Este documento busca desarrollar una breve radiografía actual del proceso de la Revolución Ciudadana, con la intención de aportar ciertos elementos para un debate profundo -político y académico- sobre los avances y dificultades que presentan los 7 años de Revolución Ciudadana. En primer lugar, para analizar el actual gobierno ecuatoriano del Presidente Rafael Correa debemos […]
Este documento busca desarrollar una breve radiografía actual del proceso de la Revolución Ciudadana, con la intención de aportar ciertos elementos para un debate profundo -político y académico- sobre los avances y dificultades que presentan los 7 años de Revolución Ciudadana.
En primer lugar, para analizar el actual gobierno ecuatoriano del Presidente Rafael Correa debemos asimilarlo como un producto histórico que logró articular, estratégica y tácticamente, las luchas y resistencias de los últimos 30 años en un discurso político diferente y nuevo con carácter juvenil y de movimiento social, acompañado de un candidato «outsider» con perfil profesional y académico, que planificada y sistemáticamente abrió el camino para llegar a la presidencia, en otras palabras, Rafael Correa no llegó al poder solo y de la noche a la mañana, sino fue resultado del trabajo de algún tiempo y de algunas personas.
¿Qué mismo es la Revolución Ciudadana?
El proceso iniciado por Rafael Correa es complejo de sintetizar y clasificar debido a su intención de transformación del país sin trastocar las principales estructuras que sostienen al inequitativo e injusto Estado ecuatoriano; se ha cambiado la legislación, la política pública, la inversión social, la visión neoliberal del Estado, la distribución del presupuesto, entre otros aspectos, pero el andamiaje económico está casi intacto, lo cual dificulta el encasillar este gobierno bajo un membrete específico.
Sin embargo, podemos señalar entre sus características fundamentales:
– Democrático: Fue electo legítimamente y ha ganado varias elecciones consecutivas, cuenta con altos índices de apoyo popular y aceptación, y lo más importante ha logrado profundos cambios dentro del respeto al marco legal y democrático del país.
– Soberano: Se ha recuperado el Estado y se han impulsado políticas por la defensa de la soberanía (retiro Base de Manta, cancelación de deuda externa, posición crítica e integracionista en organismos internacionales, litigios con transnacionales), sin embargo, por la situación periférica del Ecuador en el sistema-mundo capitalista, ha tenido que ceder a presiones internacionales ante temas polémicos como: financiamiento, explotación de recursos naturales o firma de acuerdos comerciales.
– Modernizador y Dinamizador de la Economía: La construcción de carreteras, hidroeléctricas, hospitales, escuelas, el fortalecimiento de la industria y agro-industria, la explotación de recursos naturales, o la reforma educativa, son algunos puntos de la modernización económica-social que atraviesa Ecuador, que se expresa como la continuación de un proyecto político-económico inconcluso, nos referimos al capitalismo incipiente, ocioso y dependiente que ha vivido el país desde finales del siglo XIX. La Revolución Ciudadana busca generar capital y conocimiento para su acumulación como mecanismo para una futura democratización de dichos recursos.
– Desmovilizador y desarticulador: La Revolución Ciudadana ha desmovilizado a la sociedad ecuatoriana, que actualmente ha perdido su capacidad de presión e incidencia social y política, por las siguientes razones:
· Constitución de Montecristi y la obra social: La consecución de buena parte de las plataformas de luchas y reivindicaciones históricas, desde la Constituyente, acomodó a la sociedad ecuatoriana que espera la acción y transformación desde el mismo gobierno; adicionalmente, la obtención de beneficios sociales ha mejorado las condiciones de vida de las y los ecuatorianos, generando una sensación de satisfacción social.
· Falta de organización consolidada y con legitimidad: En Ecuador la organización popular y de izquierda tuvo un carácter «reivindicacionista» y de espontaneidad, «se tumbaba gobiernos pero al día siguiente no se sabía que hacer», de igual manera hemos tenido una izquierda acostumbrada a ser oposición y resistencia, con falta de verdadera propuesta o de un proyecto político real, con «dirigentes sociales» que siempre tranzaron con los gobiernos defendiendo sus intereses particulares y deslegitimando la organización social. Por estas y otras razones varias organizaciones sociales e incluso partidos políticos se han dividido o desaparecido por acceder a ciertos espacios de decisión y de manejo de recursos a los cuales nunca antes tuvieron acceso, otras organizaciones que no accedieron a dichos espacios o perdieron prebendas se alejaron del proceso político, para posteriormente sufrir fracturas en sus bases sociales por acceder a dichos beneficios o espacios.
