Después de casi 12 días de manifestaciones transversales del pueblo ecuatoriano, junto a las organizaciones indígenas, sociales, estudiantiles, sindicales, ha triunfado el clamor popular, los cuales han terminado de poner en jaque al gobierno neoliberal de Lenín Moreno (Alianza país) y han logrado en un primer diálogo con el gobierno, los líderes indígenas han logrado […]
Después de casi 12 días de manifestaciones transversales del pueblo ecuatoriano, junto a las organizaciones indígenas, sociales, estudiantiles, sindicales, ha triunfado el clamor popular, los cuales han terminado de poner en jaque al gobierno neoliberal de Lenín Moreno (Alianza país) y han logrado en un primer diálogo con el gobierno, los líderes indígenas han logrado aventar la derogación del decreto ley 883 del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El saldo de las grandes protestas del pueblo ecuatoriano ha significado alrededor de 10 muertos torturados, más de 1000 detenidos, dos mil heridos, 100 desaparecidos, todo esto, producto de la brutal represión desatada por el gobierno de Alianza país y su presidente Lenín Moreno.
El presidente Moreno que estuvo durante todos estos días escondido en la ciudad de Guayaquil y bajo la protección de los altos mandos corruptos de las Fuerzas Armadas, vendidos al cartel del FMI. Lo único que hemos observado es un mandatario que vive obsesionado con achacar responsabilidades al expresidente Rafael Correa, a Nicolas Maduro, a las FARC, el narcotráfico y los presuntos infiltrados en el país, que buscan desestabilizarlo, pero sin entregar ningún tipo de pruebas ante el país y la prensa nacional como extranjera, lo que refleja una gran irresponsabilidad gubernamental.
En estas alocuciones el primer mandatario se parece mucho al führer Trump, que todo el tiempo está cargando contra los demócratas, o de Mauricio Macri que también vive obnubilado con la figura de Cristina Fernández o del ultraderechista Jair Bolsonaro que acusa de todos los males del Brasil, a la gestión gubernamental del gobierno de Lula o Dilma Rousseff, es el discurso calcado del Departamento de Estado norteamericano y los grandes empresarios, que vienen aplicando en la región, cuando se trata de sus espurios intereses, buscando neutralizar la lucha social por mejores condiciones de vida.
El presidente Moreno en su verborrea seudo política, suele acusar a los máximos líderes de Revolución Ciudadana de corrupción. Sin embargo nada dice acerca de las imputaciones que involucran directamente a su hermano y toda su familia, ligados al escándalo Odebrecht y la escondida de sus dólares en los paraísos fiscales.
Lo cierto, es que después de la lucha desplegadas por el pueblo ecuatoriano en las calles de la diversas ciudades del país, el presidente Moreno, ha quedado herido de muerte, en realidad es un pato cojo sin ningún futuro político. Ya nada será igual para los actuales gobernantes, los que en forma clara y precisa se han puesto al servicio del cartel del FMI, los grandes empresarios y las mafias del mundo financiero y bancario. De allí que el gobierno de Alianza país, se encuentra seriamente dañado, así como la propia figura del presidente Moreno, que solo cuenta con el 10% de apoyo, según diversos sondeos realizados en el país. En este sentido se puede decir que el único camino que le queda a Lenín Moreno es su renuncia y el llamado a nuevas elecciones, ante la conmoción nacional que ha generado su decreto 883 y su programa de reformas laborales, al servicio del cartel del FMI.
Durante los doce días de movilizaciones, la única respuesta del gobierno fue dictar el Estado de Excepción, el toque de queda y la represión y muerte que han padecido los manifestantes, medidas propias de dictaduras militares, transformándose Lenin Moreno, en un vulgar dictadorcillo. En este plano también destaca el silenciamiento de la Asamblea Nacional, por orden del presidente Cesar Litardo, ligado a Alianza país, y que debiera haber sido la institución de la democracia ecuatoriana, llamada resolver el conflicto surgido con la aplicación del decreto 883 del ejecutivo y que gatillo las protestas nacionales.
En Ecuador, Amnistía Internacional (AI), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así como la Defensoría del Pueblo, la ONU, han realizado sendos llamados de atención, a terminar con la brutal represión desatada por el gobierno neoliberal de Lenín Moreno y garantizar los derechos humanos de todos los ciudadanos. Además dichos organismos han denunciado el uso excesivo y de forma indiscriminada de gases lacrimógenos contra los manifestantes o la utilización de escopetas de perdigones, lo que ha dado como resultado la muerte de alrededor de diez ciudadanos. Informaciones que han sido entregadas directamente por la Defensoría del Pueblo, cuyos miembros además han recibidos amenazas anónimas. Extrañamente la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, hasta el momento de escribir está nota, no se había pronunciado acerca de la violación de los derechos humanos, bajo el gobierno de Lenín Moreno.
Hasta ahora el único apoyo que ha recibido el gobierno de Lenín Moreno, ha sido de los halcones de la Casa Blanca, de Luis Almagro, secretario general de la OEA y primer títeres de los intereses norteamericano para la región y de todos los gobierno de derecha y extrema derecha de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Paraguay, Guatemala, Perú).
El presidente Moreno, en todo estos días de protestas nacionales contra el decreto ley del FMI sus alocuciones han estado cargadas de odiosidad, manipulación, tergiversación y mentiras, acerca de la realidad económica que vive el país, cuya crisis es producto de la ineptitud e incompetencia del gobierno de Alianza país. De allí, que su gobernabilidad ha estado trazada por la política de los bandazos y la búsqueda de chivos expiatorios (Correa, Maduro, Farc, narcotráfico, corrupción), para imponerle a los ecuatorianos medidas económicas draconianas que afectan directamente el poder adquisitivo de las familias ecuatorianas.
El triunfo alcanzado en la movilización popular, que ha tenido como objeto voltear el decreto 883 que establecía el alza de los combustibles y reforma laborales que perjudicarían al conjunto de la clase trabajadora, han quedado por el momento congeladas, puestos que el gobierno de Lenín Moreno, busca a través de otros subterfugios, imponer los dictados del FMI a la gran mayoría de los ecuatorianos.
En el encuentro y diálogos con las organizaciones indígenas, estas han exigido además la renuncia de la ministro del Interior, María Paula Romo, y el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, los cuales junto a Lenín Moreno, son los mayores responsables de la represión, torturas, muertes, heridos y detenidos ocurridos en el transcurso de la protestas nacionales. También se ha exigido la reparación pertinente a los familiares de los asesinados por los aparatos represivos del gobierno de Alianza país.
Al momento de culminar esta nota, cual cacería de brujas dirigida hacia los seguidores de Revolución Ciudadana, se producía la detención de Paola Pabón, prefecta de Pichincha, la cual fue detenida durante horas de la madrugada del lunes 14 de octubre de 2019, en la redada de la policía se detuvieron dos presuntos colaboradores de la prefecta. También se ha encarcelado a Alexandra Arce, ex alcaldesa de Durán se busca al exdiputado Virgilio Hernández y se ha desatado la persecución hacia algunos dirigentes de las organizaciones indígenas, dando por inaugurado el «estado policial», en el país.
La movilización transversal del pueblo ecuatoriano contra el decreto 883 del FMI, en una primera instancia, ha sido lo más relevantes y una gran victoria del pueblo ecuatoriano contra las medidas draconianas del gobierno de Lenín Moreno, su grupo político Alianza país y el cartel prestamista del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Eduardo Andrade Bone: AIP/MP
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