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Entrevista a Rubis Camacho, escritora, teóloga, jurista, docente e investigadora puertorriqueña

“Escribo por vocación y destino, siempre con la misma felicidad”

Fuentes: Rebelión

Rubis Marilia Camacho Velázquez (Puerto Rico, 1959-) es una destacada mujer de la palabra divina y también de la escrita, destacándose como poeta, cuentista y novelista. Estudió su bachiller en Artes con concentración en Bienestar Social en la Universidad de Puerto Rico (B.A., 1981), continuando estudios teológicos en Divinidad en el Seminario Evangélico de Puerto Rico (M.D.,1984). Realizó estudios doctorales en Derecho en la Universidad Interamericana de Puerto Rico (J.D.), al cabo de los cuales se desempeñó como Jueza Administrativa. Tiene una maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón (M.A, 2007), y estudios doctorales en Literatura Puertorriqueña y del Caribe del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe (Ph.D.). Camacho Velázquez tiene publicados otros trabajos creativos. Uno de éstos, su primer libro de cuentos intitulado Cuentos traidores (2010) fue premiado por el Pen Club de Puerto Rico y el Instituto de Literatura Puertorriqueña en el 2011. El Ateneo Puertorriqueño le destacó como uno de los mejores libros del 2010. En el 2012, la editorial puertorriqueña Boreales le publicó su novela Sara: La historia cierta en Puerto Rico, y la editorial Letra Negra en Guatemala. Ese mismo 2012 salió también publicado por Letra Negra su segundo libro de relatos, El fraile confabulado. Tiene un poemario de amor en el amor lésbico, intitulado Safo: Ritual de la Tristeza (2015) publicado por Indeleble Editores en Guatemala. Su poesía lesbo-erótica es una muestra de los misterios de su vida pastoral religiosa y de que Dios obra por senderos de amor al prójimo como o desde sí o nosotros entre nosotros acá. Camacho Velázquez ha respondido a mis preguntas, y todas sus respuestas son para compartirles con vosotros.

 Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Recientemente publicó Tu rostro en la memoria (2018).¿De qué trató o tratas en esa vuestra primera novela?

– Rubis Marilia Camacho Velázquez (RMCV, en adelante) –

“Tu rostro en la memoria” es mi segunda novela. Abordé este género en el 2011 con un texto breve titulado “Sara: La historia cierta”, publicada por Boreales (una segunda edición en el 2012 por Letra Negra Editores/ Guatemala).

“Tu rostro en la memoria” relata la historia de Medrash: celtíbero, mercenario en las filas del ejército cartaginés (año 218), soldado al comando del gran Aníbal, sobrevivió a la fatalidad de la guerra para contar un hecho alucinante que vivió camino a la batalla de Tesino. Ese día, montado en el caballo, armado con espada y escudo, luchó con un hombre pequeñísimo. El hombrecito no tenía armas, pero no lo pudo matar. Otras historias se tejen alrededor de esta narrativa de viaje, mostrando los aspectos más controvertidos de la historia humana.

 WRS – ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

– RMCV – Examinaba algunos textos de Borges, cuando topé con el dato de su interés por la vida de los caballeros y soldados antiguos.  Procuré lecturas de esa naturaleza, y confirmé la riqueza y el gran reto de investigación que planteaba el desarrollo de una novela en semejantes contextos. La lectura de “Salambó”, novela histórica escrita por Gustav Flaubert (publicada en el 1862), cuya acción tiene lugar en el siglo III a. C., también avivó el interés por recrear espacios muy antiguos y construir personajes cuyas vidas bordearan los límites. A esa factura responden los personajes de “Tu rostro en la memoria”. Luego, meses de investigación sobre el mundo bélico (mapas de rutas, armas, estrategias de guerra, etc.) y la cultura cartaginesa (códigos religiosos, gastronomía, música, objetos caseros, costumbres, ritos de iniciación y ritos de tránsito, política, vestimenta, fauna, flora, medicina, arquitectura, etc.).

 WRS – ¿Qué relación tiene su trabajo creativo previo a Tu rostro en la memoria y vuestro trabajo creativo-investigativo entonces y hoy?

– RMCV – Asumo el oficio de escribir como un ejercicio del pensamiento o la razón, un acto de reverencia al lenguaje, es una manera de guardar palabras y emociones en un baúl imaginario para que el tiempo no destroce ni borre las historias o los versos.  Escribo por vocación y destino, siempre con la misma felicidad. Así era, antes de escribir “Tu rostro en la memoria”, y así desarrollo mis nuevos trabajos. Por supuesto, mis trabajos creativos o enfoques temáticos evolucionan, porque la escritora cambia. Cada vez tengo menos certezas, menos claridades, menos teorías, menos conocimiento; cada día confirmo la inutilidad de las fórmulas (piadosas o no) en relación a todo aquello que se vincule con lo humano. El mundo es un caos con algún orden interno (desconocido por mí), sumamente misterioso. Entonces, la pasión al escribir es la misma, pero mi literatura se convierte poco a poco en meras preguntas.

 WRS – ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de puertorriqueña-caribeña y su memoria personal o no de lo caribeño dentro de Puerto Rico y el Caribe?

