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Entrevista a John Campos, director de Transcinema Festival Internacional de Cine

«Ensanchar cada vez más la manera de ver, entender, hacer y pensar el cine»

Fuentes: Retina Latina

  Retina Latina habló con John Campos, Director de Transcinema Festival Internacional de Cine que se realiza en Perú y que para esta edición reafirma su línea editorial dirigida al cine de no-ficción y de transgresión Retina Latina: En el panorama de festivales latinoamericanos y peruanos ¿Cuál es la particularidad de Transcinema y su valor […]

Entrevista: Transcinema Perú inicia su sexta edición

 

Retina Latina habló con John Campos, Director de Transcinema Festival Internacional de Cine que se realiza en Perú y que para esta edición reafirma su línea editorial dirigida al cine de no-ficción y de transgresión

Retina Latina: En el panorama de festivales latinoamericanos y peruanos ¿Cuál es la particularidad de Transcinema y su valor diferencial?

John Campos: Es una pregunta difícil para quien lo organiza. Pero sí podría asegurar que nuestro público ya sabe que las películas que presenta Transcinema tienen un componente de riesgo, audacia y experimentación en sus secciones centrales poco habitual en otros festivales de la región. Nuestro foco en las secciones competitivas es la no-ficción o ficciones de experimentación. Nuestra misión es diversificar la manera de ver, hacer y pensar el cine en el Perú.

R. L.: Transcinema llega a su sexta edición e insiste en una línea editorial en la que el cine de no- ficción y de transgresión son su núcleo inquebrantable. ¿Cómo ha sido el proceso de curaduría para la presente versión?

J.C.: Exactamente ese es su criterio de selección en líneas generales. Lo que siempre va a cambiar, por suerte, son las películas. Cada película seleccionada se somete a un criterio doble aparentemente contradictorio y ahí lo rico del ejercicio. Por un lado, queremos películas que se arriesguen con el lenguaje cinematográfico, pero así mismo, que tengan elementos reconocibles para un público general, sea por tema, contexto, personaje, puesta en escena, etc. De esa fricción es que se deriva nuestro programa en general.

R. L.: ¿Qué destacaría de la presente edición en materia de invitados y programación?

J.C.: El argentino Mariano Llinás viene a presentar su monumental La Flor con 14 horas de duración, además de dictar un taller de escritura para jóvenes cineastas. Pero algo que realmente nos alegra, es que para esta edición nos visitan varios de los seleccionados de la Competencia Transandina, que consideramos nuestra competencia principal. Teresa Arredondo (Las cruces), Omar Alarcón (Mar negro), Mauricio Ovando (Algo quema), Libertad Gills (Retrato lento) y los cineastas peruanos Javier Bellido (Connatural), Enrique Méndez (El Anti-faz), entre otros, estarán presentes para acompañar sus películas. Eso es algo que queríamos desde la primera edición y de a pocos se va logrando.

R. L.: La programación del sexto Transcinema supera las 100 películas que hacen parte de las competencias, selecciones, focos, bloques temáticos. Vemos en la oferta autores (as) consagrados (as) y emergentes. ¿Podría compartirnos un poco más sobre el ejercicio de programación y el perfil de sus secciones?

J.C.: Las secciones son varias e intentan rescatar lo más radical y a la vez empático del cine contemporáneo. Hay secciones de cine experimental (Radicalismos), cine político (Resistencia), cine evocativo, de ensayo o autobiográfico (Memorias), cine de ficción más transgresora (Transficciones) y cine donde el espacio mismo es protagonista (Espacios). No distinguimos películas por su duración e intentamos amalgamar un abundante contenido de realizadores emergentes, que toman riesgos estéticos, con otros consagrados cuya obra es afín al perfil del festival y cuya coherencia saludamos. Tensionar todo ello es lo más rico de hacer el festival hasta que lo compartes con el público.

R. L.: Además de la programación, el festival cuenta con un espacio de formación, el TransLAB: Laboratorio de no-ficción, ¿podría contarnos sobre la dinámica de este espacio y cómo se articula con la línea editorial de Transcinema?

J.C.: El TransLAB como Laboratorio en sí es una selección Work in progress poco tradicional. Se comparten en sala los cortes seleccionados y hay instancias de devoluciones entre los participantes y tutores. Es como someter a diversos criterios creativos las películas en construcción. Por otro lado, el TransLAB también aglomera toda actividad formativa, sea taller, charla o seminario realizado en el marco del festival. Digamos que es nuestra área educativa y de pensamiento cinematográfico.

