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¡Es el plástico, carajo!

Fuentes: Rebelión

«Si supiera que el mundo acabará mañana, aún hoy plantaría un árbol». Martin Luther King, Jr. Marcelo Bielsa, ex entrenador del Athletic Club Bilbao, solía alentar a sus chicos con frases sacadas de lo más profundo de su ser. Entre sus célebres expresiones, se encontraba la palabra carajo lo que comúnmente utilizaba ante los mortales […]

«Si supiera que el mundo acabará mañana, aún hoy plantaría un árbol». Martin Luther King, Jr.

Marcelo Bielsa, ex entrenador del Athletic Club Bilbao, solía alentar a sus chicos con frases sacadas de lo más profundo de su ser. Entre sus célebres expresiones, se encontraba la palabra carajo lo que comúnmente utilizaba ante los mortales para hacerles observar evidencias que ellos eran incapaces de percibir a simple vista. En estos días donde se vuelve a hablar de incineración como método ideal para reciclar y generar energía, cabe recordar que se trata de un elemento derivado del petróleo cuyas consecuencias tras su incineración son tan malas como tras su producción masiva. Parafrasear e al Gran Marcelo puede ser un buen inicio para este artículo de opinión.

Existen numerosos tipos de plástico que se producen para la sociedad capitalista de modo exponencial (HDPE, PVC, LPE…). EL modelo importa a la hora de contaminar más o menos en su producción pero también en su reciclaje. En el mundo se producen 322 millones de toneladas [1] . La tasa de reciclaje es muy baja y la Unión Europea se ha marcado en sus objetivos que para el año 2030 todo el plástico sea reciclado por consumidores e industrias tras su utilización. La filosofía del usar y tirar queda pues tocada según las nuevas directivas de la Unión Europea.

Y mientras, ¿Qué hacemos para alcanzar estos objetivos? Sin duda la reutilización es un elemento cercano a la gente por su capacidad de simplificar el proceso y de evitar la generación continua de residuos. Este elemento y su implementación dependen de la voluntad, la sensibilización y de la educación. Valores todos ellos relativos a una construcción más justa pero poco cercanos a la realidad del día a día. Un ejemplo negativo al respecto son las miles de toneladas que caen al mar en el día a día, produciendo efectos contaminantes graves y daños irreversibles en los ecosistemas marinos.

Además el capitalismo salvaje nos ha llevado al tráfico de basuras y a la creación de las consiguientes redes beneficiarias de la propia destrucción del planeta. Ante esta catástrofe inminente solo vale actuar y hacerlo de un modo radical, aprovechando las propias oportunidades que las directivas de la UE nos brinda. Estamos ante un hito similar como el que impulsó el control del uso y el acceso al agua de la ciudadanía promulgada por la ONU el 22-12-1993 a través de la celebración del día mundial del agua.

Eso sí, la reutilización del plástico y la inversión continuada en mejoras en el I+D+I en el mundo del reciclaje, debe ir unida a una política eficiente en el control de los residuos, los vertidos, las emisiones y el uso del agua. No podemos pensar en reciclar más a costa de gastar más agua en los distintos procesos o a través de la generación de más gases que disminuyan nuestra capacidad de control del efecto invernadero.

Volviendo al plástico, nos toca antes de que llegue 2013, poner en marcha medidas efectivas de reutilización y de reciclaje de plásticos. Para ello, es imprescindible, además de la sensibilización, poner en marcha un sistema eficaz de traslado de plásticos y de reciclaje de los mismos. Es imprescindible una ley de control de embalajes vasca, que limite la producción y distribución de estos y obligue a las propias empresas que venden productos al consumidor final aquí, hacer uso de plásticos reutilizados en cantidad no inferior al 80%. También se debe penalizar la producción de plásticos intensivos en la utilización de agua corriente, haciéndolos más caros y difíciles de producir.

Además hay que poner un límite claro a la cantidad de plástico que va a incineración, de tal manera que la propia factoría no pueda seguir quemando si rebasa ese límite y tenga que devolver estos residuos a sus dueños originarios. De esta manera además ponemos freno a las emociones de efecto invernadero aportando una micra al proceso de mejora de conservación de nuestra madre tierra.

Penalizar y fomentar debe ser una doble vía que la propia UE impulse y proteja pero sin esperar a ello, desde aquí, también nos podemos poner en marcha y ser pioneros en el reciclaje de plásticos. Al fin y al cabo, ¡Es plástico carajo!

Nota

[1] 2018ko otsailaren 25ª Berria egunkaria.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.