Se dice de Brasil que es un país muy rico en el que sólo se ven pobres. Y también los medios sumisos nos matraquean con que Haití es uno de los países más «pobres» del planeta, en cambio son pocos los que explican el porqué de su pobreza. Recalca Azalea Robles, se nos habla de […]
Se dice de Brasil que es un país muy rico en el que sólo se ven pobres. Y también los medios sumisos nos matraquean con que Haití es uno de los países más «pobres» del planeta, en cambio son pocos los que explican el porqué de su pobreza. Recalca Azalea Robles, se nos habla de un «país pobre» y no de un país empobrecido. Nos hacen creer que su pobreza es algo natural y dan por hecho que USA y la Unión Europea son los campeones de la generosidad y el humanismo. Nada más lejos de la realidad. Intentan que aceptemos la tragedia haitiana como un hecho de fatalidad, como si su vulnerabilidad no estuviera vinculada a la vergonzosa «deuda» impuesta a Haití y a los orígenes coloniales de este drama.
Quizá ustedes, al igual que Pascual Serrano, hayan leído Gomorra de Roberto Saviano. En este libro de bolsillo se narra que en el puerto de Nápoles opera el mayor armador estatal chino, Coco, que posee la tercera flota más grande del mundo y que ha tomado el control de la mayor terminal de contenedores asociándose con MSC, propietaria de la segunda flota del mundo, con sede en Ginebra. En este puerto el 60% de la mercancía escapa a la inspección de aduana. Se calculan en 200 millones de euros los impuestos evadidos al semestre. El libro es la límpida constatación de que nuestros gobiernos están en manos y al servicio de las mafias. A modo de ejemplo, el negocio bancario de BBVA se situó en el 2009 -en el gran año del paro y del empobrecimiento- en el nivel máximo de su historia el margen bruto de la actividad y el neto, es decir la diferencia entre los ingresos totales y los costes y gastos incurridos en 2009, alcanzaron los 20.666 millones y 12.308 millones, casi un 9% y un 17% más que en 2008, respectivamente. Por otra parte el Gobierno español propone retrasar a los 67 años la edad legal de jubilación y limitar las pensiones de viudedad.
No fueron los chinos quines inventaron esa economía de codicia y despilfarro. Comenta Fernando Poch de Feliu en su libro China, pág 114, que la nueva ley de contrato laboral, vigente en ese país desde enero de 2008 contempla: la obligatoriedad del contrato laboral a partir de un mes del inicio de la actividad laboral, proclama el derecho de cada trabajador a negociarlo, establece la indemnización por despido (un mes por año trabajado) y limita el recurso empresarial al «trabajo temporal». Su texto incrementa el papel de la oficial Federación China de Sindicatos (ACTU). Pues bien, su aprobación necesitó dieciocho meses de debates, durante los cuales algunas empresas multinacionales y organizaciones empresariales de Estados Unidos y de la Unión Europea desempeñaron un papel bochornoso, presionando para descafeinar su contenido y amenazando con el fantasma de llevarse las inversiones a otros países. ¿Les suena la música? Sin duda que entre los empresarios chinos hay muchos negreros, pero sin restar gravedad a este hecho no hay que olvidar que, en última instancia, quien aprieta a los empresarios chinos son los clientes extranjeros.
Hace tiempo que Arnold Toynbe anunció que la disparidad entre nuestra tecnología y nuestra ética es mayor que nunca, y comporta peligros mortales. El ser individual está alienado del ser universal por la codicia de explotar lo universal en aras del ser individual. A nada que nos movamos por la vida uno se da cuenta que normalmente la generosidad y la hospitalidad de la gente está en relación inversa al nivel de ingresos.
Cuentan que el historiador USAmericano Howard Zinn, recientemente fallecido, se sumó a la guerra contra el fascismo y fue bombardero durante la Segunda Guerra Mundial, pero que al visitar los lugares que atacaron desde los cielos, especialmente después de enterarse de las terroríficas consecuencias de la bomba atómica en Japón, decidió que toda guerra es injustificable, y por el resto de su vida se dedicó a esta causa. Junto con Chomsky, fue uno de los primeros intelectuales en sumarse al movimiento contra la guerra en Vietnam. Decía Marx y Engels en el Manifiesto comunista: «El comunismo no priva a nadie del poder de apropiarse productos sociales; lo único que no admite es el poder de usurpar por medio de esta apropiación el trabajo ajeno».
Y si esto no nos convenciere, recordemos que históricamente los problemas de desigualdad, pobreza y codicia se han solucionado recurriendo a la guerra . Volviendo a Poch, un mundo futuro basado en el desarrollo desigual y con una enorme masa de desheredados resulta amenazante en nuestros días. Si las bombas de Hiroshima y Nagasaki, cada una con un equivalente inferior a los veinte kilotones de TNT, mataron a unas doscientas mil personas; las armas de un solo submarino estratégico Trident (cada una de ellas de cien kilotones) suponen una potencia explosiva varias veces mayor que la suma de todas las bombas lanzadas durante la Segunda Guerra Mundial». Y sólo Usa dispone cuando menos de 14.
Proletarios, no nos minusvaloremos ni escondamos la cabeza. Está en nuestras manos.
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