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¿Coexisten hoy las leyes del capitalismo y las leyes del cooperativismo?

Enfoques cooperativos

Fuentes: Rebelión


“En el caso concreto de la ciencia económica, un profesional pasa años de entrenamiento universitario estudiando complejísimas teorías, basadas en complejas estructuras conceptuales y respaldadas por elaborados instrumentos matemáticos. Durante el proceso de aprendizaje confía plenamente en que lo que aprende constituye una ciencia objetiva. No se da cuenta de que las premisas sobre las cuales descansa todo el edificio conceptual que se le enseña constituyen una idealización de una realidad ya inexistente en el siglo XX y de que, además, nunca tuvieron nada que ver con la realidad de los países periféricos a la cual pretenden aplicarse. Tampoco logra percibir que estas teorías, presuntamente avalorativas, en realidad afirman la hegemonía de ciertos sectores y países, y constituyen una de las más sutiles herramientas de dominio ideológico que produjo la humanidad”.  (Marcelo Diamand)

Conocí los fundamentos económicos del capitalismo en la Facultad de Derecho, en la materia Economía Política del primer curso. Muchos años posteriores de haber abandonado dicha carrera, ingresé nuevamente a estudiar en otra Universidad la carrera de la Tecnicatura en Cooperativismo y allí tropecé con la materia Matemática financiera, juntando ambas disciplinas (Economía Política y Matemática financiera) conocí las leyes del capitalismo.

Escuchar y/o leer a políticos, economistas y demás leguleyos hablar o procurando explicarnos los avatares de las economías de aquí y de allá del mundo, resultan entonces enmarañados, toda vez que la explicación sobre la economía la hacen desde la matemática financiera y sabemos que la economía estudia y trata “actos económicos”. Sólo pretenden confundirnos.

No haremos un examen jurídico, nos abocaremos a los aspectos conceptuales.

Las leyes del capitalismo

No son bondadosas porque no es ese su sentido existencial, no amigo/a, no pueden humanizarse, pues son leyes inexorables destinadas a producir ganancias. La moral, la ética, la bonhomía, la solidaridad social, la filantropía, no caben en ellas.

Esas ganancias, sus tasas de ganancias,  tienen una dinámica independiente de todo “propietario” deben ser crecientes, es una ley del capital. ¿La oferta y demanda en el mercado? Son como dijo Don Arturo Jauretche: “La economía moderna es dirigida. O la dirige el Estado o la dirigen los poderes económicos. Estamos en un mundo económicamente organizado por medidas políticas, y el que no organiza su economía políticamente es una víctima”.

Perón lo diría más directa y elocuentemente, como era su estilo de enseñar a las masas populares: “La libre oferta y la demanda son consumos de tontos. La economía no es ni ha sido nunca libre: o se la dirige y controla por el Estado en beneficio del Pueblo o la manejan los grandes monopolios en perjuicio de la Nación”.

La deuda externa forma parte del predominio capitalista, puesto que está destina a proveerse de ganancias financieras crecientes y, por tanto, es una red que conecta en cada país con sus amigos/as cipayos de economistas y políticos formados en sus escuelas que replican fábulas económicas y financieras enmarañadas en teorías falaces que permiten el saqueo legalizados por ellos mismos.

Y todo, absolutamente todo, lo que proviene de las leyes del capitalismo reflejan mercancía e intercambio beneficioso para el capitalista y la educación es una estructura reproductiva de esa lógica que  obnubilan las mentes y envilecen a los pueblos que no pueden así develar lo que está perfectamente oculto a sus ojos profanos: Las leyes del capitalismo se impusieron para sostener sociedades inequitativas, es pura utopía creer que en el capitalismo la humanidad puede resolver sus grandes problemas, no comprender esto es ser un imbécil incorregible.

La ganancia permanente desemboca en superganancia o más allá de la ganancia y es ese el preciso momento en que José Larralde tienen razón cuando canta “doblando el lomo pa que otro doble los bienes”, en “Garzas viajeras”

Las leyes del cooperativismo

Regulan las relaciones humanas en su totalidad basada en la necesaria transformación del hombre economicus en hombre cooperaris. Son leyes de naturaleza contestataria al capitalismo.

Las leyes de la cooperación introducidas en la acción económica, en la producción, la distribución, generan otra forma de relación entre los componentes de ese entramado toda vez que rige el intercambio justo y equitativo .El dispositivo de distribución de excedentes repartibles cooperativos liquidan el mecanismo de obtención de plusvalía depredadora capitalista.

La cooperación establece el esfuerzo propio y la ayuda mutua, la reciprocidad, como medio de enaltecer la convivencia social, y esto es entendido y replicado por su pedagogía y didáctica cooperativa, sustentada en la teoría y práctica del aprender con otros/as.

En la cooperación, las leyes de su esencia y desarrollo, buscan el equilibro armónico humano, social, económico, buscan construir sociedades de iguales donde primen los criterios de proporcionalidad y equidad. En este punto la utopía, la ciencia y la doctrina cooperativa se unifican y señalan que es ese y no otro, el destino de la humanidad.

¿Cómo se entroncan estas dos leyes productivas?

Son las propias acciones que el capitalismo, en su etapa industrial desencadenaron, como la calamidad humana que implicó el nuevo orden industrial para la clase trabajadora, en especial en niños y mujeres, en las condiciones de expoliación a las que fueron sometidos en cuanto a las condiciones de trabajo. La narrativa bibliográfica existe nos ilustra más que suficientemente en estos aspectos. Se constata que las leyes del capitalismo en su accionar deforman las estructuras socio-económicas y políticas dondequiera.

Ante tanta injusticia social, y como reacción contestataria, emerge la cooperación anteponiéndose al capitalismo para superarlo, por ser éste un modelo socio-económico de distorsión humana en todos los aspectos de la vida, resultado de su forma de organizar la producción altamente competitiva y monopolizadora.

Naturalmente, nos ceñimos en nuestro artículo a un examen de carácter muy general, sin embargo, creemos haber dejado sentado el entroncamiento de estas dos leyes productivas que coexisten, pero en oposición sustancial, pues sus orígenes, fundamentos, métodos y objetivos difieren absolutamente. Prueba de cuanto se afirma se constata en el hecho reiterado que se da cuando ciertas cooperativas  adoptan como método de gestión y administración filtrada de concepción capitalista, se distorsionan los valores y principios cooperativos y en consecuencia, éstas se debilitan orgánicamente, y  más temprano que tarde, se arruinan.

Ahora, para cerrar, reiteramos dos párrafos escritos en  “Enfoques cooperativos. Hoy: El largo recorrido de destrucción del homo cooperari en homo alienati”.

¿Estamos listos para convertirnos en individuos que sostienen, porque lo han vivido, que es posible cambiar, y que caminan por el sendero de una constante revolución personal, sabiendo que de esta forma contribuyen a una nueva sociedad fraternal, justa y libre? Georges Lasserre.

 Restaurar hoy nuestra condición de homo cooperari, es regenerar  las relaciones humanas más compatibles, más amigables con la vida misma, con la naturaleza, la economía, es preservar la especie humana y su entorno natural.

Regenerar esa unidad natural de la especie humana y su conciencia cooperativa es esencial para derrotar a la enajenación y  porque además ella impide la edificación de la asociación de los hombres libres a nivel mundial.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!