado en muchos países africanos donde muchos políticos y gobernantes han estudiado en Cuba, que hablan español, y eso crea una vinculación muy rica. En Cuba, por ejemplo, hay muchos saharauis que están estudiando o se están formando, y no me extrañaría que cuando consigan su independencia, muchos de ellos lleguen a ser dirigentes de su pueblo. Hay quienes nos critican por eso, por emplear recursos para otros, habiendo necesidades en nuestro país. Sin embargo, yo estoy orgulloso de ello. De que Cuba haya dado la oportunidad a tantas personas de todo el mundo, que de otro modo no lo habrían podido hacer jamás. Que hayan aprendido o se hayan formado como técnicos para luego poder ayudar a sus pueblos. Y es que dando se recibe. Pues cuando Cuba ha necesitado solidaridad, la he encontrado sin tener que pedirla.
JLP.- En ese sentido, nosotros contamos con la Misión Rivas, que está ayudando a todos aquellos que no tuvieron posibilidades de entrar en la universidad. También se nos critica porque su titulación no tendrá el prestigio de la obtenida en las grandes universidades, privadas, de Venezuela. Pero lo cierto es que van a ser hombres y mujeres que se van a dar a la causa del país. Esos son los valores sociales que propugna nuestra constitución. Los valores que generan unidad nacional.
RGT.- Yo añadiría que entre las grandes masas populares hay más talento que entre las minorías poderosas. Y ello por lógica matemática y porque esas personas dan más valor a su formación que quienes la han adquirido sólo por contar con muchos medios económicos.
El presidente Hugo Chávez ha dicho que Cuba y Venezuela están formalizando una cooperación latinoamericana sin precedentes ¿Cómo la valoran ustedes y cual es la novedad en esa cooperación?
JLP.- Indudablemente, el presidente Hugo Chávez está haciendo una enorme labor interna por dar a conocer los ideales de Simón Bolivar. Y también en el exterior. Él persigue el ideal de crear una patria común para todos los latinoamericanos. Tiene las ideas muy claras y en esa labor ha encontrado un extraordinario apoyo en Fidel Castro. Y poco a poco va recogiendo el apoyo de otros países, con lo que se va formando un movimiento continental. Pablo Neruda dijo que «Bolivar despierta cada 100 años cuando despiertan los pueblos». Y yo creo que Venezuela ha despertado después de esos 100 años. Nuestro presidente dice que la independencia de España aún no es completa. El desarrollo social es la verdadera independencia. Algo que comienza a verse también en Brasil, Argentina, Uruguay… Yo recuerdo que en el año 2000 el presidente Hugo Chávez dijo una frase contundente en un acto de homenaje, ante la tumba de Simón Bolivar. Él dijo que los políticos anteriores iban allí para cerciorarse de que Bolivar estaba bien muerto. Y nosotros vamos para decirle que está vivo en todas las calles de Venezuela, en el corazón de todos los venezolanos. Y hemos recibido mucho apoyo internacional por la defensa de este ideario.
RGT.- Esta cooperación produce escozor y miedo en aquellos que no quieren la liberación de los pueblos y que temen el ejemplo de estas dos revoluciones, diferentes y con características específicas, pero que van calando entre los latinoamericanos, que quieren resurgir de sus cenizas y volver a los sueños de su libertador. Nuestras raíces son martianas, y Fidel fue al Moncada para resucitar a Martí y para poner en práctica lo que hacía mucho tiempo él había dicho. Y a eso muchos lo llamaron comunismo. Pero Martí, que era anterior a Lenin, ya lo había anticipado planteando la liberación del país. Cuba sigue viva después de 43 años de bloqueo y de 11 administraciones estadounidenses. Y seguimos de pie, sin miedo. Preparándonos en un bastión para lo que será una guerra contra Cuba. Seguros de nuestra victoria, porque va a ser la guerra de todo un pueblo. Y en medio de todo eso, nuestros médicos siguen realizando sus tareas en muchos países de África y de América Latina. En lugares donde no van, o no quieren ir los médicos autóctonos. Dando ejemplo.
Los procesos venezolano y cubano tienen en común un fuerte liderazgo personal, tanto de Hugo Chávez como de Fidel Castro ¿no puede resultar peligroso ese personalismo?
