En este artículo el autor establece una comparación entre el culto idolátrico que Bolsonaro profesaba por Trump con el que el ministro de Exteriores profesa a Pompeo.
Hay dos consensos contemporáneos en el área de estudios de las Relaciones Internacionales en Brasil. El primero se refiere al “gobierno” Bolsonaro (más pertinente sería denominarlo “desgobierno”), el más vendepatrias y colonizado desde el periodo en que Portugal estuvo controlado por el Reino Unido. Y, garantizando coherencia en el desastre, el ministro de Relaciones Exteriores, el ex diputado federal durante siete mandatos y ningún proyecto relevante, es tan desastroso como el titular del poder ejecutivo. Aún más, Ernesto Araújo es el peor canciller de la historia del ministerio de Relaciones Exteriores (MRE o Itamaraty).
Con todo, la conexión entre los protagonistas de ese show de horrores va más allá. Bolsonaro se ve en Trump, pero el espejo es retorcido: el ex capitán del ejército brasileño, que por poco escapó de ser expulsado de las Fuerzas Armadas, quiere ser el capacho de Estados Unidos, y no quiere generar las condiciones para crear excedentes de poder como país independiente. El presidente de la 12ª economía del mundo (que en un tiempo llegó a ser la 7ª) se resiste a gobernar y, como un elefante avergonzado de su propio tamaño, actuó durante dos años reforzando los desvaríos del ex gerente de casino que perdió frente al oligarca Joe Biden la elección indirecta del Imperio.
Por su parte, Ernesto Araújo hace lo mismo con el ex secretario de Defensa de Trump, el bufón Mike Richard Pompeo. En el inicio del gobierno Trump, aún en enero de 2017, Pompeo asumió como director-central de la CIA (la Agencia Central de Inteligencia de los EEUU), después de seis años como diputado federal por Kansas. En abril del año 2018, el ex oficial ingeniero militar del ejército estadounidense y bachiller en derecho formado en Harvard, asumía el departamento de Estado del Imperio. La toma de posesión de Pompeo fue en marzo, así pues, Araújo y su par estadounidense convivieron prácticamente durante la segunda mitad del peor gobierno de la historia de Estados Unidos.
sostiene A considerar el nivel educacional de ambos, o Pompeo y Araújo han sufrido serios daños cerebrales, de tal modo que le hayan provocado una profunda pérdida cognitiva, o mienten de forma descarada. Veamos. El ex secretario de Estado, en su campaña de “presión total” contra Irán, afirmó que el gobierno de Teherán está dando apoyo a Al Qaeda (https://noticias.uol.com.br/ultimas-noticias/afp/2021/01/12/pompeo-acusa-o-ira-de-ser-a-nova-base-de-operacoes-do-al-qaeda.htm). Eso es algo tan absurdo como la declaración de Bush Jr. acerca de la presencia de armas de destrucción masiva y de los vínculos del entonces gobernante Sadam Hussein con la misma red salafista creada por Arabia Saudí (https://www1.folha.uol.com.br/fsp/mundo/ft0710200401.htm). El ex primer ministro británico Tony Blair reforzaba la posición del mentiroso Bush Jr., hijo del empresario del ramo del petróleo que promovió la primera invasión de Irak (https://www.bbc.com/portuguese/internacional-36725962). Todos fueron debidamente desmentidos, así como Pompeo ahora.
En materias introductorias de formación del moderno Medio Oriente, tales afirmaciones son explicadas como mentirosas el primer día de clases. Muchas veces, estudiantes del primer semestre aprenden a identificar las agrupaciones socioculturales básicas de los países de nuestros ancestros y aprenden a, por lo menos, diferenciarlos. Parece que Pompeo se saltó esas clases. Otra posibilidad es que el “idiota trumpista” haya copiado el argumento de la película “Lions for lambs” (Leones y corderos en castellano), donde el mismo absurdo es repetido por un político estadounidense –también ex militar de carrera–, que ofrece esa mentira como un “gran reportaje” en el esfuerzo de guerra de Casa Blanca. O sea, siquiera hubo creatividad en el absurdo, sólo recordaron un argumento cualquiera y salieron repitiendo la mentira decenas de veces.
Aún durante el mes de enero de 2021, Pompeo se deshizo en elogios hacia Ernesto Araújo en las redes sociales, afirmando que: “No existe ningún ministro de las relaciones exteriores en el mundo que ame más la libertad que usted @ernestoaraujo. Usted, yo, libertad. ¡Sigue el juego” (https://twitter.com/secpompeo/status/1346161976666423298). Inmediatamente, el canciller brasileño respondió con igual la misma intensidad emocional: “@SecPompeo, su visión, su coraje y su dedicación a los ideales que consideramos más caros son una verdadera bendición. Patriotas americanos y brasileños estarán codo con codo, acontezca lo que acontezca. Sabemos que la libertad está en juego en todo el mundo. ¡Sigue el juego!” (https://twitter.com/ernestofaraujo/status/1346210301776179200).
