Mario Hernandez.- ¿Qué nos podés comentar cumplido un año del gobierno Bolsonaro?
Ricardo Antunes.- […] La situación es compleja pero no hay hasta el presente manifestaciones de masas de fuerza, la última manifestación de masas fuerte fue la huelga del 14 de junio, que no fue una huelga general en todos los sentidos pero fue importante. Y anteriormente las manifestaciones durante la campaña electoral.
Hay una polarización muy acentuada, Bolsonaro tiene el 30%, grupos de extrema derecha, no todos son fascistas pero todos quieren un gobierno de extrema derecha. Hay 30% que están fuertemente contra Bolsonaro y un 30% que es de centro, oscilante, más o menos próximos de Bolsonaro, más o menos próximos de la izquierda.
Pero en mi opinión todavía el apoyo a Bolsonaro es muy grande, junto a sectores de la población brasileña, especialmente las capas medias conservadoras y también muchos sectores de la clase trabajadora más precarizada que no tiene núcleos de organización sindical, ni organización política en torno de lo que hoy llamaríamos precarizados, aquellos trabajadores que no tienen derechos, que trabajan hoy pero mañana no, el trabajo informal e intermitente; en muchos de estos sectores el anti PT es muy fuerte.
Todo eso crea una situación muy complicada para nosotros. Un punto muy importante es la tensión que ahora está más o menos controlada, entre Bolsonaro y Moro. Hace unos días atrás hubo un riesgo importante de ruptura entre Bolsonaro y Moro, pero Bolsonaro percibió que la deposición de Moro sería una fuerte derrota porque mucho de ese 30% que lo apoya, lo hace más a Moro que a Bolsonaro. Y muchos del otro 30% que son el centro, no apoyan a Bolsonaro pero apoyan a Moro. Por lo tanto, esta tensión que fue muy fuerte hace días atrás, Bolsonaro y el gobierno lograron controlarla para impedir una escisión que podría traer consecuencias políticas para el gobierno de Bolsonaro.
Mario Hernandez.- Paulo Guedes, ministro de Economía, anunció en Davos un crecimiento del PBI de Brasil del orden del 2,5% y dio lo que podríamos denominar otra buena noticia, en el sentido de 100.000 nuevos puestos de trabajo entre noviembre y diciembre del año pasado. ¿Cuál es tu visión respecto de estas afirmaciones?
Ricardo Antunes.- Es una completa farsa. En Brasil hubo en el último año una expansión muy grande del trabajo intermitente. Por otro lado el trabajo intermitente se tornó legal, lo que yo llamo la legalización de la informalidad. No es que se legalizaron las condiciones del trabajo, se legalizó la falta de derechos del trabajo. O sea, hoy el único sector de trabajo de empleo que verdaderamente crece es el sector de trabajo en la más pura informalidad o el trabajo informal que ahora es legal. ¿Cómo se va a formalizar y pagar las vacaciones, el descanso del fin de semana de un trabajador intermitente que no sabe si va a trabajar una, dos, cuatro u ocho horas a la semana?
Entonces, hay crecimiento del trabajo intermitente, hay crecimiento del trabajo informal que se volvió legal y hay crecimiento también del trabajo puramente informal, el trabajo autónomo. Pero no hay crecimiento en la industria, ni en la agricultura, ni en el sector de servicios que es donde hay más precarización, más intermitencia.
El crecimiento con derechos es pequeño, por lo tanto, la situación de desempleo brasileña alcanza a 12 millones de personas, cerca de 5 millones de desempleados por desaliento y una inmensa clase trabajadora brasileña subutilizada, que se llamaban de subempleo hace poco tiempo atrás. Este es la principal tragedia de la política de Guedes.
Consecuentemente no hay una población asalariada para consumir, la economía no llega al 1% del crecimiento y este crecimiento para la situación brasileña es irrelevante, porque el mercado interno brasileño tiene una población económicamente activa de más de 100 millones de trabajadores y el 50% están en la más pura informalidad. Esta es la realidad de la política trágica, nefasta, extremadamente neoliberal de Paulo Guedes que es comandada por un gobierno tutelado, autocrático y que toma medidas muy duras contra la movilización de la clase trabajadora.
Mario Hernandez.- Quería preguntarte por el rol que cumple Olavo de Carvalho, uno de los principales referentes ideológicos del Presidente Jair Bolsonaro.
Ricardo Antunes.- Es un astrólogo que se autodefine como filósofo. Es una figura grotesca de la extrema derecha. En el pasado era periodista. Tiene un trabajo periodístico hace más de 20 años en defensa de la extrema derecha. Hace unos años atrás lo echaron de la principal revista ultra conservadora y se fue a vivir a EE UU y hace cursos de filosofía de extrema derecha.
Hay que reconocer que la extrema derecha ha demostrado más capacidad de la utilización de los medios digitales que las izquierdas. Entonces ellos tienen esta figura lunática de extrema derecha con seguidores en Brasil.
Uno de sus seguidores es el ministro de Educación. Un personaje grotesco, prácticamente analfabeto, que no sabe escribir. El ministerio de Educación genera un error tras otro. La última semana los ingresos a las universidades sufrieron interrupciones porque tiene una completa incapacidad y, al mismo tiempo, no para de agredir por todos los medios virtuales y no virtuales a las izquierdas. Y las izquierdas para él son todos. Para que se den una idea, para esta persona la tierra es plana y la globalización es una creación del marxismo occidental, del marxismo cultural y son comunistas los dueños de O Globo, los dueños del más grande periódico brasileño. Son comunistas todos aquellos que no son fascistas. Esa es la situación brasileña.
Y el principal formulador de esta política, es en última instancia, porque no hay un pensamiento articulado de ultra derecha en Brasil, ese señor que desde los EE UU continúa formulando estos valores de extrema derecha que son absorbidos por una parte muy importante de la clase media, una parte de las clases burguesas y de los intelectuales de bajísima calidad de la extrema derecha y por algunos sectores de las clases bajas asalariadas.