· Discurso Ciudadano: Desde el gobierno se utiliza un discurso de reivindicación de derechos fundamentales y de la eliminación de la pobreza, empero, es un discurso que invisibiliza las diferencias sociales, que oculta las inequidades históricas, incluso la misma lucha de clases; en líneas básicas es un discurso que argumenta: todos somos ciudadanos sin importar nuestra condición económica, todos tenemos acceso a los derechos y sus garantías, y para exigir su cumplimiento el ciudadano debe sujetarse a la institucionalidad ciudadana y al diálogo, jamás a la confrontación porque todos somos iguales y con las mismas oportunidades, es decir, un ciudadano es un sujeto de derechos, mas no un actor social y político.
Además, es un discurso maniqueísta que ha funcionalizado la participación ciudadana y la acción política frente al apoyo o no de la Revolución Ciudadana, es un discurso que habla de oportunismos, de ilegitimidad social, de la no suspensión de servicios básicos, del respeto a la institucionalidad, del diálogo, etc., es un discurso que no duda en valerse de todos los medios para posicionarse y legitimarse hegemónicamente.
– Pragmático y Utilitarista: Tal vez sea la característica principal de la Revolución Ciudadana, toda su política y acción se la mide en datos, encuestas y resultados, lo que se sirve funcionalmente se queda y se utiliza, lo que no se desecha y deslegitima. En términos futbolísticos es «resultadista» equipo que gana se repite, por ello el continuo reciclaje de funcionarios, tácticas de marketing y programas sociales.
¿Dónde estamos?
Por su naturaleza pragmática y utilitarista, el gobierno ecuatoriano ha construido un discurso que articula elementos tradicionales de izquierda y de derecha, podemos enumerar algunos de ellos:
Izquierda | Derecha |
Recuperación del Estado |
Excelencia y eficacia |
Democratización de los recursos |
Modernización |
Inclusión económica y social |
Concentración de riqueza |
Gratuidad y Calidad de servicios públicos y derechos |
Fortalecimiento de élites económicas (cambio de matriz productiva) |
Defensa de la Soberanía |
Acuerdos Comerciales |
Estos pocos elementos señalados son parte del Discurso Ciudadano que fue resultado de una composición política heterogénea, diversa y hasta antagónica de Alianza PAIS, desde su origen se formó con actores de izquierda del sector indígena, la iglesia, movimientos sociales, la academia, empresarios, hasta actores reconocidos de la derecha, esta realidad lo determinó como un movimiento en disputa -externa e interna- desde un inicio, y que actualmente se ha agudizado.
Alianza PAIS fue un crisol para los movimientos sociales y colectivos ciudadanos que fueron ignorados e históricamente rezagados de la política, al igual que refugio de actores políticos con una postura progresista, democrática y soberana. Si analizamos la historia de PAIS podemos encontrar que en él confluyeron los más variados sectores, desde una rama de Pachakutik hasta viejos militantes del PRE, cuyo objetivo en común era dejar atrás el fracaso neoliberal y organizar una Constituyente que cambie las reglas de Juego en un Estado en crisis, improductivo y desarmado.
Si bien se logró convocar a una Asamblea Constituyente de Plenos Poderes y aprobar su resultado, Alianza PAIS tuvo que construirse desde las estructuras del gobierno y no desde la acción social y popular, como un movimiento funcionalizado en torno a una figura política, dando como resultado un movimiento conformado en buena parte por funcionarios (burócratas), que muchos de ellos ni siquiera simpatizan con el proyecto político sino que trabajan por la defensa de sus intereses particulares; lo cual ha derivado en una fuerte separación y diferenciación ideológica, política y discursiva entre el Movimiento y el Gobierno, y entre el Gobierno y el Presidente.
La realidad de Alianza PAIS y el apartamiento del gobierno de los movimientos sociales, son las situaciones que han llevado a la propuesta de la reelección indefinida, debido a la falta de cuadros políticos, de propuesta y presión política dentro y fuera de PAIS.
Entonces, entre izquierda y derecha es complicado ubicar al gobierno de Rafael Correa, aún más con la resignificación y reconceptualización de estos términos en los últimos tiempos, éste es un trabajo necesario para la izquierda en el país, entender y desarrollar nuevas categorías y conceptos que definan la praxis revolucionaria y de izquierda. Sin embargo, por fines explicativos podemos colocarlo en un «centro reformismo-progresista» representante de un sector con beneficios sociales y económicos pero con una visión progresista, democrática y soberana en limitados términos.
¿De qué Socialismo me hablas?
Desde hace varios años se ha hablado que América Latina sigue la senda del Socialismo del Siglo XXI, sin embargo, en términos teóricos e ideológicos es algo que aún no ha aterrizado en una propuesta concreta, continúa en construcción y definición.
De los discursos del Presidente Rafael Correa podríamos resumir el Socialismo del Siglo XXI en los siguientes puntos:
– Ser humano sobre el Capital: la política nunca puede beneficiar al capital más que al ser humano.
– Control del mercado: Poner reglas claras al mercado para obtener beneficios para las mayorías, se habla de una Sociedad con Mercado en lugar de la Sociedad de Mercado.
– Revolución en Democracia: Se busca reformar el Estado capitalista dentro del orden democrático jamás a través de las «balas y las botas» o las revoluciones «violentas».
