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El actor y activista Willy Toledo presenta en la Universitat de Valencia su libro “Razones para la rebeldía”

«Es un síntoma de mala salud vivir adaptado en una sociedad enferma»

Fuentes: Rebelión

Willy Toledo se identifica plenamente con una cita de Krishnamurti que repite en su libro «Razones para la rebeldía (Península, 2011): «No es síntoma de buena salud estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma». Podría ser ésta una de las reflexiones que guía su labor de activista, a la que nunca se suma como […]

Willy Toledo se identifica plenamente con una cita de Krishnamurti que repite en su libro «Razones para la rebeldía (Península, 2011): «No es síntoma de buena salud estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma». Podría ser ésta una de las reflexiones que guía su labor de activista, a la que nunca se suma como actor o personaje famoso que aporta exclusivamente su ego. Al contrario, Willy Toledo participa siempre como uno más, se trate de defender los derechos del pueblo saharaui, la revolución cubana o denunciar las torturas en el estado español. Toledo presentó el libro «Razones para la rebeldía», prologado por Julio Anguita y con la colaboración de Pascual Serrano, el pasado viernes en la Universitat de Valencia.

El actor afirma tener muy claro que «no vivimos en un sistema democrático», por múltiples razones. Y menos aún, subraya, tal como los políticos entienden la democracia, es decir, reducida a emitir una papeleta en una urna cada 4 años. Pero hay más: «tenemos un jefe de estado al que nunca hemos elegido y a quien recordamos con el brazo en alto en un balcón de la plaza de Oriente». «¿Y qué decir de la carta de amor escrita recientemente por José Bono a Fraga Iribarne, ministro de la Gobernación responsable de numerosos crímenes de estado con un gobierno fascista». «Muchos políticos nos toman por imbéciles», concluye de modo rotundo.

Pero el libro del artista, publicado a partir de sus conversaciones con Pascual Serrano, no se limita a formular afirmaciones categóricas. Apoya su contundencia en datos que confirman los asertos. Por ejemplo, cuando opina sobre la venerada transición española. «Entre 1975 y 1983 hubo más de 800 muertes políticas en España, sobre todo de la izquierda antifascista; pero no se nos cuenta esta transición sangrienta«, explica Guillermo Toledo. Al contrario, se ha construido un consenso basado fundamentalmente en el rol decisivo de la monarquía y los personajes procedentes del antiguo régimen.

Tampoco puede hablarse de democracia en el estado español, ha asegurado el actor y activista en la Universitat de Valencia, porque la ley electoral «castiga a los partidos minoritarios y consolida -más aún tras la reforma legislativa aprobada en marzo- un sistema bipartidista, o mejor, unipartidista, ya que el PSOE y el PP desarrollan políticas económicas prácticamente iguales». Por si fuera poco, un escaño le cuesta a formaciones como Izquierda Unida un número de sufragios 8 veces mayor que al PSOE y al PP.

Otro tanto ocurre con la justicia. «La Fiscalía General del Estado se pliega a los designios de Estados Unidos -según revelan los cables de Wikileaks- y desiste de actuar en el caso del periodista español asesinado en Iraq, José Couso». Toledo argumenta su desprecio por el funcionamiento de la judicatura con numerosos ejemplos: España cuenta con la mayor población carcelaria de Europa, mientras que se trata del cuarto país europeo en que menos delitos se cometen. «Por no hablar de la Audiencia Nacional, que funciona en la práctica como un tribunal político», asegura el actor.

Generalmente, las reflexiones políticas condensan una experiencia vital ligada a la militancia y una práctica de muchos años. En el caso de Willy Toledo, como subraya en el libro, también resulta decisivo el contexto familiar. Sus padres, de acendrado compromiso antifranquista, escondían en el hogar familiar a militantes comunistas, socialistas y anarquistas que se enfrentaban a la dictadura. Ya en la transición, su padre (médico de profesión) cosía puntos de sutura en los cuerpos de los activistas golpeados por los grises. Con este acervo familiar forjó su rebeldía, aderezada con las lecturas clásicas de la época: Marx, Bakunin, Mao, Ho-Chi-Min y el Che Gevara, entre otros muchos.

