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3er Congreso Iberoamericano de Cultura

En vos confiamos, Medellín

Fuentes: Rebelión

Definitivamente no es accidental el hecho de que Medellín asuma por estos días en materia cultural el papel de meca musical del mundo hispanohablante. Desde hace algunos años no era fácil ver alguna otra ciudad colombiana distinta a Cali blandiendo el lábaro de un acontecimiento cultural de envergadura y resonancia continental. Por ello registramos con […]

Definitivamente no es accidental el hecho de que Medellín asuma por estos días en materia cultural el papel de meca musical del mundo hispanohablante. Desde hace algunos años no era fácil ver alguna otra ciudad colombiana distinta a Cali blandiendo el lábaro de un acontecimiento cultural de envergadura y resonancia continental. Por ello registramos con tanta complacencia que de pronto, o mejor, relativamente pronto, la capital paisa se haya ido apoderando de grandes eventos tales como el Festival Internacional de Títeres, El Festival Internacional de Poesía de Medellín, declarado ya como Patrimonio Cultural de Colombia, y ahora este 3er Congreso Iberoamericano de Cultura.* Y es que, valga mi insistencia en ello, Medellín, ahora ya como un importante referente cultural en el ámbito de América Latina y Europa, tiene con qué responder a todos aquellos retos que se le insinúen o que ella misma esté interesada en atraer. Es una gran ciudad con escenarios y experiencias suficientes para garantizarle a cualquier certamen el más absoluto éxito. A manera de ejemplo, y como evidencia de su notable capacidad logística y de infraestructura, veamos: Posee Teatros como el Pablo Tobón Uribe, el Porfirio Barba Jacob, el Metropolitano de Medellín; museos como el de Antioquia, el de Arte Moderno, la Fundación Casa Museo Pedro Nel Gómez, el Museo El Castillo, el Museo Filatélico del Banco de la República, la Casa Museo y Zoológico Santa Fe, además de una sorprendente pericia en el manejo de exitosas y célebres ferias como la Taurina de la Macarena, la Feria de las Flores con amplia notoriedad en el exterior y el muy popular Festival de la Trova.

 

Pero vamos a lo que vinimos con este 3er Congreso Iberoamericano de Cultura, cuyo lema es «Las músicas de Iberoamérica del siglo XXI», y en el que intervienen de 23 países diferentes unos 250 expertos en dicha temática empeñados en que en alrededor de 70 actividades distintas, se profundice en todo el contenido divino y humano de un arte del que dijera Nietzsche que sin él, la vida sería un error.

 

Como se sabe, la primera versión del Congreso, en 2008, fue sobre cine y se desarrolló en Ciudad de México, y la segunda, sobre Cultura y Transformación Social, tuvo como sede a Sao Paulo el año pasado. Ahora, aquí, alrededor de la música, así sea por unos pocos días, promete convertir a la capital antioqueña en la capital musical Iberoamericana o, en fin, en la Superstar musical del mundo hispanoparlante. Y cómo no si a él asisten como invitados especiales figuras de la talla de Susana Baca, Fito Páez, el uruguayo Jorge Drexler, cantautor ganador de un premio Óscar, Carlinhos Brown, compositor y productor brasileño, Aterciopelados y Alfredo Gutiérrez, de Colombia, los españoles Rosario y Antonio Carmona, el prestigioso trovador Silvio Rodríguez y los Van Van, de Cuba, el soberbio León Gieco, el Quinteto Suárez Paz y Rodolfo Mederos, Zoé, la banda mexicana de rock alternativo, el Quinteto Astor Piazzolla, de Argentina, y Olodum, el grupo cultural de las comunidades negras de Salvador de Bahía, amén de algunos otros que se me escapan ahora.

 

¡Tamaño banquete musical y tamañas bases para el fomento, la investigación, el comercio y la proyección de todo el entorno musical de España y Latinoamérica!

 

Por último, debo señalar al Primer Mercado Cultural de Medellín como quizá la más útil y provechosa derivación de este Congreso, como quiera que se constituye en un medio halagüeño para que los más de 100 empresarios culturales, extranjeros y colombianos, sepan y debatan proyectos y propuestas que puedan ser de su interés y que sirvan para darle un nuevo impulso a la música en términos estrictamente artísticos. No obstante, en este punto me veo obligado a recoger el planteamiento que en aras de la controversia reflexiva y juiciosa alrededor de este Congreso hizo recientemente en estas mismas páginas de Opinión de EL TIEMPO, Oscar Acevedo, cuando alertaba, con fundamentada preocupación, sobre el peligro que se corría de que este gran foro de negocios, costeado con los impuestos de todos los colombianos, podría ser habilidosamente usufructuado por «artistas de la rumba disfrazados de industria cultural».

 

De allí la necesidad de que el Ministerio de Cultura este alerta para prevenir desvíos en la llamada Rueda de Negocios, la cual es anunciada por sus organizadores como el «eje central del Mercado Cultural que tendrá cerca de 100 empresarios internacionales de la cadena de valor del negocio de la música, entre festivales, sellos disqueros, agencias de contratación y empresas editoriales pertenecientes a países de mercados estratégicos para el producto iberoamericano como Estados Unidos, España, México, Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador y Perú.»

 

Nuestra queridísima Medellín, pues, está radiante en su flamante papel de Superstar musical, enalteciendo de nuevo a su Antioquia del alma y llenando de orgullo una vez más a esta Colombia que ha sabido siempre reconocerle su hidalguía, su impetuosidad y sus legendarias audacias.

 

En vos confiamos, Medellín.

 

* Primera semana de julio de 2010

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.