– Respeto de los Derechos y la Lucha Anti-corrupción
– Democratización de los recursos y las oportunidades
– Modernización y Recuperación del Estado
– Receta propia y no cuenta con manuales
A pesar de las categorías enumeradas, sería desatinado afirmar que en Ecuador se vive o se construye Socialismo por las siguientes razones:
– Se habla de colocar al capital sobre el ser humano, pero en la realidad el capital se ha beneficiado ampliamente en Ecuador, además se continúa buscando que el capital se beneficie así sea en menor porción.
– El mercado en Ecuador no ha podido ser controlado, al contrario se ha aumentado la concentración y la acumulación del capital y los recursos, al aceptar el mercado se acepta tácitamente la acumulación y la especulación.
– Se habla de revolución en Democracia, pero se ha vivido un reformismo en Democracia, buena parte de las estructuras económicas están intactas.
– La Garantía y Respeto de los derechos se han cristalizado en las leyes y reglamentos, pero su aplicación aún es ineficiente por la misma naturaleza del gobierno que no busca transformar radicalmente las estructuras imperantes.
Lo más importante que este gobierno no ha logrado y no tiene la intención de lograrlo para construir verdaderamente un proceso Socialista es confrontar la propiedad privada de los medios de producción, se habla de la rectoría de los sectores estratégicos del Estado, pero únicamente de los recursos naturales, por ejemplo, el cambio de la matriz productiva, se enfoca en fortalecer el sector productivo privado en lugar de desarrollar el sector público o la economía popular y solidaria. La democratización de los recursos y las oportunidades deben ir de la mano de una verdadera redistribución de los recursos y de los medios de producción, y no únicamente distribuir los fondos públicos y la obra social.
Es innegable que Ecuador atraviesa un proceso de grandes cambios políticos, sociales y económicos, pero no puede ser llamado Socialista por las razones antes desarrolladas y muchas más, la limitación de la construcción de un cambio radical y revolucionario, en especial, se debe por la misma voluntad política y el entendimiento de la política por parte del Gobierno.
Como sabemos algunos altos dirigentes del gobierno participaron del movimiento Boy Scout del Ecuador, lo cual –per se– no es malo, sino sirve para evidenciar ciertas características del proceso. Normalmente, se identifica al Boy Scout como una persona de buena voluntad, que hace las cosas para ayudar a los demás, y justamente, a ello nos llama el Presidente «en confiar en su buena voluntad», en saber que siempre se busca «el mayor bien pero el menor de los males», que todo se hace por la Patria, en otras palabras un «Gobierno de buena fe de buenas intenciones».
Con estas concepciones y afirmaciones se legitima un discurso esperanzador, pero maniqueísta que no vacila en tomar decisiones difíciles en contra de los principios antes pregonados, que incluso no duda en utilizar mecanismos ilegítimos o tachados de negativos por el mismo gobierno, pero eso no importa porque siempre es por causas loables y de buena voluntad.
Las transformaciones profundas y radicales no son actos de buena intención, son verdaderas rupturas de paradigmas y de estructuras, y justamente a esto es lo que hasta el momento no se ha aventurado el Gobierno de Rafael Correa, el Estado recuperado y fortalecido debe disputar el poder económico privado para su consecución y no sólo para su disminución.
En la otra mano, la Revolución Ciudadana cuenta con funcionarios altamente preparados y autoproclamados «técnicos nada políticos», bautizados como «tecnócratas» que son personas que no comprenden el proceso político de «transformación» que busca el gobierno sino que, solamente, trabajan en función de obtener resultados -que en teoría- beneficien a las mayorías y que aseguren el «puesto», sin importar el precio o los principios en juego, es decir, un «Gobierno por resultados» guiado por números y evidencias empíricas.
Por ello, hemos presenciado en innumerables ocasiones como el accionar del gobierno privilegia lo económico a lo social-político, a las grandes compañías en lugar de iniciativas populares, o a los «Ph.D´s» antes que a los dirigentes sociales, en otras palabras, la técnica sobre la política.
Finalmente, podemos indicar que el proceso dirigido por Rafael Correa se encuentra limitado y en un gran contradicción, si busca transformar el país debe enfrentar y cambiar radicalmente las estructuras económicas y la acumulación de la riqueza en el país, caso contrario no podrá superar el poder económico del país que busca ya no ceder más de lo que hasta ahora lo ha hecho.
Si bien Correa ha cumplido en su mayoría el Plan de Gobierno que propuso en 2006, debe radicalizar y profundizar la llamada Revolución Ciudadana caso contrario no dejará de ser un intento de reforma incompleto, y para este fin es indispensable tener una organización social que pueda proponer y presionar para una verdadera transformación del Ecuador.
Este documento presentado en el I Congreso de Ética y Filosofía Política, realizado del 23 al 25 de junio en la Universidad de Cuenca.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.