En su paso por Barcelona, Léandre-Alain Baker, escritor y director de cine congoleño, expuso en un cálido encuentro el estado actual del panorama literario africano y planteó sus principales retos. Siempre con un tono reflexivo y comprometido, este gran representante de las letras del continente negro, autor de varias obras de teatro y novelas, nos ha desvelado un mundo literario en pleno auge que sin embargo sigue a la espera de escritores libres y osados.
Según Léandre-Alain Baker la literatura africana es esencialmente reivindicativa debido a su corto camino. Su evolución ha sido rápida en los últimos 40 años, continua y dinámica, pero permanece ahora en un estado de relativa contención. Tras la etapa de los ’60 en la que los intelectuales trataban de afirmar una identidad y saldar deudas pendientes con Occidente a través de una literatura fuertemente ideológica, la literatura adoptó en los ’80 los rasgos de un cierto nacionalismo, parecido a la literatura latinoamericana, con los que se critica los problemas del país, el despotismo, la corrupción y la mediocridad de las clases dirigentes. Hoy, la literatura africana se encuentra en una época de «antropología invertida» en la que el africano se observa a él mismo, produce un gran esfuerzo para describirse e indagar en sus costumbres, pero lo hace a través de criterios occidentales.
- Léandre-Alain Baker a su paso por Barcelona (Foto: J. G. C.)
La principal explicación a este estado controvertido se debe a que el lector es mayoritariamente occidental. Sin ser consciente, el escritor africano emplea una estética y unas concepciones europeas para seducir a un público occidental. Ese dualismo que describe Léandre Baker en la literatura africana es inevitable y afecta a la mayoría de sus integrantes. El periodo del colonialismo ha creado una ambivalencia que sigue perdurando en las mentalidades y muy pocos pueden sustraerse a ese fenómeno. Baker, amante de la emoción literaria, nos revela su temprano amor por las letras y el contagio que supuso el descubrimiento de Rimbaud y Baudelaire. También nos divulga la influencia de autores ilustrísimos como Aimé Césaire, que describe como un inmenso poeta, y Senghor.
Léandre Baker explica que, para que la literatura africana sea más independiente y sólida, es necesario el soporte de editoriales africanas y un público que se identifique con ella. De no ser así, el escritor africano seguirá auto-censurándose y adoptando un falso discurso para atraer a lectores. Por otro lado, existe también un agravante político: la falta de libertades en África impide el desarrollo de una auténtica literatura y limita la escritura a una prensa en un estado embrionario. Por eso la mayoría de los escritores africanos que se expresan libremente residen en Europa.
A esa literatura del continente negro que Léandre desea más independiente y resuelta, el narrador contribuirá con la publicación en 2010 de una obra de teatro titulada El efecto invernadero sobre el comportamiento de los ángeles. Esperemos que la obra sea rápidamente traducida al español para apreciar su estilo único y osado.
Cuestionado sobre los grandes valores de la literatura actual, Léandre nos señala a su compatriota Emmanuel Dongala (con quien ha tenido la ocasión de escribir y dirigir varias obras de teatro), como una figura imprescindible de este panorama emergente. El autor de El fuego de los orígenes y de otras grandes novelas es, según él, uno de los mejores y más representativos escritores contemporáneos porque goza de toda su libertad. No tiene compromisos y no trata de complacer a nadie: eso es justamente lo que la literatura africana necesita en este momento. También valora la obra de Alain Mabanckou, premio Renaudot, como el representante de esa nueva generación talentosa de escritores africanos, libres y sin tapujos.
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