¿Flores…? ¡Flores para los muertos, fragancia de flor muerta para unos ojos muertos que ya no pueden ver! ¿Rezos…? ¡Rezos para los muertos, plegaria de amor muerta para unos labios muertos que ya no pueden ser! ¿Llantos…? ¡Llantos para los muertos, fulgor de vida muerta para unos pasos muertos que no podrán volver! Para ti, […]
¿Flores…? ¡Flores para los muertos, fragancia de flor muerta para unos ojos muertos que ya no pueden ver!
¿Rezos…? ¡Rezos para los muertos, plegaria de amor muerta para unos labios muertos que ya no pueden ser!
¿Llantos…? ¡Llantos para los muertos, fulgor de vida muerta para unos pasos muertos que no podrán volver!
Para ti, amado cronopio, que has vencido a la muerte y sigues de mi mano siempre vivo y presente, sólo la memoria agradecida, la voz enamorada, la mano abierta, sólo el eterno beso de la vida.
Y, en vez de flores, alas; en vez de rezos, aire; y en vez de llantos, risas.
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