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“El Estado necesita que las personas tengan la posibilidad y la oportunidad de crear formas de organizarse y hacer su propia economía”

En torno a un discurso de Lula

Fuentes: Rebelión [Imagen: PAncarta del MST en la que se puede leer: “Tierras de corruptos para la reforma agraria”, empleada en la ocupación de fincas de políticos corruptos en el año 2017. Créditos: MST]

En un ambiente de unidad, 1.500 trabajadores, representantes de cooperativas y del Movimiento de Economía Solidaria de diferentes regiones del país, participaron del encuentro con el candidato presidencial, Luiz Inácio Lula da Silva, el pasado miércoles (14), en Galpão de Armazém do Campo, en São Paulo, informó la prensa.

Con el objetivo de transformar Brasil y presentar las formas de combatir el hambre y generar empleo y renta para los brasileños, la Unión Nacional de Organizaciones Cooperativas Solidarias (Unicopas) y otras entidades y organizaciones que se articulan en torno al cooperativismo y la Economía Solidaria, entregaron al candidato la Plataforma de Acciones para el Cooperativismo Solidario, documento elaborado a partir de propuestas de transformación y mejora para los diversos sectores en Brasil.

Además del hambre, que afecta a más de 33 millones de personas, Brasil también enfrenta desempleo, desigualdad social y económica y falta de oportunidades y políticas públicas que atiendan a quienes más lo necesitan.

“¿Quieres volver a sonreír, trabajar, estudiar, almorzar, cenar y tomar un café todos los días? Este país existió una vez, pero fue destruido y tendremos que construirlo de nuevo. ¡Y solo podemos construirlo con tu participación!”, señaló Lula a la multitud de personas.

Sin embargo, debemos recordar que el Brasil de Lula, si bien es cierto que enfrentó poderosos intereses, no es menos cierto que se agotó en sí mismo, puesto que no realizó transformaciones estructurales perimidas que bloquean posibilidades de virtuosos desarrollos socio-económico del pueblo.

Para Lula “el Estado necesita que las personas tengan la posibilidad y la oportunidad de crear formas de organizarse y hacer su propia economía”. Le responde y le reprocho: «las personas necesitan que el Estado no se arrodille ante el FMI, es decir, ¡qué desarrolle políticas publicas a favor del cooperativismo, karajo!«

Los cambios en Brasil fueron insuficientes

En el año de 2009, concretamente, en el mes de mayo, algunos periódicos publicaron mi  polémica con el entonces ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil, Roberto Mangabeira Unger que hoy, ante los acontecimientos de insatisfacción social desatados en Brasil, cobran vigencia, según mi modesto juicio.

En aquella ocasión discrepé  con las declaraciones del ex ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil, Roberto Mangabeira Unger cuando éste expresó en la ciudad de Medianeira, en el Estado de Paraná (sur), ante miembros de cooperativas agrícolas, señaló que “Brasil hierve de vitalidad emprendedora y creativa, pero está sujeto por una camisa de fuerza de instituciones, prácticas e ideas que suprimen esa vitalidad, en lugar de instrumentalizarla”.

Mi polémica con  Mangabeira Unger es en cuanto a que, circunscribe sólo al Brasil en referencia a las trabas del desarrollo y además no  denuncia las razones científicas e ideológicas de tal camisa de fuerza a la vitalidad emprendedora y creativa como él  las define, cual es la dependencia que sufre toda América Latina que la hacen estancadas económica, social y políticamente porque existe una  relación de subordinación  con las naciones más desarrolladas y por  tanto debe romperse, puesto que impiden ese despegue tan necesario, y esto es lo que no dice Mangabeira Unger .

Coincido ampliamente, sin embargo y lo reconozco, con Mangabeira Unger, cuando éste afirma que el cooperativismo es el mejor camino a seguir para que Brasil dé el salto adelante, que puede y necesita dar, sobre todo teniendo en cuenta la actual crisis internacional, a lo que agrego exponiendo  las razones, que eso es posible  siempre y cuando    modifique Brasil y los demás países las pautas sobre las que  rigen su relación dependencia-dominio del capitalismo externo, por tanto, puedan evolucionar hacia un estadio superior de organización de la producción y distribución acompañado de una concepción cooperante de la vida social.

“Brasil debe impulsar revolución agrícola”

Valoré así mismo a las expresiones del entonces funcionario brasileño quien afirmó que  “el país tiene interés estratégico en que esa experiencia ejemplar del cooperativismo agrícola supere los problemas que enfrenta y pueda ayudar a señalar el camino que el país debe seguir, y el Estado brasileño debe llevar adelante una revolución, y que el terreno más fértil para llevarla a cabo es en la agricultura, en particular, en la cooperativa.”
La globalización neoliberal, y esto hay que subrayarlo, última etapa del capitalismo, ha producido  efectos devastadores a toda escala y nivel, pretendiendo ahora que la crisis paguemos los trabajadores y productores mientras  apretujan las perspectivas de los países subdesarrollados para elaborar y ejecutar  políticas económicas que superen las trabas del atraso anacrónico y estimulen así un desarrollo económico y social equitativo, y en ese contexto el cooperativismo es la mejor opción, ya que propone otra realidad que es aquella de que un mundo mejor y digno es posible.
Estas líneas publicadas, y que hoy repito, cobran una vigencia formidable para debatir y discutirlas con mente abierta, por eso apunto que Mangabeira Unger tuvo razón pero también yo, pues creo que ambos sabíamos que esa camisa de fuerza se rompería y  estallaría socialmente, y esto es lo que no quieren entender los sectores  conservadores.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.