JLP.- No hay que confundir liderazgo con personalismo. Y no hay liderazgo en el hecho de ser personalista, pues esta no es una cualidad de líder. Salvo en los líderes de papel. El presidente Hugo Chavez es un líder nato, que ha puesto por encima de cualquier otra consideración el rescate de nuestro país, nuestra soberanía, la dignidad y el respeto. Si eso es criticable para mucha gente, he de decir que para los venezolanos, sin embargo, es nuestro norte. Nuestra Constitución es el norte. Y como dice nuestro presidente «dentro (de la Constitución) todo, fuera nada». Las constituciones anteriores eran perfectamente desconocidas e inaplicadas. Sin embargo, la actual fue la herramienta del pueblo contra el golpe de estado de abril de 2002. Gracias a nuestra Constitución, el pueblo derrotó a la oligarquía. La actual República Bolivariana de Venezuela está liderada por el presidente Hugo Chávez, pero no hay personalismo en unir al país como un todo. La constitución fue aprobada con el 80% de los votos y es conocida por todos los venezolanos. Hay está recogido nuestro proyecto de país y es la gran arma revolucionaria. Tenemos una tarea muy importante que es desarrollar el país de acuerdo a esa constitución. El presidente ha ido subiendo en popularidad y apoyo por parte del pueblo. Y los venezolanos están siguiendo el rumbo fijado en la constitución. Nuestro presidente es un líder respaldado por la gran mayoría del pueblo venezolano.
El debate de las ideas está siendo relanzado en los últimos años, por los encuentros de Intelectuales en Defensa de la Humanidad. Primero en México, después en Oviedo (España) y recientemente en Caracas ¿Cuál creen que debe ser el papel de los intelectuales y el objeto de esos encuentros?
JLP.- Esos encuentros son el despertar de los pueblos. Es un logro haber encontrado esos espacios para exponer las ideas de justicia y luchar por la soberanía de los pueblos.
RGT.- Esos encuentros deben de servir para la defensa de nuestros valores culturales que nos quieren arrebatar por una falsa cultura del consumo, que nos tratan de vender a diario los grandes medios de comunicación. Y con esa globalización neoliberal que quieren imponernos, nos quieren hacer perder nuestra identidad y nuestros valores. Pero los pueblos que pierden estos, dejan de ser ellos mismos. He aquí porqué es tan importante la defensa de la identidad cultural ¿por qué tratan de imponernos una cultura que no es la nuestra?
JLP.- ¿Por qué tantas críticas a estos encuentros? Porque les asusta. El mercado y el neoliberalismo salvaje nos ha hecho mucho daño, nos han tratado de arrancar nuestra identidad y recuperar eso es muy difícil. No imposible, pero sí muy difícil. Cuando se habla de que la Revolución Bolivariana se basa en los principios de Simón Bolivar, ven en eso un peligro. Pero como dijo Bolivar «el gigante del norte es el peligroso».
RGT .- Tanto Martí como Bolivar vieron el peligro en el poder del imperio que se expandía ya entonces. Martí dijo que los pueblos latinoamericanos «tenemos que unirnos como la plata en las raíces de los Andes». Y también Bolivar lo dijo de manera muy clara.
JLP.- Hay dos documentos muy interesantes de Simón Bolivar que son la «Carta de Jamaica» y el «Discurso de Angostura«. El presidente Hugo Chávez se refiere a este último cuando dice las palabras de Bolivar: «El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible». Y en ese camino andamos. No hay nada más grande que por donde uno va, tratar de dejar huella. Aquel que no deja huella, hace su vida en vano. El propio Bolivar dijo poco antes de su muerte, en el exilio, que «si mi muerte contribuye a que los partidos cesen y la unión se consolide, bajaré tranquilo al sepulcro». Pero pese a su desesperación, yo creo que Bolivar «no aró en el mar» sino que dejó huellas. Y son huellas que hemos seguido. Si no fuera así, no tendríamos un ideario bolivariano.
RGT.- Para nosotros la batalla de las ideas ha sido la piedra angular de nuestros últimos tiempos. «Trincheras de ideas son más importantes que trincheras de piedra», dijo Martí. El mundo se encamina, cada vez más, a dar una mayor importancia a la batalla de las ideas. «Ser cultos para ser libres», dijo Martí. De ese modo, gracias a la cultura, no habrá forma de que el hombre sea esclavo. Lo que se siembra no se olvida.
Notas:
[1] El Grupo de los Quince se creó en 1989 en la Cumbre de los Países No Alineados de Belgrado y está integrado actualmente por Argelia, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Egipto, Jamaica, India, Indonesia, Irán, Kenia, Malasia, México, Nigeria, Perú, Senegal, Sri Lanka, Venezuela y Zimbabue. (N. del A).
[2] El Grupo de los 77 lo componen 132 países en vías de desarrollo y nació el 15 de junio de 1964 en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo efectuada en Génova y su nombre se basa en el número de países que inicialmente lo formaron, aunque después se le sumaron diversas naciones hasta llegar al número actual de miembros. Aunque fundada hace 38 años, su primera reunión fue en abril de 2000, cuando celebró su primer encuentro a nivel de jefes de Estado en La Habana. Cada año cambia de presidente y su misión es ‘coordinar y concertar posiciones ante los foros económicos internacionales de la ONU’, según refleja su página oficial en Internet. (N. del A.)