– RMCV – La caribeñidad (ese concepto que apela a la conciencia colectiva de ser hijos e hijas de islas del bello Caribe) es una realidad de luz y color, sonidos y texturas, sabores y aromas, decires y cantares, que inevitablemente intervienen el carácter de sus habitantes. Mi escritura está plagada de esa luz, de esa esencia, de esa cultura natural. No obstante, toma un matiz diferente cuando la realidad me establece que soy escritora caribeña, habitante de una colonia, un país invadido. La zozobra de vivirlo se cuela, también, en cada texto, personaje, verso, aun cuando los lectores no lo adviertan, aun cuando yo no lo advierta. Es una especia de hiedra que subsiste en la pared, a un punto en que pared y hoja resultan un todo indivisible. Creo, sufro, pienso, disfruto y lucho la literatura desde esos contextos.

 WRS – Si comparas vuestro crecimiento y madurez como persona y escritora, con su época actual de escritora en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado?

– RMCV – En esta desembocadura o asomo a eso que llaman “madurez”, persigo modos lúdicos que facilitan mi fluir como mujer plural, como ente real e imaginario que desarrolla un discurso literario. Es una enorme responsabilidad. Se requiere cierto balance para escribir (aunque desarrollemos los temas del caos), pero los tiempos que enfrento son de una abominable corrupción y menosprecio por la vida. Mi trabajo creativo abre puertas y pregunta, cierra puertas y discurre, y termina aislándose para buscar en mis adentros.

 WRS – Rubis, ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico? ¿Cómo ha integrado vuestro trabajo creativo e investigativo a su quehacer literario?

 RMCV – Puerto Rico goza en estos momentos de un auge insospechado en el oficio de escribir; gente de todas las edades escribe, publica y participa de certámenes. En ese sentido, no es fácil delinear los perfiles de un núcleo generacional, si pensamos que las generaciones en la literatura se definen por las coincidencias temporales y preocupaciones temáticas, por un uso particular del idioma, por la forma en que enfrentan los mismos eventos, etc. Celebro los proyectos literarios de mis compatriotas, pero no siento pertenecer a una generación o tradición literaria particular, a la manera de la generación del 30 y su enfrentamiento a la dicotomía: España o Estados Unidos (sus definiciones de lo puertorriqueño, el jíbaro como símbolo, los temas del café y el tabaco, etc.), o a la manera de la generación del 40 y 50 y su atención al tema de la Guerra de Corea, la emigración a Estados Unidos, el urbanismo, etc. No me preocupa la inserción, porque las redes de información derribaron las fronteras, de modo que la comunidad temática o generacional; si se quiere, es mucho más amplia. Creo que mis enfoques temáticos tienen que ver con mis constantes cuestionamientos existenciales. Convivo con mis dudas, somos hermanas, pero en silencio, un tipo de clandestinaje o clausura.

 WRS – Ha logrado mantener una línea de creación literaria enfocada en la novela, la poesía y el cuento. ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo creativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

– RMCV – Las redes sociales permiten una difusión extraordinaria, así como la concreción de nuevos vínculos con escritores, escritoras, editoriales, gestores culturales, ferias, festivales, etc. En ese sentido, agradezco la recepción que tienen mis trabajos literarios (y los de mis compañeros) en y fuera de Puerto Rico. No obstante, sé que solo la buena literatura prevalece en el tiempo, más allá de los premios (con sus métodos de juicio tan desprestigiados), más allá del ruido mediático, más allá de las ventas. Será el tiempo y la academia quienes determinen algún día quién queda y quién desaparece.

 WRS – Sé que vos es de Puerto Rico. ¿Se considera una escritora puertorriqueña o no? O, más bien, una escritora, sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

– RMCV – Soy una escritora puertorriqueña. Cuando me siento a escribir, no puedo dejar en la puerta mi identidad, mi cultura visual, musical, literaria, religiosa, política, gastronómica, espiritual, amorosa… Ejerzo mi oficio desde mi cuna, es decir, mi puertorriqueñidad.

 WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y de género y su ideología política con o en vuestro trabajo creativo y su formación en la Universidad de Puerto Rico?

– RMCV – Me alegra que enciendas mis memorias en la Universidad de Puerto Rico. La sombra de sus arboledas, el viento entre las hojas, los estudiantes descansando sobre la hierba, los discursos fervorosos, los libros ardientes, la poesía de Gibran, de Matos Paoli, de Pura de Hamilton, los cursos con Maldonado Denis, el teatro y sus hechizos, La Biblioteca General, los rincones de Sociales… Fue un tiempo de asombro, desconciertos y valiosas decisiones ideológicas; una jungla tan diferente al patio de mi escuela superior. Durante ese tiempo, nunca me visualicé como escritora, aunque amaba la literatura. Todo me preparaba para ello. Debo a la escuela pública de mi país, a la Universidad de Puerto Rico, y a los ministros que pastorearon la iglesia protestante en la que crecí, mi deslumbramiento por las palabras y mi necesidad de comunicar.

 WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo creativo y a la temática ficcional del mismo? ¿Cómo ha variado?

– RMCV – He publicado seis libros: “Cuentos Traidores”, “El fraile confabulado”, “Sara: La historia cierta”, “Safo: Ritual de la tristeza”, “Tu rostro en la memoria” y “Curriculum Vitae”. Quienes me han leído reconocen mis constantes o manías temáticas. Eso ha permitido la identificación de cierto sector que apoya mi forma de contar. 

No escribo pensando en el público (aunque lo recomienden para atrapar a los lectores), detesto la fórmula hollywoodense: violencia, sexo y muerte. Permito que la historia me hable, que me trace el camino, que se vierta y se devele. Luego, el goce de contar. Esto no ha cambiado.

 WRS – ¿Qué otros proyectos creativos tienes pendientes?

– RMCV – Próximamente publicaré dos libros (terminados hace algún tiempo): “Las madreselvas son unas flores” (relatos verídicos) y “Los huesos de la cereza” (novela).

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.