El cinismo es parte constitutiva de Estados Unidos desde que los “dueños de esclavos” que se reunieron en Filadelfia realizaron los dos Congresos Continentales y declararon la guerra al Imperio Británico. El departamento de Estado, creado en 1789, reproduce esa postura cínica en la alianza con Francia contra la independencia de Haití, como el siglo XIX con la afirmación de la doctrina Monroe. Infelizmente, parece que el patrón es reproducido en el MRE con Araújo al frente.
Parte de ese juego cínico fue realizado en septiembre de 2020, cuando Pompeo creó un nuevo incidente diplomático con Venezuela, utilizando a Brasil como plataforma. El resultado fue una situación vejatoria, provocada cuando el secretario de Estado del gobierno fue al estado de Roraima e incitó al conflicto con el gobierno del país vecino. Araújo afirma que el gobierno Bolsonaro “reconoce el gobierno auto declarado de Juan Guaidó” junto a otros 56 países. No por casualidad, en la lista divulgada por el gobierno Trump en noviembre de 2019, estaba el gobierno de Israel (https://share.america.gov/pt-br/cresce-o-apoio-ao-venezuelano-juan-guaido/). Y, obviamente, la visita del ministro de Relaciones Exteriores del Imperio acabó siendo sometida al control del Senado, donde el ministro de Bolsonaro, autodenominado “defensor de Occidente”, fue llamado a prestar cuentas de la estupidez que su “ídolo” realizó con su aval (https://brasil.elpais.com/brasil/2020-09-24/ernesto-araujo-defende-que-visita-de-secretario-de-estado-dos-eua-foi-questao-de-direitos-humanos.html).
Araújo sin Pompeo? Bolsonaro sin Trump?
Tras la derrota de Donald Trump y la galopante reorientación en la política externa de los EEUU de Biden, caminando para la reanudación de los acuerdos globales y del multilateralismo (sin abrir la mano de la presencia y de la prepotencia imperial y militar), el MRE de Araújo y Bolsonaro queda aún más marginado. El canciller bloguero (es editor de la publicación metapoliticabrasil, una colección de absurdos y consignas de la nueva extrema derecha), afirmó en septiembre que “es bueno ser paria” (https://www.correiobraziliense.com.br/politica/2020/10/4884035-se-falar-em-liberdade-nos-faz-paria-internacional-que-sejamos-esse-paria-diz-ernesto-araujo.html), si ese es el precio de “hablar de libertad a través del mundo”. Curiosa “libertad” la posición del ministro que defiende “la cristiandad” imaginaria y aplaude el genocidio y apartheid israelí contra el pueblo palestino, incluyendo a las más del 11% de familias de credos cristianos de Oriente (considerando la diáspora en todas sus fases).
La misma “libertad” de Trump, que promueve el bloqueo económico contra Cuba, Venezuela e Irán. Aún en esta “lógica”, intenta afirmar la anexión en el Acuerdo del Siglo, o la normalización de la barbarie en los llamados Acuerdos de Abrahán con el establecimiento de las relaciones de Emiratos Árabes Unidos y Bahréin con el apartheid israelí. Araújo es capaz de elogiar todo eso, además de escribir demencias o reforzar posiciones mentirosas cómo las de Pompeo sobre Irán y el salafismo, reproduciendo el guión de una película. El mismo cinismo que esconde el hecho de que los aliados de los EEUU (Arabia Saudí) y de Israel (Emiratos Árabes Unidos), forman una coalición junto con Al Qaeda en la península Arábiga actuando conjuntamente en la guerra del Yemen.
Es prácticamente imposible mantener la posición de aislamiento y elogio de la extrema derecha mundial a través del ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil. Ernesto Araújo tenía en Mike Pompeo un ídolo y referente, del mismo modo que Bolsonaro elogiaba a Donald Trump. La tendencia es que la distopía del desastroso canciller brasileño se realice, encarnando la condición de portavoz mundial del país que se hizo paria porque quiso.
Bruno Beaklini (Bruno Lima Rocha Beaklini), de origen árabe-brasileña, es politólogo y profesor de relaciones internacionales y periodismo, y es columnista del Monitor del Medio Oriente.
Fuente: https://www.monitordooriente.com/20210126-ernesto-araujo-e-a-idolatria-com-mike-pompeo/