R. L.: Su festival es una ventana de visibilidad para la producción nacional, transandina y latinoamericana que busca transgredir parámetros formales, narrativos, estéticos y temáticos. En el caso del cine andino y peruano, ¿ha percibido una transformación o crecimiento particular de este tipo de apuestas?


J.C.: De manera modesta, pero sí hay un desarrollo en ese sentido del que nosotros sólo estamos siendo testigos y parte. Producción de un cine más radical siempre hubo, siempre estuvo ahí, pero ahora está un poco menos al margen que antes porque tanto cineastas, públicos, gestores y todo agente de cualquier medio cinematográfico se han desprejuiciado de ello. Tiene mejores condiciones para hacerse y exhibirse. Y eso definitivamente es señal de desarrollo -repito, aún modesto- pero evidente. Algo hermoso, es cuando tus espectadores regulares o cinéfilos de siempre se aparecen de repente con alguna película aplicando a tu festival. Ese solo gesto es otro indudable síntoma de desarrollo de una escena cinematográfica cada vez más diversa.

R. L.: En Latinoamérica, en los últimos cinco años han aparecido muestras y festivales de cine, con un enfoque de ruptura. Es el caso de eventos como Radical (Bolivia), Black Canvas (México) y el mismo Transcinema, que han apostado por deslindarse de cierta geoestética y geopolítica de los festivales de cine tradicionales, ¿a qué cree usted que se deba este fenómeno relativamente reciente?, ¿cómo ha incidido para crear una red de intercambios y colaboración no solo entre festivales sino entre cineastas que comulgan con experimentar con la formas y las narrativas audiovisuales en América Latina?

J.C.: Coincidentemente yo soy programador de los dos festivales mencionados aparte de Transcinema. Y es que sencillamente es mi línea de trabajo: ensanchar cada vez más la manera de ver, entender, hacer y pensar el cine de lo menos desprejuiciado posible. Los festivales más antiguos de la región celebran tardíamente o anacrónicamente una idea sesentera, hasta ochentera, de Nuevo Cine Latinoamericano. Separando estrictamente la ficción del documental y preponderando las temáticas a la puesta en escena. Por ello, para diversificar nuestros criterios cinematográficos y audiovisuales es necesario visitar el otro extremo de la creación para darle su verdadero valor estético. Poner «lo marginal», «lo alternativo», al centro para que discuta desde lo discursivo y no solo por valores de producción. El cine es lenguaje y si no se empieza por ahí, creo que se parte al revés. Hay muchos cineastas, críticos, programadores y espectadores que valoran esta diversificación, solo que ahora tiene una repentina visibilidad por la multiplicidad de nuevas iniciativas y por la colaboración en red que comienzan a darse de manera orgánica. Dentro de esa militancia todos cumplimos el mismo rol de hacer ver más y distinto.

R. L.: ¿Cómo es la relación de Transcinema con sus públicos nacionales? ¿han implementado estrategias para acercarse, conquistar y diversificar sus audiencias?

J.C.: Creo fehacientemente que todo proyecto coherente termina calando. Si bien seguimos desarrollando nuestra propia manera de pensar el cine a través del festival, hay cada vez más gente que nos acompaña en eso. No solo el público, fundamental y a quien se dirige todo esto, sino cineastas, críticos, otros programadores y gestores de distintas disciplinas. Para nada es esto unilateral sino que siempre se escapa de las manos, porque al agitar un medio creativo no puede suceder nada previsible y las energías se disparan hacia direcciones insospechadas. Y en eso estamos. Ahora, hay mucho por potenciar, por diversificar, por invitar y por hacer. Y en buscar esa mejora hay un gusto. Pero es increíble cuando se difuminan las barreras entre cineasta, programador, crítico y público, haciendo todos parte de un mismo paisaje y eso veo que está pasando.

R. L.: ¿Algo más que quieran compartir con nuestros usuarios de Perú y América Latina?

J.C.: Que nos visiten en Lima siempre la primera semana de diciembre, pues habrá un nuevo Transcinema que los reciba. Un festival amable, horizontal y hasta casero en su manera de acercarse a sus amigos espectadores para juntos compartir, disfrutar y pensar el cine. O vernos también en otros rincones de América Latina, que eso es muy lindo también.

 

REDES SOCIALES TRANSCINEMA

Facebook: festivaltranscinema
Twitter: @transcinemafest
Instagram: @transcinema_festival de cine

Fuente: http://www.retinalatina.org/entrevista-transcinema-peru-inicia-su-sexta-edicion/