Ahora, ya como reconocido activista, Willy Toledo no oculta su «cabreo» y su «indignación» (tal vez los grandes motores del compromiso), particularmente con los medios de comunicación de masas, «que nos pintan un paisaje idílico y sin traumas, sólo alterado por fenómenos que más bien parecen accidentes meteorológicos, como la crisis, que llega sin que se sepa muy bien el porqué». «Los medios de comunicación actúan como los mercenarios armados del capital y sus intereses», resume el actor. «Son capaces de construir una imagen -por ejemplo, la de Gadafi- como el enemigo número uno del planeta, cuando sólo unos meses antes se reunía con Aznar, Zapatero y Berlusconi, o se paseaba por el Palacio del Elíseo; una vez la propaganda ha hecho su trabajo, llegan las acciones humanitarias con uranio empobrecido», concluye.

Al libro de Toledo no se le puede negar el coraje y el valor, pues bucea sin miedo en las vergonzantes sentinas del estado. Y lo hace con precisión y con informaciones verificadas. Así, no le duelen prendas en denunciar la práctica de torturas en el estado español, algo que sistemáticamente omiten los medios de comunicación masivos. Recuerda el autor de «Razones para la rebeldía» que -según el Centro de Documentación contra la Tortura- en la última década han sufrido torturas en el estado español 834 personas, estando bajo custodia policial o carcelaria.

El discurso de Willy Toledo puede calificarse de cualquier manera menos de timorato. Habla y escribe con trazos gruesos. Califica la Ley de Extranjería de «injusta», «inhumana» y «racista». Explica que a los inmigrantes considerados «ilegales» se les detiene e ingresa en Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) sin que hayan cometido ningún delito, por el sólo hecho de no contar con papeles en regla. «A los que, por carecer de documentación, se desconoce su procedencia, se les entrega a la policía marroquí para que los deje en medio del desierto»; «Marruecos desempeña un papel similar al de Gaddafi hace unos años, cuando ejercía de gran amigo de occidente», ha explicado Willy Toledo en la Universitat de Valencia.

Con ironía descarada, el actor sostiene que el euro es «el gran negocio de la historia de la humanidad». Para constatarlo, no son necesarias doctas investigaciones: «con la llegada de la moneda única, el café con leche pasó de 50 pesetas a 250». Y lo que es peor, «se ha atado a los países de pies y manos para que no dispongan de su soberanía económica». En el estado español, además, se hurtó el debate y la posibilidad de un referéndum sobre la constitución europea por temor al precedente de otros países, en los que la ciudadanía votó en contra.

Con estos ingredientes, elabora Willy Toledo la tesis de que en el estado español la democracia resulta una quimera. Y lo que es peor, no se auguran tiempos mejores, en un contexto de crisis y con la tijera de los recortes planeando sobre los servicios públicos y el estado del bienestar. ¿Soluciones? El actor ha suscrito los objetivos de Democracia Real Ya: «Darle la oportunidad al pueblo; hemos de tomar las riendas del presente y del futuro nosotros, porque el poder no nos dará nada motu proprio«. Ha lamentado, asimismo, las pocas opciones que quedan para hacer la revolución, pues «el enemigo está muy bien armado».

Por último, el activista ha realizado en la Universitat de Valencia una defensa abierta de la revolución cubana como «un referente actual e histórico de los pueblos pobres de este planeta -sean de África, Asia o América Latina- sobre cómo organizar la sociedad y construir el socialismo». «Pese a las críticas que se le puedan formular, nadie puede obviar que en las revueltas de Túnez y Egipto asomaban camisetas del Che Guevara o se aludía a los discursos de Fidel Castro». Y remata: «Cuba presenta unos indicadores de desarrollo humano con los que Estados unidos sueña; sólo en Miami hay mucha más miseria que en Cuba con sus 11 millones de habitantes».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.